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New York: Cratología del poder del dinero

New York: Cratología del poder del dinero

A mis compañeros de viaje y aventura: Tete Mendoza, Marco Ponciano, Ari Ponciano y David Esposito

 

Siempre me ha interesado conocer la naturaleza del poder. Oler desde sus entrañas ese tufo seductor, frívolo y vanidoso que lo envuelve. Por muchos años me resistí visitar las dos ciudades emblemáticas de la cuna de la Cratología (ciencia del poder) y sedes del imperio capitalista más poderoso de la tierra. Me refiero a Estados Unidos, el país más belicoso por excelencia con sus dos ciudades arquetípicas del poder: Washington y New York.

Después de vencer mi resistencia opte por visitar Nueva York, la urbe de hierro o la Gran Manzana, como se le conoce popularmente, sabiendo que Washington es la capital del poder político más importante del mundo y; Nueva York, a mi parecer, la más poderosa y enigmática ciudad, donde se asienta y diseña la economía mundial y todo lo que tiene que ver con la vanidad, la frivolidad y el consumismo, es decir,  donde surge el poder real, el poder fáctico, el poder del dinero, ese gran Dios universal, omnisciente, omnipotente, omnipresente. Esa potestad se encuentra en la Gran Manzana, que nada tiene que ver con la de Adán y Eva, aunque sí representa una gran tentación. Ahí donde el dinero es la ficción más poderosa que ha creado el Homo Sapiens, me interesaba sentirlo de cerca, para que moviera todas mis emociones y pensamientos.

Caminando rumbo a Wall Street calle situada en el bajo Manhattan, entre Broadway y el río Este. Considerado el corazón histórico del distrito financiero, es el principal y permanente hogar de la Bolsa de Valores de Nueva York. Ahí donde se fabrican ilusiones, donde las acciones de las empresas más poderosas mueven la economía mundial. Ahí donde los humores de los dueños del capital imponen todo su poder creando ilusiones con mentiras o caprichos o defendiendo sus intereses personales y económicos. El negocio es enloquecer al pueblo para exprimirle su conciencia hasta dejarlo como fieles borregos, deseoso de poseer dinero para consumir los placeres que provoca el capitalismo.

Mientras caminaba por esos enormes rascacielos, un viento helado frotaba mi rostro salpicado por una ligera llovizna y al cruzar las grandes avenidas rodeadas de esos modernos palacios de concreto como queriendo tocar a Dios para dar testimonio de su poderío. Mi cuerpo se erizaba por esa magnificencia con sus largas avenidas y calles mágicamente trazadas. En el interior de esos monumentales edificios con sus cientos o miles de oficinas repletas de neoyorkinos trabajando con todo su conocimiento e inteligencia para generar dinero, mucho dinero.

Cientos de mujeres exquisitamente vestidas luciendo su belleza y elegancia, los hombres trajeados y envueltos en sus abrigos, todos ellos apresurando el paso para llegar a tiempo a su trabajo. Son los obreros modernos que crean y le dan forma a los diseños de los nuevos productos de consumo para generar dinero fresco, todo el que se pueda. No me queda la menor duda que el nombre del juego es, simplemente, dinero, hacer dinero y mucho dinero, con talento, creatividad, innovación e imaginación.

Entre tantos rascacielos no le queda a uno más que sentirse pequeño e insignificante, cuando por fin, al doblar la esquina Wall St 22-51, estaba frente a frente ante la Bolsa de Valores y ahí  la escultura de la niña de bronce en pose retadora. Cabe decir, que esa escultura fue desplazada de su sitio original donde se encontraba frente al toro tradicional, símbolo del poderío financiero. La paradoja es que la niña de bronce fue colocada ahí para conmemorar el Día Internacional de la Mujer y significar la falta de diversidad de género en las empresas financieras, la propuesta emanó de la firma más poderosa State Street Global Advisors. Hasta con  su cinismo saben hacer dinero y justificar su indiferencia.

Hacia el Este se encuentra el embarcadero del ferry Estaten Island, donde se puede uno trasladarse a la Liberty Island y encontrarse cara a cara con  la Estatua de la Libertad, icono  del poderío de Nueva York y otra de las ficciones más poderosas que ha creado el Homo Sapiens, el de la libertad, para mover todos los sueños. Todos los pueblos y hombres anhelamos ser libres, pero  sabremos ¿Qué es la libertad?

De ahí, acompañado de mi familia nos dirigimos al Monumento conmemorativo a las víctimas del 11-S en Nueva York, la Zona Cero, a mi mente llegaron aquellos recuerdos con sus  imágenes de cientos de gente corriendo aterrorizadas y polvorientas provocadas por la caída de las dos torres gemela. En ese complejo se construyóel National September 11 Memorial & Museum, ahora nuevo icono del pueblo norteamericano. El complejo que construyeron en ese lugar es simplemente impresionante con un toque de exquisitez, símbolo de la opulencia  y del poderío; a un costado se encuentra la torre One World Trade Center, el edificio más alto del complejo que se pudo construir, con una elevación de 514.6 m, es el 2º edificio más alto del mundo. Tuve la oportunidad de subir a lo más alto a su mirador desde donde se contempla todo su poderío, su grandeza y el infinito. Desde ahí se puede contemplar el bajo, medio y alto Manhattan, Brooklyn, Queens, el Bronx, Staten Island y el Central Park, hasta New Jersey.

En esta ciudad mágica se conjugan los pilares de la Cratología del poder: Soberanía, Democracia, Justicia, Igualdad y Libertad. Hablaré de ellos  en el próximo artículo y cómo  se han entretejido, según mi percepción, al caminar por las calles de Nueva York.

*Ex catedrático investigador de la UAEM

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