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ESTRATEGIAS

El asesinato de Carlos Benítez

 

Esperamos equivocarnos, pero todo parece indicar que el cobarde asesinato del empresario cuautlense Carlos Benítez Sánchez, se sumará a otros que, aunque los autores materiales están detenidos, éstos no han delatado a quienes los contrataron, dejándonos no solamente con el dolor de sus ausencias, sino también con la duda de cuáles fueron los motivos que tuvieron sus victimarios para quitarles la vida.

Hablamos, por ejemplo, de Juan Manuel García Bejarano y su padre, Jesús García Rodríguez; del empresario Paul Vizcarra; del ex secretario de Seguridad Pública de Cuernavaca, Juan David Juárez, sólo por mencionar algunos.

Recordemos que José Fierro Escobar, homicida del joven empresario García Bejarano, purga una condena de 45 años de prisión, en tanto que Maximiliano “N”, el joven de 22 años que en mayo del 2019 ultimó a plena luz del día a Jesús García y a Roberto Castrejón, en poco tiempo recibirá también una condena similar.

En noviembre del 2020 el entonces secretario de Gobierno, Pablo Ojeda, dio a conocer la detención de los hermanos Emanuel “N” y Rafael Quintín “N” a quienes se les aseguró armas y drogas en un cateo. Según las huellas balísticas, ellos fueron los responsables del asesinato de Juan David, así como de un empleado del Tribunal Superior de Justicia al que confundieron con el jefe policiaco.

Se trata pues, de personas que fueron contratadas para asesinar a los antes mencionados a cambio de una cantidad de dinero. Pero ¿quiénes fueron los que pagaron para que les quitaran la vida y por qué? Es una incógnita que quizás nunca podamos resolver, máxime en estos tiempos en los que someter a algún tipo de tortura a un detenido es sancionado con cárcel, y si no pregúntenle a Murillo Karam.

En el caso que hoy nos ocupa, el homicidio del empresario Carlos Benitez, (mejor conocido como Bildmart porque así se llamaba su establecimiento comercial en Cuautla), es evidente que quien lo ordenó tuvo que haber invertido mucho dinero, pues al tener conocimiento de que contaba con protección de la Comisión Estatal de Seguridad Pública, los sicarios sabían que se jugaban la vida en ese “jale” como le dicen ellos.

De acuerdo a la información recabada, participaron de ocho a diez personas en el “operativo” a bordo de tres vehículos, sin contar con la gente que tuvo que haber hecho labores de “campaneo” en los días previos para conocer su rutina. Así, pudieron saber que Carlos llevaba todos los días a sus hijos a clases de música e inglés a bordo de una camioneta RAV, llevando en la parte delantera a los dos policías estatales que le habían asignado, y en el asiento trasero iba otro escolta que él pagaba por su cuenta y cuya identidad permanece en el anonimato.

Ese fatídico jueves 25 de agosto alrededor de las 18 horas, Bildmart pasó primero a dejar a su hijo a clases de música, y enseguida a la niña de 12 años a sus clases de inglés, en la avenida Reforma de Cuautla. La menor relató que ella baja de la camioneta acompañada de su padre y del escolta, cuando ve a un vehículo blanco llegar repentinamente y de éste se bajan varios sujetos de los cuales sólo uno llevaba pasamontañas.

Casi al mismo tiempo, dos sujetos armados se dirigieron a los policías y les dispararon toda la carga de sus pistolas por lo que no tuvieron tiempo de nada. El escolta alcanzó a reaccionar y disparó su arma para repeler la agresión, mientras que el empresario corrió a buscar dónde guarecerse.

De los tres balazos que recibió Carlos Benítez, sólo uno era de muerte, pues le penetró en el abdomen. Los otros dos le dieron en el glúteo y en el brazo. Su hija recibió un solo balazo en el cuerpo.

El vehículo en el que llegaron los sicarios, un Figo color blanco con placas de taxi de Cuautla, fue abandonado en el lugar. Tras perpetrar el ataque todos huyeron corriendo, menos uno, cuya edad no llega a los 20 años, que quedó a unos metros del lugar alcanzado por las balas del escolta de Bildmart, que también quedó herido sobre la calle.

Al llegar los primeros policías recibieron el dato de testigos presenciales que los homicidas habían huido en dos vehículos, una camioneta negra y un Mustang color blanco. Bildmart fue llevado en ambulancia a un hospital de Cuernavaca, donde lamentablemente falleció, en tanto que su hija fue atendida en un nosocomio cuya ubicación no fue revelada.

Cabe mencionar que en las siguientes horas al atentado, diversos medios de comunicación de Facebook dieron a conocer el fallecimiento del escolta e incluso de la hija del empresario, pero las autoridades no lo han confirmado.

Lo que sí confirmaron fue la detención de cuatro personas como presuntos responsables del homicidio. Se trata de cuatro hombres que circulaban a bordo de un Ford Mustang color blanco en el poblado de Tepetlixpa, estado de México, y que según el reporte de la policía mexiquense, escucharon en la frecuencia policiaca que estaban buscando un vehículo con esas características y al detectarlo en su circunscripción les marcaron el alto, los detuvieron y los pusieron a disposición de la Fiscalía del Edomex, misma que se declaró incompetente y los remitió a su similar de Morelos.

Ayer domingo fueron puestos a disposición de una jueza en el Penal de Atlacholoya, quien calificó de legal su detención (a pesar de que nunca se acreditó la flagrancia), y los dejó en prisión preventiva.

Llama la atención que los cuatro detenidos son profesionistas: hay un profesor de educación física, un abogado, un licenciado en administración de empresas y un elemento de la Guardia Nacional adscrito a la ciudad de Tepic que estaba “franco” ese jueves. Según la versión de sus familiares, los cuatro vinieron a comer a Cuautla y ya iban de regreso a su pueblo natal cuando fueron detenidos.

Pero, en el vehículo no encontraron armas, ni pasamontañas, ni les comprobaron que hayan disparado. La única prueba que los mantiene presos, es que una de las personas que presenció el ataque reconoció a dos de ellos en fotografía.

Opinión personal: Esas personas pronto estarán libres por falta de elementos para procesar, algo que seguramente ocurrirá en cuestión de días. Su permanencia en la cárcel se debe a la amistad entre los titulares de las instituciones involucradas.

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