La guerra energética que libran Rusia y la UE por el conflicto en Ucrania alcanzó este viernes un punto álgido. El monopolio gasista del Kremlin, Gazprom, anunció el cierre indefinido del gasoducto Nord Stream tras asegurar que ha detectado fugas de aceite en la única unidad compresora activa actualmente, y su arreglo “solo es posible por una empresa de reparación especializada”. Es decir, en las instalaciones que tiene Siemens en Canadá, país que incluyó a Gazprom en su lista de sanciones. El suministro estaba interrumpido —en principio por labores de mantenimiento— desde el miércoles y debía reanudarse este sábado de madrugada. El anuncio, a pocas horas de que se cumpliera el plazo, sume en la incertidumbre el futuro de ese bombeo, necesario para el abastecimiento europeo, y enfureció a Bruselas, que acusó a Moscú de recurrir a “pretextos falaces” para cortar el suministro.
El anuncio de Gazprom llegó pocas horas después de que el G-7 y la Comisión Europea pactasen imponer un precio máximo al petróleo ruso y la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, abogase por ampliar la medida a la importación de gas.
El cierre hasta nuevo aviso de Nord Stream agrava la tendencia de reducción constante del flujo del gas ruso a la UE. Según los últimos datos recopilados por el centro de estudios Bruegel, del 22 al 28 de agosto Moscú suministró en total 856 millones de metros cúbicos de gas al bloque comunitario, un tercio de lo bombeado en la misma semana de 2021 y muy lejos de su máximo histórico (3.811 millones).
Hasta el reciente agravamiento de las tensiones con la Unión Europea, el gasoducto Nord Stream, que va de Rusia a Alemania bajo el mar Báltico, era una de las grandes vías de entrada de gas en la UE desde Rusia. Sus tuberías llegaron a transportar un 40% de todo el gas que Moscú exportaba a la UE, aunque desde julio solo funcionaba al 20% de su capacidad. Tras su cierre, el suministro solo llega a la Unión por dos vías: el tubo que cruza Ucrania (envía 278 millones de metros cúbicos frente a 736 hace un año) y el que atraviesa Turquía (316 millones, un centenar más que en 2021). El gasoducto Yamal, que pasa por Polonia, lleva cerrado desde mayo.
“El suministro será suspendido por completo hasta que sean eliminados (los problemas) remarcados en el funcionamiento del equipo”, avisó Gazprom en un comunicado. La empresa adjuntó una fotografía donde se observa “una de las fugas identificadas”, un vertido de aceite junto a unos cables. Siemens Energy, proveedor habitual de turbinas de Nord Stream, ha asegurado que no hay motivos técnicos para parar el gasoducto, pues este tipo de fugas no afecta a la operatividad de una turbina y pueden ser selladas in situ como parte de un proceso rutinario. La empresa alemana ha añadido que el compresor de la estación afectada tiene otras turbinas que le permitirían seguir operando.
Pretextos falaces
La Comisión Europea recela de los argumentos técnicos que esgrime Rusia. “El anuncio de Gazprom de que una vez más cerrará Nord Stream bajo pretextos falaces es otra confirmación de su falta de fiabilidad como proveedor”, dijo el portavoz de la Comisión, Eric Mamer, en Twitter. El Ejecutivo comunitario, además, afirmó que lo ocurrido es “una prueba del cinismo de Rusia, ya que prefiere quemar gas en lugar de cumplir los contratos”.
Otras fuentes comunitarias interpretan que la decisión de Moscú es la respuesta a los planes de la UE para restringir los visados para los ciudadanos rusos y que, al ver cómo han subido las reservas de gas europeas, ha decidido dar una nueva vuelta de tuerca.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha asegurado que “el uso del gas como arma no cambiará la determinación de la UE”, que acelerará el camino hacia la independencia energética. “Nuestra obligación es proteger a nuestros ciudadanos y apoyar la libertad de Ucrania”, ha afirmado en un mensaje en Twitter.
Alemania, uno de los países más afectados por esta interrupción, acogió la noticia asegurando que está mejor preparada para los cortes de gas que en el pasado. Así lo afirmó un portavoz del Ministerio de Economía alemán. “Ya habíamos visto en las últimas semanas que Rusia no era de fiar, por lo que hemos tomado medidas para reforzar nuestra independencia de las importaciones de energía de Rusia”, señaló el portavoz en un comunicado. Y agregó: “Estamos mucho mejor preparados que hace unos meses. Son tiempos difíciles. Se requerirán mayores esfuerzos, pero estamos en el camino correcto para lidiar con la situación”.
El regulador de la red energética alemana incidió en la misma línea, pero insistió en que los hogares y las empresas deben reducir su consumo energético. “Es bueno que Alemania esté mejor preparada, pero ahora es el turno de todos y cada uno”, afirmo en Twitter Klaus Mueller, presidente del Bundesnetzagentur.
La UE cuenta en principio con un buen nivel de reservas de gas para afrontar el invierno. Los últimos datos del grupo Gas Infraestructure Europe señalan que ya se ha cumplido el objetivo de llenar al menos un 80% de los almacenes de gas de cara al invierno.
Tope al precio del petróleo
Mientras, ha empezado a perfilarse la nueva vuelta de tuerca en las sanciones a Rusia por la invasión de Ucrania. El pacto alcanzado por los países del G-7 para imponer un tope al precio del petróleo supone un paso importante “para reducir los ingresos y la capacidad de Rusia de financiar la guerra”. De ahí que se hayan comprometido a trabajar para que ese tope esté listo “urgentemente”. Además, Bruselas quiere ampliar esta medida al gas.
“Invitamos a otros Estados a introducir el límite que se diseñe e implementar esta importante medida”, apunta el comunicado final del encuentro mantenido en Alemania. Esta llamada es significativa, porque entre los miembros del G-7 hay países que renunciaron hace meses a comprar petróleo a Moscú (Estados Unidos, Canadá y Reino Unido) y otros que lo harán en pocos meses (Francia, Alemania o Italia, así como la gran mayoría de países de la Unión Europea). De tener éxito, esta medida puede ser más dañina que otras, ya que el petróleo es la principal fuente de divisas de Rusia: en 2021 los Estados miembros y Reino Unido compraron crudo por valor de 88.000 millones de euros.
Con el acuerdo de este viernes se repite la cadencia que se ha seguido otras veces que se han impuesto sanciones económicas importantes a Rusia por invadir Ucrania. Primero se llega a un pacto en el seno del G-7, un foro en el que Estados Unidos tiene un gran peso, y posteriormente se desarrollan y aprueban por la Unión Europea y otros países que se unen a estos castigos. Así pasó, por ejemplo, con el embargo de los activos financieros y la desconexión del código SWIFT de los bancos rusos, que se llevó a cabo a los pocos días de que Moscú abriera fuego contra Kiev.
“El límite de precio inicial se fijará en un nivel basado en una serie de datos técnicos y la coalición en pleno decidirá el límite inicial antes de su aplicación en cada jurisdicción. El precio máximo se comunicará públicamente de forma clara y transparente”, explica el comunicado, y añade: “La eficacia y el impacto del límite de precios se vigilarán estrechamente cuando sea necesario”.
Compromiso
“Al comprometerse a finalizar e implementar un tope de precios, el G-7 reducirá significativamente la principal fuente de financiación de Rusia para su guerra ilegal, mientras mantiene los suministros a los mercados energéticos mundiales al mantener el flujo de petróleo ruso a precios más bajos”, afirmó la secretaria estadounidense del Tesoro, Janet L. Yellen.
También el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, presente en la reunión, subrayó ese doble objetivo de los aliados para detener la guerra. “El G-7 necesita trabajar en establecer una amplia coalición global para diseñar el límite al precio e implementarlo conjuntamente para maximizar su efectividad”, añadió el italiano, consciente de que el talón de Aquiles que resta efectividad a las sanciones, tanto a las que se apliquen en el futuro como las que ya se están aplicando, es que haya países que no se sumen, lo que deja agujeros para que Rusia pueda saltárselas.
Que la Comisión Europea respalde esta medida no supone que vaya a ser fácil aplicarla en toda la UE porque requiere unanimidad y eso supone volver a negociar con el Gobierno húngaro de Viktor Orbán, gran aliado de Moscú entre los Veintisiete.
A finales de mayo, la UE acordó abandonar las importaciones de crudo ruso que llegan por vía marítima antes de acabar el año y mantener temporalmente las que llegan por oleoducto para que Alemania y Polonia amortiguaran el impacto, aunque se comprometieron a cortar estas compras a finales de 2022. Solo Hungría, Eslovaquia y República Checa mantendrían estas importaciones.
Reparaciones, revisiones “rutinarias” y fugas de aceite
Nord Stream funcionaba al 20% de su capacidad desde julio. Gazprom había parado dos de sus tres estaciones de bombeo de Portovaya por sus disputas con Canadá y la Unión Europea a cuenta de las sanciones impuestas sobre la gasística por el país norteamericano.
Ottawa retuvo en un primer momento una turbina que había sido enviada a reparar allí a finales de año debido a las restricciones que impuso por la guerra de Ucrania, pero posteriormente accedió a permitir su regreso para ayudar al bloque comunitario en su desconexión progresiva del gas ruso. Sin embargo, la pieza ha permanecido desde entonces en Alemania porque Moscú exige por escrito que Gazprom no será sancionada. Una segunda estación fue parada porque Gazprom adujo que también podría necesitar reparaciones.
Con esta pugna de fondo, la gasista anunció hace unas semanas una nueva revisión “rutinaria” de la estación de Portovaya entre el 31 de agosto y el 3 de septiembre. La Agencia Federal de Redes alemana denunció que esta medida era “incomprensible”. Ha sido en estas supuestas labores de mantenimiento donde Gazprom anuncia haber detectado, “junto con los representantes de Siemens”, una fuga de aceite mezclada con un compuesto sellador entre los sensores de velocidad de los rotores de baja y media presión, así como otra pérdida de líquido en la caja de un control automático. “Los daños detectados no permiten un funcionamiento seguro y sin problemas del motor de la turbina de gas. En este sentido, es necesario tomar las medidas apropiadas y suspender la actividad en adelante de la unidad compresora de gas Trent 60”, anunció la gasista.
El gigante ruso hizo hincapié en que estos problemas también fueron hallados antes en las unidades compresoras que “ahora se encuentran en un estado de parada forzada”, y adelantó que ha enviado una carta al director de Siemens para que tome medidas.
Este viernes, el portavoz de Vladímir Putin adelantaba que la operatividad de Nord Stream se encontraba al filo de poder retomarse por la falta de recambios, algo que se debía a las sanciones impuestas por Occidente tras el inicio de la guerra en Ucrania. “No hay reservas tecnológicas, solo una turbina funciona, piénselo”, respondió Dmitri Peskov a un periodista al preguntarle si el gasoducto reanudaría su actividad.