Reacomodos parlamentarios
Lo que está sucediendo al interior del congreso local no es ajeno a la descomposición política que vive Morena en el estado; para entender la decisión de algunos diputados de la 4T es imperativo recordar lo que sucedió en la elección interna del Movimiento de Regeneración Nacional y la postura que al respecto fijó la dirigencia nacional que encabeza Mario Delgado. Reitero: el partido se partió.
Durante varias semanas el bloque mayoritario de la cámara de diputados frenó el intento del G8 de controlar la mesa directiva durante el segundo año legislativo; el cierre de filas en ese grupo incluyó sendas advertencias de Eliasib Polanco y Óscar Cano, quienes en algún momento operaron en contra de Francisco Sánchez, dicen dentro de la cámara, por encomienda del gobierno estatal.
El esfuerzo de los diputados opositores se centró evitar que se juntaran los votos necesarios para cambiar al presidente de la mesa directiva, luego vino el proceso de elección de consejeros de Morena, el triunfo de Ulises Bravo y todo cambió.
El avasallamiento de la corriente política afín al gobernador Cuauhtémoc Blanco modificó la forma de ver las cosas en el congreso local, particularmente en un bloque morenista que no está de acuerdo con que el rostro del obradorismo sea el exfutbolista; esta circunstancia fue bien aprovechada por la legislatura opositora y a partir de ahí comenzaron una serie de diálogos y acuerdos que dieron paso a la ratificación de Francisco Sánchez como presidente de la mesa directiva y al cambio del coordinador en Morena.
La destitución de Arturo Pérez Flores fue sencilla dado que el diputado en cuestión es de muy bajo nivel, limitado en lo político, con poca preparación profesional y nula representación social; su llegada a la cámara de diputados derivó del apoyo que en su momento obtuvo de Rabindranath Salazar y la ola obradorista, pero luego de unas semanas de ocupar el cargo traicionó a quien lo apoyó y se dedicó a buscar beneficios económicos personales. Lo mismo hizo su hermano.
El reacomodo de posiciones en el congreso estatal va más allá de la simple ratificación de Francisco Sánchez como cabeza del parlamento local; los movimientos implican un ajuste total de la estrategia política de la cámara de diputados y la proyección de la legislatura hacia las elecciones del 2024. Es por demás decir que el parlamento local buscará ser un contrapeso social, político y legal de Cuauhtémoc Blanco en los meses que le quedan a su gobierno.
Los estrategas políticos neomorenistas están actuando de la misma manera que en su momento Rodrigo Gayosso, pero sin la habilidad ni la experiencia del hijastro incómodo. El plan político actual es una copia del gayossismo que se refleja en el control del partido, en el manejo de algunas estructuras del gobierno estatal y un grupo de diputados. Obvio: si siguen por el mismo camino que ya vimos que fracasó, no hay motivos para pensar que ahora el resultado será diferente.
Políticamente hablando lo que sucede en el congreso local amerita una atención puntual de parte de quienes tienen la responsabilidad de conducir por buen camino la política interna del gobierno estatal; con el ajuste de la semana pasada el G10 sumó cuatro nuevos votos y podrá hacer legalmente lo que quiera.
El intento de intervenir en la vida parlamentaria local a través de Eliasib Polanco y Óscar Cano falló y lo mismo sucederá ahora que tratan de inflar artificialmente a Arturo Pérez Flores. El error de quienes intentan influir en ese espacio radica en su falta de conocimiento de los actores políticos locales y en su lógica de que con dinero todo se puede lograr en política. Por cierto: lo mismo pensaba Gayosso.
Francisco Sánchez es un actor político de mucho más nivel que quienes intentaron derrocarlo y con más aliados de los que los neomorenistas pueden juntar; peor: luego del reacomodo de piezas en el partido de la esperanza lo que estamos viendo es una división dentro de todas sus estructuras y un pleito que, en el caso de la cámara de diputados, puede dar pie a acciones legales y políticas en contra del gobernador.
Entendamos algo: la apuesta de la triada política del gobernador ha sido desde el principio por la conciliación, por el diálogo y la pacificación social y política morelense; pero hay una contraparte que opera en paralelo a ellos, que tiene la mira puesta en el 2024, que actúa con una visión electoral, con operadores políticos de bajo nivel y sin tomar en consideración que muchas de las acciones que lleva a cabo van totalmente en contra de la estabilidad política y la imagen del gobierno estatal.
La premisa de reforzar a Cuauhtémoc Blanco en los últimos dos años de su mandato debería ser la prioridad en todos sus aliados y el eje conductor de todas las acciones que se llevan a cabo; pensar en el 2024 sin tomar en cuenta lo que puede suceder en el 2023 es un gravísimo error de cálculo que, como en la era de Rodrigo Gayosso, echará por tierra el enorme esfuerzo institucional que llevan a cabo Mónica Boggio, Samuel Sotelo y Víctor Mercado.
El daño político causado al cuauhtemismo en el congreso estatal puede ser irreversible y sumamente costoso si la nueva dirigencia estatal de Morena no anticipa lo que puede suceder; recurrir a una vía jurídica o presionar a los morenistas locales con la dirigencia nacional no cambiará nada, pues aunque Mario Delgado ha demostrado ser un fiel escudero del gobernador, sus representantes populares también han dejado claro que no acatarán a pie juntillas lo que les pide una dirigencia sin compromiso ni liderazgo, como la que representa el nativo de Colima.
Hacer política en Morelos nunca ha sido sencillo; hacerlo sin conocer quién es quién en el escenario local es imposible.
posdata
Fue la diputada Paola Cruz quien se encargó de presentar al diputado Alberto Sánchez como nuevo integrante de la bancada del Movimiento de Regeneración Nacional en el congreso de Morelos; la legisladora no mostró a su homólogo como militante de Morena, sino como alguien que se adhería al grupo parlamentario; en ese mismo acto la dama introdujo a Macrina Vallejo como nueva coordinadora parlamentaria en sustitución de Arturo Flores.
Imaginemos lo que puede venir luego del reacomodo de piezas en el bloque morenista de la cámara de diputados: 1- Tras la acusación de Arturo Flores, Ariadna Barrera y Edi Margarita y con el respaldo total de Ulises Bravo, puede venir un reclamo fuerte del dirigente nacional de Morena Mario Delgado y la amenaza política de que, o acatan sus indicaciones o perderán cualquier esperanza de competir bajo las siglas de Morena en el 2024.
¿Cómo reaccionarían los diputados locales a ello?
En ocasiones anteriores Mario Delgado ha dado línea política pública a sus diputados locales y ha advertido (amenazado) que de no atender sus indicaciones se harían acreedores a una sanción que puede llegar hasta la expulsión; la última vez que dijo algo así se refirió a Arturo Flores y a pesar de que éste no hizo caso a la orden de su dirigencia nacional, nunca le hicieron nada.
Supongamos que esta vez el dirigente nacional sí se pone firme y cumple sus amenazas ¿Tiene los elementos para castigar a sus diputados? ¿Lo respaldaría su consejo nacional y las instancias correspondientes? ¿Se atrevería a expulsar a sus representantes populares por un asunto así? ¿Tomaría el riesgo de generar un sisma mayor en su partido en la víspera de la sucesión? Yo creo que no.
Visto el escenario político de los morenistas locales, es sumamente complicado que a muchos les abran las puertas del partido en el 2024; los neomorenistas tomaron por asalto el partido y los espacios donde podrían competir Paola Cruz y Macrina Vallejo parecen desde ahora destinados a figuras de la nueva corriente obradorista. ¿De qué les sirve alinearse cuando en Morena ha quedado claro que las cosas se ganan a la mala?
El entuerto en el que se encuentran los morenistas locales no es menor, ni se circunscribe a la vida interna de ese partido; los efectos de lo sucedido en el proceso de elección interna se ven en otros lados, como el congreso, y generarán escenarios complicados para la administración estatal si no se atienden pronto y se apuesta por la conciliación.
No conozco los estatutos y reglamentos de Morena, pero a simple vista no parece que la otrora coordinadora morenista haya violentado nada. Item más: con el asesoramiento legal y político del G10 es más que claro que Paola Cruz y Macrina Vallejo ganarán la batalla jurídica.
nota
La alianza electoral que no serán capaces de concretar las dirigencias de los partidos políticos en Morelos podría lograrse en el congreso local; el presidente del Partido Revolucionario Institucional Jonathan Márquez no tiene capacidad, talento ni calidad moral para sumar a otras fuerzas, la presidenta del Partido Acción Nacional Dalila Morales no mueve un dedo si no se lo autorizan los hermanos Martínez Terrazas y en el Partido de la Revolución Democrática, un partido sin registro en el estado, está un alfil de Rodrigo Gayosso.
Los diputados opositores en la cámara local tienen una ascendencia importante en sus respectivas regiones; si contabilizamos el número de ciudadanos que gobiernan las administraciones municipales de oposición, entenderemos que más de la mitad de los ciudadanos morelenses son gobernados por un partido distinto a Morena.
Estos aspectos los tienen claros en la cámara, de ahí la construcción de un proyecto político con mucho más consistencia, inteligencia y alcance del que pueden conseguir las dirigencias estatales. Dejar de ver este aspecto o despreciar el liderazgo de los legisladores es un serio error de cálculo.
Item más: en el congreso local el bloque multipartidista ya incluye a una parte de Morena y obviamente a las corrientes y estructuras que representan estos legisladores.
Lo que está pasando en la cámara de diputados no es poca cosa.
post it
La diferencia entre hacer política con dinero y hacer política con inteligencia es que en el primer caso se cometen gayossadas y en el segundo se logran 14 votos y mayorías legislativas.
redes sociales
Graco el caco salió de las penumbras para responderle al gobernador Cuauhtémoc Blanco; el miércoles el mandatario estatal declaró que aún tenía la esperanza de que su antecesor fuera detenido por los actos de corrupción cometidos a lo largo del sexenio y puso como ejemplo el desvío de 700 millones de pesos en la construcción del estadio de fútbol Agustín Coruco Díaz de Zacatapec.
Ni tardo ni perezoso el tabasqueño tuiteó desde sus redes sociales: “El estadio Coruco Díaz en Zacatepec es una importante obra de ingeniería que superó sin ninguna afectación el sismo 2017. El inútil futbolista lo tiene abandonado porque no sabe de la historia del Zacatepec. Eso si lo usa y lo presume con sus amigos. 3 auditorías. El que afirma prueba”
Desde que dejó el cargo es la primera vez que el perredista se dirige de esa forma a su sucesor; en ocasiones anteriores hacía referencias veladas, cuidadosas, pero esta vez fue directo y utilizó un adjetivo que muestra no solo su desprecio, también deja ver una postura retadora.
Graco Ramírez ya le perdió el miedo a Cuauhtémoc Blanco, ahora lo confronta públicamente y en privado opera política y legalmente en contra su gobierno; la mano del tabasqueño está detrás del grupo que intenta conformar un bloque opositor en el 2024 y también al lado de aquellos que suman elementos en contra de varios funcionarios estatales.
Al exgobernador se le puede acusar de ladrón y no faltan razones para ello; lo que no se le puede considerar es un tipo tonto. Ese puede ser el pecado de quienes a lo largo de cuatro años lo han perseguido sin hacerle nada y en breve estarán en sus mismas condiciones.
Graco no ladra, él muerde.
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