Estamos retrocediendo y no lo sabemos
Más del 90 % de los países del planeta han experimentado involución. La ONU habla en su último informe de un “contexto de incertidumbre sin precedentes” que polariza y paraliza a la sociedad. La cuestión es que estamos viviendo a prisa y estamos tan absortos con la frivolidad de los acontecimientos y distraídos en las redes sociales que nos impide cobrar consciencia del proceso de involución que estamos experimentando.
Los indicadores de progreso como la esperanza de vida, la educación y la economía debido a la pandemia, las guerras y el cambio climático desde 2019 van a la baja ¡hay nanita! Y luego los desatinos de nuestros gobernantes ¡no ayudan compadre! Solo alcanzamos a ver como nuestros bolsillos se desinflan, las oportunidades de trabajo brillan por su ausencia y la inseguridad crece y crece y crece…
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en su reciente informe de 2022, nos alerta de que los indicadores de desarrollo humano han retrocedido a los equivalentes de 2016. Los autores del informe señalan que estamos viviendo un “contexto de incertidumbre sin precedentes en la historia”, según sus palabras, que alimenta la sensación de inseguridad y desconfianza mutua. En que se traduce este fenómeno en lo social, me parece, que estos dos fantasmas de la inseguridad y desconfianza, son los ingredientes perfectos para abonar la anarquía y nos regresan a la ley de la selva ¡sálvese el quien pueda!
Parece trágico, pero por los indicadores eso está sucediendo y no hay manera de ocultarlo, aunque alguien diga que tiene otros datos. Los indicadores apuntan a que seis de cada siete personas se sienten inseguras y menos del 30 % de la humanidad cree que puede confiar en otros. Una sociedad para que progrese requiere que haya unidad y confianza, que sus integrantes sumen y multipliquen y; que no dividan y resten. Bajo un entorno de desconfianza, restar y dividir, resulta lo más fácil y simple.
La reconstrucción de índices de bienestar nos puede llevar décadas y tal vez sea demasiado tarde. Me parece oportuno recordar que los seres humanos nos movemos más por nuestras emociones que por nuestra racionalidad, de ahí la importancia del estudio, el cual refiere que “La mitad de la población actual no ve progreso en su nivel de vida en relación con el de sus padres. Y alrededor del 40% de los que tienen más educación que sus progenitores no perciben que están mejor”. Este fenómeno se está reflejando en los crecientes niveles de estrés, ansiedad y depresión entre la población, así como el incremento de suicidios entre los jóvenes ¡Tomemos conciencia ya!