Edomex: en el PRI solo dos finalistas; Josefina no va por el PAN
El pasado lunes arrancó —de manera formal— la sucesión en el Estado de México. Y para que “nadie se haga bolas”, el banderazo de salida estuvo a cargo de Eruviel Ávila, acompañado por el líder del PRI, Enrique Ochoa, y por los interesados en la estratégica sucesión mexiquense.
Para nadie es nuevo que las elecciones mexiquenses serán “la joya de la corona” en junio de 2017, ya que se trata de la entidad con el mayor número de votos en el país y del triunfo y/o la derrota del PRI dependerá la ruta que seguirán para 2018 partidos como PAN, PRD y Morena.
Además, una alianza electoral ganadora entre PAN y PRD en el Estado de México —en la sucesión de Eruviel Ávila— podría ser antecedente de una alianza presidencial de esos dos partidos en 2018.
Sin embargo —y a pesar de que el arranque de la sucesión mexiquense se plegó a la ortodoxia del viejo PRI—, lo cierto es que en el escenario del partido tricolor solo despuntan tres precandidatos con posibilidades de competir por el gobierno estatal.
Nos referimos, en ese orden, al líder del PRI mexiquense, Carlos Iriarte; a la senadora con licencia y secretaria estatal de Educación, Ana Lilia Herrera, y al diputado federal Alfredo del Mazo. ¿Solo tres? ¡Sí, solo tres!
Por eso la primera interrogante es por qué de una baraja de casi diez pretendientes que salieron del arrancadero hoy se reduce solo a tres potenciales candidatos del PRI. Más aún, en rigor la lista de aspirantes podría terminar solo en dos: una mujer y un varón. ¿Por qué?
Porque la del Estado de México no solo será una elección de exigencias políticas extremas —porque será la prueba del ácido, o la prueba de fuego para 2018—, y porque el gobierno de Peña Nieto y la gestión de Eruviel Ávila no pueden darse el lujo de perder la casa del Presidente. En el Estado de México el PRI y el gobierno federal se juegan mucho más que un gobierno estatal.
¿Y eso qué?
Pues casi nada: que el PRI no puede jugar al ensayo y error, sin tener elevados márgenes de derrota. Dicho de otro modo, que el PRI mexiquense debe asegurar —sí y solo sí— la victoria en la sucesión estatal. Y por esa razón debe apostar a cartas seguras.
Según las encuestas serias, hoy solo dos candidatos reúnen —en ese orden— las cualidades y simpatías como para enfrentar una elección en donde no se descarta una alianza PAN-PRD. Se trata de Carlos Iriarte y de Ana Lilia Herrera. ¿Y dónde queda Alfredo del Mazo?
Sin duda que Del Mazo es un buen candidato. Sin duda algunos sectores influyentes del PRI mexiquense lo consideran el sucesor ideal de Eruviel Ávila. Pero resulta que a Del Mazo —igual que a Carolina del Mazo, secretaria general del PRI— le pesa que son parientes directos del presidente Peña Nieto.
Es decir, en una campaña abierta, con muchas apuestas lanzadas para que el PRI sea derrotado y con posibles alianzas opositoras, los Del Mazo cargarían con todo el lastre de la imagen negativa de Peña Nieto. ¿Estarán dispuestos a correr ese riesgo en el PRI en el Estado de México?
Parece que no, a pesar de que cada vez se aleja más la posibilidad de una alianza
PAN-PRD en el Estado de México. Y es que ya es un hecho que la ex candidata presidencial Josefina Vázquez Mota no se presentará como candidata del PAN mexiquense, sino que buscará una senaduría. Y sin Vázquez Mota en el Edomex, la fuerza del PAN se reduce a la de un partido testimonial, sin cartas de negociación frente a un PRD cada vez más fuerte en esa entidad.
Y es que hoy en el PRD nacional el grupo hegemónico es el de Héctor Bautista —jefe de la corriente IDN—, que al mismo tiempo tiene su mayor influencia en el Estado de México. Y Héctor Bautista es el más feroz impugnador de una alianza con el PAN.
¿Pero saben quiénes son Carlos Iriarte y Ana Lilia Herrera? De ello hablaremos en otro momento.
Al tiempo.