* DE MARCHAS Y BLOQUEOS
No me parece que la marcha de ayer haya marcado una diferencia abismal con relación a otras ejecutadas por los mismos opositores a Graco Ramírez durante la actual administración, como para suponer que será un parteaguas y se advierta encaminada a lograr el objetivo principal de los promotores: la renuncia del titular del Poder Ejecutivo. Si aplicamos términos claros, la manifestación fracasó porque no logró convertirse en el hito histórico frente a las crisis argüidas por los transportistas, los burócratas sindicalizados, los cristianos católicos y los universitarios, liderados todos principalmente, en los hechos, por el porro y preparatoriano rector Alejandro Vera y el cínico obispo Ramón Castro. Le llamo porro y preparatoriano a Alejandrito debido a su actitud demostrada en Palacio de Gobierno cuando brincó una valla de seguridad dizque para “tomar” el inmueble. Fue una reverenda payasada, provocadora desde luego, siendo seguido por nuevos tránsfugas de la política local, a quienes me referiré en otra ocasión.
La advertencia de que serían 100 mil los participantes en la “Marcha por la Seguridad, la Justicia y la Dignidad” (membrete donde se exhibe la influencia de Javier Sicilia sobre el grupo) y de que con ella se acabaría el mundo, o al menos Morelos, se quedó muy lejos de la realidad. Como es frecuente en estos casos se manejan diversas cifras en cuanto al número de participantes, pero entre las corporaciones de seguridad y de inteligencia, y aún frente a los números más optimistas de algunos organizadores, el número promedio que se difundió es el de 20 mil (la Policía Vial de Cuernavaca habló de 14 mil). Efectivamente: son muchos, pero el aforo es parecido al de otras movilizaciones. Es así como hago la inevitable pregunta: ¿Dónde quedó la fuerza de los cien membretes adheridos al autodenominado Frente Amplio Morelense (FAM)? En Cuautla y Jojutla se percibieron también cantidades ínfimas de manifestantes.
Quienes quedaron mal parados con esta movilización fueron los transportistas, fundamentalmente los afiliados a la Federación Auténtica del Transporte y Rutas Unidas de Cuernavaca, organizaciones lideradas por Dagoberto Rivera y Aurelio Carmona, respectivamente. Me queda claro que son antipáticos para la población y que los usuarios lejos estaban de animarse a respaldarlos en su lucha, pero con la demostración que hicieron ayer han quedado con peor imagen. Al dejar de circular por las calles y avenidas de Cuernavaca le dieron la oportunidad al usuario del servicio colectivo y a los automovilistas, de tener una probadita sobre lo que podría ser la circulación y el ambiente en la ciudad sin el molesto ruido, la contaminación y los vicios del peligroso manejo de los ruteros. Y créame: esa experiencia, que se puede hacer permanente con la entrada del Morebús, fue considerada positiva. Además, al estacionar sus unidades para bloquear las principales calles del centro, no solo molestaron a la gente obligándola a caminar largos tramos o al dejar su coche atrapado en algún estacionamiento, sino confirmaron el hastío de quienes ya no aguantan más vehículos sucios, viejos, destartalados, que ofrecen una pésima calidad de servicio a los morelenses.
La decisión del rector Alejandro Vera de involucrar a Dagoberto Rivera y Aurelio Carmona en las acciones de la UAEM por la defensa de su “autonomía” tendrá consecuencias. El funcionario académico ha sido cuidadoso en no quebrantar la ley (hasta cierto punto) con sus movilizaciones, pero la mafia transporteril no opina ni actúa igual. Se han enriquecido a costa de la explotación de choferes y las componendas con gobiernos anteriores. Y la FEUM ha estado apoyando a permisionarios venales que no respetan el descuento de 50% contemplado por la Ley del Transporte a estudiantes. Por lo demás, Gerardo Becerra y sus huestes de la CMMC (incluidos los conflictivos transportistas) cumplieron su amenaza de bloquear carreteras y avenidas importantes. Hasta donde estoy informado, les será aplicada la ley en materia de vías federales de comunicación. A ver.