24 espionajes selectos
La paranoia es una marca indeleble en la cabeza del presidente Andrés Manuel López Obrador. Este fin de semana en una gira por Guerrero, abrió una pequeña ventana al pasado sin revelar detalles, cuando dijo que podría pensar en ampliar su mandato presidencial, pero no lo haría porque sería traicionar sus ideales. En realidad, desde los primeros meses de su administración lo evaluó, pero se desistió porque haber modificado la Constitución le habría dado la misma posibilidad al expresidente Felipe Calderón, a quien verdaderamente teme.
La misma paranoia impulsó en un principio la incorporación de las Fuerzas Armadas a la vida civil. Asesorado por el núcleo más duro en su entorno, montados en su fijación del golpe de Estado a Salvador Allende, en Chile, en 1973, con la ayuda del gobierno de Estados Unidos y la empresa de telecomunicaciones ITT, con un presunto manual de la CIA sobre desestabilizaciones y la idea de que “la derecha” actuaría en su contra, fue dándoles contratos, funciones, poder y dinero para, alegaban, civilizar a los militares. Ningún asesor estimó cuáles serían los factores objetivos para un camino como el de Allende, ni la vecindad con Estados Unidos, como un aspecto de la geoestrategia a considerar.
La paranoia ha sido un motor para las acciones y decisiones del Presidente. Y ahora, con la colaboración del fiscal general, Alejandro Gertz Manero, viene una nueva faceta con el proceso electoral para el cambio de poder en 2024. Un grupo externo del fiscal, mantenido en la oscuridad, inició un seguimiento de las comunicaciones de 24 personajes de la política para conocer sus propuestas sobre la elección presidencial, sus alianzas y estrategias, que se añadirán a otra lista, un poco más voluminosa de empresarios, periodistas y líderes de organizaciones sociales. Es decir, bajo la racionalidad de la conspiración, el espionaje político.
Funcionarios federales revelaron a quiénes se les está dando seguimiento, donde se incluye a dos gobernadores priistas que han sido condescendientes con López Obrador, Alfredo del Mazo, del Estado de México, y Alejandro Murat, de Oaxaca. El primero no ha dado ninguna señal de aspirar por la candidatura presidencial, a diferencia del segundo, y enfrentará el próximo año la elección en su estado para la gubernatura, que es considerada como el proceso que determinará el futuro del PRI.
También figuran cuatro gobernadores del PAN, Diego Sinhue Rodríguez, de Guanajuato; Maru Campos, de Chihuahua, Mauricio Kuri, de Querétaro, y Mauricio Vila, de Yucatán. Los cuatro son algunas de las figuras que han sugerido que buscarán la candidatura presidencial. Otro más que quiere ser candidato, Santiago Creel, actual presidente de la Cámara de Diputados, es otro de los políticos a quien se le han intervenido sus comunicaciones.
Están los líderes de los partidos de la moribunda alianza Va por México, Marko Cortés, del PAN; Alejandro Moreno, del PRI, y Jesús Zambrano, del PRD. Igualmente, los coordinadores de las bancadas del PRI y el PRD en el Senado, Miguel Ángel Osorio Chong y Miguel Ángel Mancera, así como el coordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, Rubén Moreira.
En la lista de políticos espiados a la que se tuvo acceso, no se explican las razones del porqué se hizo esta selección, aunque un buen número de nombres aparece también en la relación de 43 posibles aspirantes a la candidatura presidencial de la oposición, compilada por el vocero presidencial, Jesús Ramírez Cuevas, y que fue dada a conocer en una mañanera por el presidente López Obrador.
Por ejemplo, dos priistas a quienes se les está dando este seguimiento especial son la senadora Claudia Ruiz Massieu y el exsecretario de Turismo, Enrique de la Madrid, quienes ya hicieron pública su pretensión por alcanzar la candidatura. Una más es la diputada Margarita Zavala, quien no ha expresado aún sus ideas y pretensiones para la sucesión presidencial de 2024.
Todos estos nombres parecen objetivos naturales a ese tipo de seguimiento –el espionaje es lo que no es natural–, pero en la lista aparecen otros que llaman la atención y las preguntas del porqué el seguimiento. En este grupo están las senadoras panistas Xóchitl Gálvez y Kenia López Rabadán, vicecoordinadora de la bancada, que ha declarado su intención por contender por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, y el diputado panista de Guanajuato Juan Carlos Romero Hicks.
Es notorio que en la lista no aparecen nombres como el del senador Dante Delgado, líder de la bancada de Movimiento Ciudadano en la Cámara alta, y coordinador general del partido, o sus gobernadores, Samuel García, de Nuevo León, o Enrique Alfaro, de Jalisco. Tampoco se encuentra el alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio, a quien hay diversos sectores que quieren impulsarlo a la candidatura presidencial, algo de lo cual él mismo no está convencido. Tampoco está el coordinador del PAN en el Senado, Julen Rementería, ni el de la Cámara de Diputados, Jorge Romero. Del Partido Verde, histórico mercenario de la política, no hay nadie que les represente inquietud.
En cambio, existe un seguimiento especial de otras figuras políticas, cuya importancia podría entenderse en función de sus relaciones personales, políticas o temores, aunque también, sobre la base de los odios del Presidente, como el caso de Jesús Ortega, que fue líder del partido y es una de las personas que mejor conoce a López Obrador.
Pero nombres importantes, por la relevancia de sus redes de vínculos, son José Murat, el presidente de la Fundación Colosio del PRI y padre del gobernador de Oaxaca; el exgobernador del Estado de México Arturo Montiel, que mantiene un fuerte grupo político en la entidad, y la senadora Sylvana Beltrones, hija de uno de los políticos priistas más sofisticados, Manlio Fabio Beltrones. Los tres priistas son personas de interés estratégico para su seguimiento, como lo es, y a nadie debe sorprender, un político infaltable en la lista de los 24, el expresidente Calderón, que resume los odios, los miedos y las paranoias de López Obrador.