Woldenberg y la reforma de AMLO
Y no lo mando a la chingada, porque se pierde.
Florestán
José Woldenberg, el primer presidente del Instituto Federal Electoral autónomo y ciudadano tras la reforma política de 1996, y referente obligado de la transición democrática en México en 2000, me dijo ayer que lo que a él le gustaría es que la iniciativa del presidente López Obrador no pasara, porque mucho de lo construido en las últimas décadas en México se estaría destruyendo.
Y que, de aprobarse, se crearía una autoridad electoral de carácter faccioso, lo que causaría un gran daño, y criticó la propuesta para elegir a los consejeros del instituto que quiere López Obrador, donde él propondría a 20 candidatos, el Congreso, que controla, otros 20, y la Corte, de la que tiene la mitad, la otra tercera parte, para que el pueblo bueno los votara. Y que los aspirantes tendrían que apoyarse en algún partido, yo digo que en Morena, que es López Obrador, para aprovechar su aparato y desde ahí hacer campaña en todo el país. Cómo, si no.
Y apuntó que se corre el riesgo que los siete consejeros del nuevo instituto sean todos de los 20 propuestos por el Presidente, lo que confirmaría su carácter faccioso. Todos pierden, exclamó, a lo que le dije que no, que López Obrador ganaba, a lo que apuntó que sí, pero en un cortísimo plazo y que al final terminaría perdiendo.
Yo solo agregué que esta reforma política es tan importante que no se la podemos dejar a los políticos, que debe ser de los ciudadanos, en lo que estuvo de acuerdo.
El reto es cómo.
Porque la decisión la tiene ese infiel de la balanza, el PRI.
RETALES
1. DÉJÀ VU. El que tuvo ayer el Presidente que lo llevó a su época. Al hablar de las buenas relaciones que tiene con el gobierno de China, destacó la amistad con ¡la Unión Soviética! Se fue 31 años atrás, por decir lo menos. Y entiendo el gazapo, pero es una expresión de dónde vive, de dónde se quedó: en los tiempos de la Unión Soviética. La Federación Rusa no existe en su panorama;
2. NARCOS. Manuel Espino, presidente del PAN en 2006, cuando el fraude electoral, hoy íntimo, visitó al Presidente en su palacio para que negocie, dijo, con los capos del crimen organizado. Que él ya había hablado con dos y estaban dispuestos. Con visitas así, para qué quiere enemigos. Solo falta que le haga caso y se reúna con los criminales cuyos derechos protege porque, afirma, son seres humanos; y
3. MINISTRO. Ante el silencio de la Corte, López Obrador descalificó, insultó y acusó al ministro Luis María Aguilar, quien ayer presentó el nuevo proyecto sobre la prisión preventiva oficiosa, de proteger a corruptos, factureros. potentados y delincuentes de cuello blanco. Lo calificó de vergonzoso y reclamó a los ministros: ¡Qué no tienen otra cosa que hacer! Y en la Corte, silencio. No se vaya a molestar su otro presidente, su vecino.
Nos vemos el martes, pero en privado
Joaquín López Dóriga
@lopezdoriga
lopezdoriga.com