El perro de Zacatecas
520 asesinatos en el país en solo seis días, once ejecutados en menos de 12 horas en el estado de Zacatecas, y una imagen macabra: un perro que trota por calles del municipio de Monte Escobedo con una cabeza humana entre las fauces. Es la forma en que México se aproxima al Día de Muertos.
La noche del miércoles pasado, efectivos de la Policía Estatal Preventiva recibieron el aviso de que una cabeza humana había sido hallada en un cajero automático ubicado en el centro de esa localidad de alrededor de 8 mil 700 habitantes.
El usuario que la encontró tomó una fotografía. La cabeza cercenada, con cabello chino y bigotes tupidos, se hallaba al centro de dos cartulinas de color blanco. Una de ellas informaba que Zacatecas era territorio del Cártel Jalisco Nueva Generación.
La otra contenía una amenaza contra un tal Jaime Román Chávez, “alias el 5.3” al que las siglas “MZ” identificaban como miembro del Cártel de Sinaloa, específicamente de la célula Operativo MZ, que integran grupos poderosamente armados y enviados a la entidad por Ismael El Mayo Zambada, conocido también como El Señor del Sombrero.
La guerra criminal entre El Mayo Zambada y el líder del Cártel Jalisco, Nemesio Oseguera Cervantes, conocido como El Mencho, ha sumergido a Zacatecas en una ola incontenible de masacres y ejecuciones sin precedente.
Apenas en junio pasado aparecieron en una vereda 18 cuerpos vestidos con uniformes tácticos que contenían las siglas del CJNG. Era la quinta masacre ocurrida en México en menos de una semana –y dos de ellas se habían verificado precisamente en Zacatecas.
En 2019, el segundo de a bordo del cártel del Mencho, Gonzalo Mendoza Gaytán, apodado El Sapo, envió a arrebatarle al Mayo Zambada el control criminal de aquella entidad.
El líder de los grupos operativos que entraron desde la frontera con Jalisco es Audías Flores Silva, alias El Jardinero.
Hace un mes fue encontrado en Fresnillo el cadáver, emplayado en plástico transparente, de un sujeto al que se identificó como El Comandante Ganso, operador del Cártel Jalisco. Lo habían abandonado a un costado de la carretera 45, junto a Río Florido, con el cuerpo cosido por la metralla. Estaba también la cartulina de rigor: “Esto le va a pasar a todos los que trabajan para El Jardinero”. Firmaba el “Sr. del Sombrero”.
Las masacres y las ejecuciones han llegado de la mano del número más alto de policías asesinados a nivel nacional: 45 hasta finales de septiembre; 26 de ellos cayeron en Fresnillo, Guadalupe y Calera; seis uniformados murieron en este último municipio en un solo día.
Monte Escobedo no aparece en esa lista por la sencilla razón de que la mayoría de los municipales desertaron en 2018 y el último que quedaba fue acribillado en febrero del año pasado.
El director de seguridad de Valparaíso desapareció a principios de octubre, luego de ser interceptado por un grupo armado.
En Monte Escobedo, en el mes de septiembre, integrantes de uno de los grupos en pugna prendieron fuego a una gasolinera, quemaron un vehículo, les poncharon las llantas a las patrullas de policía estatal y acribillaron los muros de una vivienda cercana. Las llamas y el ruido de las balas sembraron el pánico en la población.
Por esos días, el vocero presidencial, Jesús Ramírez Cuevas, se ufanaba de que los homicidios habían disminuido 51% en Zacatecas.
No tardó en ser desmentido. Animal Político denunció “un uso engañoso del gobierno en cifras sobre homicidios en Zacatecas”.
En realidad, el estado registra las tasas más altas de homicidio en el país: 109 por cada 100 mil habitantes en 2021. Comunidades de Jerez, Fresnillo y Valparaíso se han convertido en pueblos fantasma: de 170 familias, en Palmas Altas quedan menos de 50.
El magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado del Zacatecas, Arturo Nahle García tuvo que reconocer, haciéndose el gracioso, que el estado vive una realidad “terrible y espeluznante”, y que en Ucrania o Afganistán “puede que estemos más seguros”.
Mientras tanto, videos de hombres armados aseguran que en el estado hay “pura mayiza”, dedicada a “limpiar” Zacatecas.
La realidad de Monte Escobedo, bajo el supuesto control de la Guardia Nacional y la policía estatal, la forman cuerpos encobijados, vendedores de fruta desaparecidos, hombres que cuelgan de los árboles, cadáveres tirados en las brechas…
Y desde el miércoles, la imagen macabra de un perro que trota llevando entre las fauces una cabeza humana cercenada.
Sucedió de este modo: autoridades recibieron el aviso de que “una extremidad cefálica” estaba tirada en un cajero automático de la calle Colegio Militar esquina con Zaragoza, a media cuadra de la presidencia municipal.
Según testigos, hombres armados la habían abandonado ahí, junto a dos cartulinas. Cuando agentes estatales acudieron al lugar para acordonarlo, la cabeza había desaparecido.
Un supuesto automovilista –las autoridades creen que era uno de los sujetos que arrojó la extremidad– subió minutos después un video de 41 segundos que muestra a un perro de color amarillo que huye por las calles semioscuras de Monte Escobedo.
El can lleva en el hocico el trofeo macabro.
Elementos de la Policía Estatal y del 53 Batallón de Infantería del Ejército comenzaron a peinar las calles del poblado en busca del animal. La cabeza fue encontrada once horas más tarde, en el interior de un corral, cuando el video se había viralizado como epítome del horror: una imagen de México, y una familia de San Luis Potosí preguntaba si podría tratarse de un taxista desaparecido.
Las autoridades de Zacatecas creen que no. Que la cabeza corresponde a la de un sicario caído en un enfrentamiento.
En todo caso, “Zacatecas ya superó a la ficción”, como afirma mi compañera de páginas en EL UNIVERSAL, la periodista Irma Mejía.