¿Qué sigue para Morelos?
La promesa de acabar con la inseguridad en 18 meses, sin duda que tuvo un efecto esperanzador en una campaña electoral, pero uno de los argumentos que genero votos hoy se convirtió en el principal lastre del gobierno estatal.
Quienes somos o hemos vivido en Morelos en los últimos años superamos nuestra capacidad de admiración con las manifestaciones y expresiones de tantos sectores de la sociedad, sería ingenuo decir que solo son algunos cuantos que se ven lastimados en sus intereses, o decir que son intereses políticos lo que movilizo a miles de Morelenses, el gobernador del estado yo creo que jamás imagino reunir a tantas personas pero en su contra.
Reconozco que en el gobierno estatal ha habido programas sociales interesantes, algunos funcionarios valiosos (la mayoría de ellos sin arraigo en el PRD), sin embargo creo y así lo creen miles que falto tolerancia, transparencia y humildad hacia quienes no coinciden con la nueva visión, pero lo más complicado y véase por donde quiera es el tema de la seguridad, al margen de otros temas que generan malestar social el problema de la violencia genera unanimidad de opiniones en muchos morelenses aun en los que no salieron a las calles.
Lo que sucede ahora no son berrinches, ni mediciones de fuerza entre buenos y malos, ha habido cuantiosas y nutridas marchas por parte de la sociedad y quizás con menos legitimidad la que auto organizo el gobierno, pero lo cierto que con estas y sin estas marchas, los índices de inseguridad van en incremento, olvidemos las cifras oficiales o independientes, la inseguridad está latente y es un tema que duele, que irrita y hoy en día casi todos hemos sido víctimas de algún delito.
La inseguridad dejo de ser un problema de debate entre el gobierno y sus supuestos detractores se convirtió en la principal demanda de los morelenses, y ante el desacierto permanente de querer minimizar el problema y satanizar a quienes lo señalaron, el pueblo donde nació Emiliano Zapata despertó después de varios llamados previos.
Afortunadamente las manifestaciones han sido pacíficas, quizás ese tinte le da menos espectacularidad en el escenario nacional si comparamos a lo que está pasando en Oaxaca, Guerrero o en Michocan, donde las posturas se han radicalizado y existen brotes reales de violencia, quienes encabezan el FAM hasta este momento se han conducido con prudencia al margen de los inconvenientes que puede tener la población cuando hay movilizaciones de semejante magnitud.
Pero lo pregunta que muchos nos hacemos, ¿Y ahora quien podrá defendernos?, quien va conciliar, quien va intermediar, lo lógico en cualquier otra entidad seria pensar en el Congreso Local, sin embargo hoy en día la mayor parte de los Diputados Locales están confrontados con la sociedad y son defensores sin regateo de la nueva visión. Por otro lado se esperaría la intervención de parte de la federación pero ya todos sabemos cuál es su postura, por lo que se antoja un escenario complicado, creo que los legisladores federales podrían jugar un rol importante en un problema social como nunca antes visto en Morelos.
Las expresiones que encontramos, las consignas, la participación unida de un pueblo tan plural son legítimas y mal haría el gobierno en subestimarlas o peor aún buscar la confrontación como se ha visto con el Señor Obispo o el Señor Rector, lo cierto que la búsqueda de la solución debe ser inaplazable.
Siempre he creído que este tipo de movimientos se contamina con la participación de líderes partidistas principalmente porque buscan llevar agua a su molino, sin embargo ninguno a excepción del dirigente del PAN tenía la posibilidad de ser aceptado como miembro de esta marcha, pues es precisamente Acción Nacional el único Partido que ha asumido el papel de oposición, es el instituto político que ha estado de lado de la Ciudadanía pese a los embates políticos que ha padecido en recientes días.