No cabe duda: las vueltas de la vida son casi siempre circulares; y quien no lo crea, que vea en estos momentos a Morelos. El personaje que hace 19 años gritaba en la calle por la caída de un gobernador hoy está en la posición inversa. Los morelenses salen a las calles para gritar “¡Fuera Graco!” y exigen la destitución inmediata del gobernador, al que acusan de corrupción e ineptitud, justo como en 1997 gritaba el mismo Graco Ramírez en contra de Jorge Carrillo Olea. El hoy gobernador logró como activista su cometido y tiró del poder a un poderoso y corrupto “policía del sistema”; hoy más de 100 organizaciones morelenses, encabezadas por el rector de la Universidad Autónoma de Morelos, están a punto de tirarlo a él.
Las movilizaciones iniciadas el martes en las tres principales ciudades de Morelos —tan sólo en Cuernavaca se contabilizó a 25 mil manifestantes— no dejan dudas sobre la seriedad del emplazamiento lanzado por los inconformes al gobierno federal: o se va el gobernador en dos días o radicalizarán sus acciones. Tan no quedó duda, que en la Secretaría de
Gobernación ya se aprestan a instalar una “Mesa de Diálogo para el conkicto en Morelos” —otra más—, a la que serían convocados la próxima semana los líderes del movimiento que exige la salida inmediata de Graco Ramírez, ante los altos índices de inseguridad, secuestros y corrupción que denuncian en su estado.
Protegido por el gobierno federal gracias al apoyo que dio desde el PRD a las reformas del presidente Peña Nieto, Graco ya puede olvidarse de sus sueños “guajiros” de buscar ser candidato presidencial en 2018. Si bien le va y, desde el centro no le retiran la “gracia” que le han conferido, el mandatario perredista podrá salir sin acusaciones del gobierno, aunque tenga que hacerlo por la puerta de atrás y antes de que termine su mandato. Los principales señalamientos de corrupción apuntan a los negocios realizados por su hijo adoptivo, Rodrigo Gayosso, al amparo del poder estatal. Sobreprecios en compras, cobro de “cuotas” a proveedores y contratistas del gobierno, además de ser el “lltro” por el que tiene que pasar cualquier decisión o asignación de la administración estatal, son algunos de los señalamientos que se hacen al joven Gayosso, cuyas propiedades en Morelos y en zonas exclusivas de la Ciudad de México han crecido en los últimos cuatro años.
Pero no es el único problema por el que hoy piden la salida del gobernador. A la inseguridad creciente, inexistente en las cifras olciales, y el aumento de secuestros, asesinatos y cobro de derecho de piso, se suman agravios que fue acumulando un ensoberbecido gobernador con distintos sectores sociales. A la Universidad Autónoma de Morelos, por ejemplo, se negó a entregarle 200 millones de pesos, acusando de corrupción a su rector por haber solicitado y obtenido un crédito bancario por 400 millones de pesos. Las amenazas e intimidación que sufrió el rector Vera desde el gobierno estatal, cuando comenzó a cuestionar la inseguridad en el estado, terminaron por lanzar a los universitarios a las calles y hoy lideran el movimiento contra Graco Ramírez.
El otro frente se lo abrió Graco con la Iglesia católica. Su pleito con el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, comenzó por las denuncias que el prelado hacía sobre secuestros e inseguridad, que decía le reportaban sus feligreses, y se recrudeció cuando el jerarca religioso cuestionó la iniciativa presidencial para reconocer el matrimonio gay. Desde el Palacio de Gobierno, según denuncian, se inició una campaña de amenazas y descalilcaciones al obispo, al que acusaron de pederastia y homofobia. Hoy la Iglesia católica también está en la calle.
El último grupo que se sumó al Frente Amplio Morelense que pide la salida del gobernador fueron los transportistas urbanos. El proyecto para construir el Morebús en Cuernavaca y cinco municipios nació con la sospecha de una licitación ilegal para benelciar al grupo Pullman, propiedad de la familia Rosillo. A eso se añadió el poco tacto político y las amenazas de Graco de revocar permisos a transportistas que se opusieran al proyecto, lo que ocasionó que unos 3 mil transportistas se sumaran al movimiento en su contra.
Las marchas y protestas en Morelos siguen y el emplazamiento popular para que se vaya el gobernador también. La duda es, ¿hasta dónde le va alcanzar la protección del gobierno federal a Graco Ramírez ahora que el presidente Peña Nieto alrma que “no voy a meter las manos para defender a ningún gobernador”? El círculo se cierra en torno a Graco.
NOTAS INDISCRETAS... Por cierto, la declaración del Presidente en entrevista con Joaquín López Doriga sobre que no protegerá a ningún gobernador señalado de corrupción, coincide con las versiones cada vez más insistentes de que en los próximos días, antes del cuarto Informe de gobierno, caerán varios mandatarios estatales que están siendo investigados por desfalcos. Javier Duarte, del PRI, y Guillermo Padrés —ex gobernador de Sonora—, del PAN, tienen investigaciones abiertas en la PGR y serían los dos primeros, por aquello del equilibrio partidista. ¿Se sumará después un perredista? En todo caso, si no hay muchos resultados que presumir en el Informe, al menos habrá sangre... Agitamos los dados. Tocó Escalera.