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SERPIENTES Y ESCALERAS

La arrogancia es muy mala consejera para cualquier persona y ha hecho naufragar a muchos políticos. Después de cuatro años este gobierno tendría que ser más prudente en su actuar y más sensible en su manera de tomar decisiones. Minimizar los problemas no resuelve las crisis.

 

La marcha convocada por el FAM es la más numerosa en la historia de Morelos. La movilización no respondió a los deseos de una persona, no personalizó el sentimiento de un solo grupo, ni defendió los intereses de una sola institución; lo que mostró esta manifestación es el enorme desgaste que sufre este gobierno y el grado de descomposición que prevalece en la sociedad de Morelos. Minimizarla el reclamo es un error: Jorge Carrillo Olea se fue por mucho menos de lo que hoy sucede.

Nunca antes en nuestro estado tanta gente había salido a manifestarse al mismo tiempo por una causa común. Médicos, maestros, estudiantes, profesionistas, transportistas, campesinos, jóvenes, ancianos y muchos ciudadanos víctimas de la violencia tomaron las calles en tres puntos del estado para mostrar su repudio contra la grave situación de inseguridad y violencia que vivimos.

Suponer que lo visto el martes pasado en Cuernavaca, Cuautla y Jojutla es resultado del interés mezquino de un grupo de transportistas o del actuar faccioso de un rector es un gravísimo error de cálculo. Los concesionaros acarrearon gente y dieron un toque grotesco a la marcha, el rector utilizó la plataforma universitaria para invitar a su comunidad a salir a las calles; pero hay un motivo que los unió y permitió que unos y otros lograran su objetivo: Graco.

En 1998 Jorge Carrillo Olea cometió el error de desestimar el sentimiento ciudadano, de tratar de disfrazar la realidad y pretender minimizar el enfado de la gente. Ante la cerrazón oficial el descontento se volvió enojo y la realidad alcanzó al mandatario. Hoy sucede exactamente lo mismo.

A Graco Ramírez le enoja que lo comparen con los anteriores gobernadores y sobre todo, le llena de cólera que algunos consideren que sus antecesores, particularmente Sergio Estrada, fueron mejores gobernadores que él. El problema es que como van las cosas no sólo el mecánico está superando al tabasqueño; hasta el militar priísta comienza a verse menos malo que el gobernante del PRD.

Graco se ha convertido en todo lo que antes criticó; sin darse cuenta el líder del movimiento neovisionista ha concentrado los peores ingredientes de los últimos tres sexenios y los ha vuelto un común denominador en su administración. Hoy en Morelos tenemos más inseguridad que con Jorge Carrillo Olea, más frivolidad que con Sergio Estrada y más corrupción que con Marco Adame.

Graco no es un improvisado en la política, ni tampoco un hombre torpe; durante varias décadas ha convivido con la clase gobernante, entiende las reglas del juego y conoce a la perfección los pasillos de poder. Lo que no controla Graco Ramírez es su carácter y a su familia: no puede dejar de ser él mismo, ni tampoco ha sido capaz de aplacar la insaciable ambición económica de su señora y de su hijo.

Graco Ramírez se convirtió en un ser mucho más soberbio y arrogante que Jorge Carrillo Olea y Sergio Estrada; sus ausencias del estado resultan igual o más dañinas que la pasividad y las omisiones de Marco Adame. El perredista confía plenamente en su equipo de gobierno y éste no da resultados; los funcionarios ocultan información al gobernador y prefieren mentirle para mantenerlo contento.

La marcha del martes pasado es motivada por la inseguridad, pero avalada por el actuar de Graco Ramírez; los intereses de los transportistas y los del rector son paralelos a una descomposición social que ha sido provocada por este gobierno y que se ha personalizado en el nombre del tabasqueño. La gente responde al llamado del FAM porque han perdido la confianza en el gobernador.

Es lamentable que después de una movilización como la observada esta semana la reacción del ejecutivo siga siendo la misma, que el gobernador y sus aliados minimicen el movimiento y lo descalifiquen con al argumento simplón de que se trata del interés perverso de los transportistas o del actuar faccioso del rector.

Puede ser que junto al enojo social por la inseguridad, la violencia y la corrupción, se alineen los transportistas tratando de sacar raja personal; también es posible que el jefe universitario aproveche la coyuntura para matizar los problemas de administración que tiene en la UAEM o que busque un trampolín político para satisfacer expectativas futuras. Puede ser. Pero eso es posible porque la gente está enojada con Graco y apoyan todo lo que hoy este en contra de Graco.

Lo que el gobierno y los actores de poder no pueden soslayar es que en Morelos hay problemas serios y la gente está enojada, el clima de inseguridad es real y los niveles de violencia superan a los que tuvo nuestra entidad en tiempos tan terribles como los de Carrillo Olea.

Hay que tener en cuenta que entre la ciudadanía hay un enojo muy concreto por la forma de actuar de esta administración, por su incapacidad para escuchar y sentir el dolor de la gente, por su pasividad ante los problemas cotidianos de los ciudadanos y su cerrazón ante la crítica. Pero especialmente hay un enfado contra la actitud de un gobierno surgido de los movimientos sociales, que hoy es incapaz de escuchar y reconocer la legitimidad de los movimientos sociales.

Es probable que tras la marcha del martes las cosas no cambien inmediatamente en nuestro estado, pero sientan precedente. La respuesta de Graco y de Matías advierten que en lugar de atender un legítimo sentimiento ciudadano, endurecerán sus posiciones y radicalizará su postura, pero eso sólo empeorará las cosas. “Sólo se manifestaron los transportistas” dice Graco; “Sólo fueron 14 mil personas” añade Matías. La gente escucha y recuerda.

La marcha y los movimientos anunciados por el FAM son el primer paso de una agenda que ha logrado ganar simpatía ciudadana porque su objetivo es echar a Graco del gobierno. La ventaja estratégica la tiene este grupo, porque se ha convertido en el estandarte de lucha de mucha gente que ha sido agraviada por la nueva visión y sigue siendo despreciada por las autoridades.

Aún si en este momento el gobierno lograra desactivar al rector o convencieran a los transportistas de bajarse del frente, la semilla de la inconformidad ya fue sembrada y el enojo de la sociedad está a la vista. Lo que necesita Graco es cambiar de actitud y tratar de recomponer el enfado de la gente.

El problema para Graco no es enfrentar mediáticamente al FAM, probar que el rector es un corrupto o mostrar que los transportistas son unos pillos; lo crítico para el perredista será sobrellevar el resto de su sexenio con este ritmo y enfrentar los años posteriores a su mandato sin la protección política y legal que necesita.

La batalla apenas comienza. Mantener la misma línea de gobierno es un suicidio político.

  • posdata

Los datos que refieren que Alejandro Vera enfrenta un serio problema financiero en la UAEM son cada vez más claros. Los diputados denunciaron un desvío de más de 400 millones y unos días después el Auditor Superior de la Federación confirmó que existe una investigación contra el rector por el mal uso de recursos.

El rector insiste en su inocencia, pero ha recurrido a un amparo bajo el argumento de que se trata de una “persecución política”; Alejandro Vera debe aclarar legal y financieramente las cosas, so pena de convertirse en lo mismo que ha acusado a Graco Ramírez.

La batalla mediática en este tema particular la va ganando el ejecutivo y sus aliados; al alimón los funcionarios estatales y los legisladores locales han señalado a Vera Jiménez de corrupto, afirman que contrató un crédito sin el aval del ejecutivo y que desvió cientos de millones de pesos de los universitarios. El rector calla.

Algún funcionario universitario intenta aclarar las dudas: 1- El crédito contratado por la universidad NO tiene el aval del ejecutivo porque NO lo necesitaba; la ley de deuda pública de esa fecha NO lo determinaba y la contratación fue autorizada por el Consejo Universitario. 2- La investigación que lleva a cabo la ASF es por el tema de los contratos de Sedesol, forma parte de un proceso que viene desde hace meses y que se está solventando puntualmente. 3- La crisis financiera en la UAEM no es nueva, los problemas económicos son añejos y el déficit de 400 millones de pesos se arrastra desde hace varias administraciones y tiene como origen los pagos para jubilados y pensionados.

Hoy en el imaginario colectivo Alejandro Vera carga con acusaciones muy graves de corrupción, de malos manejos y hasta de manipulación. La imagen pulcra del rector se ve manchada por estos señalamientos, por las fuertes declaraciones en su contra, por su incapacidad para comunicar su versión y por el acompañamiento de personajes poco respetables como Guillermo López Ruvalcaba.

La rectitud de Alejandro comienza a generar dudas hasta en quienes vemos en él a un hombre diferente a los políticos tradicionales; es loable que el académico respalde las causas ciudadanas, pero no es correcto que se convierta en un político de banqueta, como los que hoy tiene a su lado.

Insisto: la imagen, confianza y credibilidad de Alejandro Vera Jiménez se puede venir abajo si le comprueban que su manejo financiero es tan sucio como el de Graco Ramírez o los de su hijastro. Es urgente que el rector aclare las acusaciones en su contra, que precise la información y demuestre que no es el ladrón que sus enemigos describen.

Si Alejandro libra esta batalla mediática, si reafirma que es un hombre íntegro y que su lucha es auténtica, si hace de lado a políticos oportunistas y convenencieros que no representan a la izquierda ni a las causas sociales y vuelve a actuar con la inteligencia y la prudencia de siempre, su lucha será imparable y el respeto que hacia él tenemos muchas personas crecerá aún más.

Personalmente espero que el rector aclare pronto las acusaciones en su contra o que enfrente las responsabilidad que la ley señala.

  • nota

De cuando en cuando las frustraciones y las envidias personales salen a la luz e intentan dañar a gente de bien, trabajadora y honesta. Una vez más, escudados en el anonimato, algunas mentes obtusas intentan dañar la imagen y credibilidad de un hombre que desde hace años trabaja incansablemente por la sociedad y permanentemente apoya diferentes causas ciudadanas.

Hugo Salgado es un hombre honorable, un notario ejemplar y un buen amigo. Maestro de varias generaciones de abogados y de muchos notarios, Hugo es un ser apreciado por muchísimas personas dentro y fuera de Morelos, es un hombre al que muchos respetan y algunos envidian.

No importa cuanto lodo traten de lanzar a Hugo, su imagen y reconocimiento está muy lejos del alcance de quienes buscan confundir con infamias. La bazofia que le lanzan desde las penumbras, es el reflejo del alma de quienes lo hacen.

Una vez más: a Hugo mi cariño, mi reconocimiento y mi absoluta solidaridad.

  • post it

El problema del enfado ciudadano va más allá de una marcha. Lo que los estrategas políticos y la gente de poder en Morelos tendrían que observar es que el descontento que provoca Graco Ramírez comienza a tener fuertes daños colaterales. Explico.

En la agenda estatal hay temas importantes que merecen ser atendidos: la modernización del transporte es una necesidad apremiante, lo mismo que atender desde hoy los altos niveles de contaminación ambiental y la inseguridad a los usuarios que provocan miles de rutas en pésimo estado.

Es claro que el servicio de transporte público en Morelos es deficiente en muchos sentidos: las unidades están en mal estado, los operadores no están capacitados y los riesgos que provocan las rutas son altos para quienes van abordo y para los que están afuera. ¿Quién puede hoy aplaudir el transporte público de Morelos?

Pero aún en un tema en donde existen muchísimas coincidencias, las cosas se complican por el enojo de la gente hacia Graco. Los diputados aprobaron una ley que busca mejorar el servicio, pero muchos ciudadanos la repudia porque la relaciona con Graco y asumen que es un negocio más de su familia.

Entonces una acción buena se rechaza por el malestar hacia un gobernante. Y como este hay más ejemplos.

Entendamos algo: el enojo ciudadano ya no es un asunto que atañe sólo a la clase política; los costos de este malestar están influyendo en el desarrollo de Morelos en su conjunto.

¿Ya se dieron cuenta?

  • redes sociales

Cosas de la vida: pareciera que entre más trolean y más boots contratan, las cosas se descomponen más al ejecutivo.

¿Siguen diseñando las estrategias de redes bajo los influjos de un toque de mota?

  • es viernes

En viernes, una nalgada no se considera violencia, es más bien caricia.

Hoy toca

Comentarios para una columna sonriente: eolopacheco@elregional.com.mx

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