La propaganda con que fue tapizado el Metro capitalino en estaciones, andenes y vagones para que Celebremos con el presidente cuatro años de transformación basta para reafirmar que la contramarcha del domingo nada tendrá de “espontánea iniciativa popular” sino que será una procesión de los devotos de la 4T motivados por el temor de perder sus empleos en administraciones públicas o el dinero de los programas sociales que se usa de manera clientelar.
En mis casi 54 años de ejercicio reporteril, constándome y habiendo dado cuenta de repugnantes acarreos de pobres a cambio de tortas, refrescos y centavos en los gobiernos del PRI y el PRD, jamás escuché tanta mentira ni atestiguado la descarada manipulación del cuatroteísmo para fabricarse “apoyos” tumultuarios ni supe de presidente alguno que promoviera su propio culto a la personalidad.
La movilización de pasado mañana será la despótica respuesta del sorprendido y contrariado poder de los poderes a las festivas y libertarias marchas del 13 de noviembre, que dejaron claro lo que la genuina voluntad personal expresó en casi medio centenar de ciudades: su repudio a la chatarrización de las autoridades y las reglas electorales.
A diferencia de las treinta y tantas personas que fueron exhibidas en Palacio como si hubiesen sido las únicas y más representativas de las centenares de miles que caminaron ese día, en la mañanera del próximo lunes no serán exhibidos en el paredón de la vergüenza pública los machuchones que encarnan buena parte de la nomenklatura lopezobradorista, como por ejemplo: la conductora del porno talkshow político y violadora de fallos judiciales Layda Sansores; la ineficiente y sectaria titular de la CNDH que para lambisconear al Ejecutivo reprocha al INE fraudes electorales cometidos hace 70 años, Rosario Piedra; el sexópata y bravucón Félix Salgado Macedonio, el prepotente Gerardo Fernández Noroña, el impresentable Cuitláhuac García o la prostituta morenista trans y diputada de Morena que promueve en las redes los servicios que presta, María Clemente García, quien el 13 tildó de “nacos” y “muertos de hambre” a marchistas que corearon en Reforma “El INE no se toca”.
Necesitados, lambiscones y mercenarios de la grilla (en los estados ofrecen autobuses, hospedaje, comida y 300 pesos diarios por asistir) desbordarán las calles de la capital como quizá nunca en la historia.
Ufano, López Obrador dijo:
“Ah, es que va a haber acarreados (…). Son tantos los acarreados que ya no va a haber camiones, ¡jajajaja! (…). La gente va contenta y no va a ir más porque no hay cómo trasladarse, no habría camiones para tanta que quiere ir (…). El poder es humildad, pero como están dale, dale y dale, y amuele, amuele y amuele, les tengo que estar recordando que tenemos el 70 por ciento de apoyo (…). Como 60, 56. ¿Cuántos votaron por mí? Treinta y un millones. Y ahorita me apoyan 50”.
La magnitud del tsunami humano del domingo será la medida del enojo colosal que causó la realizada en defensa del INE…
Carlos Marín