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TEMPLO MAYOR

EMPECEMOS con una adivinanza: se hizo por capricho del Presidente; salió carísima y es un secreto cómo se manejaron los dineros; se desarrolló a empujones, sin cumplir los tiempos y sin un objetivo claro. ¿Qué es? Podría ser la refinería de Dos Bocas o podría ser el Tren Maya; también podría ser la política energética o la marcha de ayer.

JUSTAMENTE la megaprocesión que encabezó Andrés Manuel López Obrador es un reflejo fiel de lo que es su gobierno, en el que pesa más el ánimo presidencial que el beneficio para la población; importa más cumplirle el deseo al mandatario que cumplir la ley; y se valora más la estridencia que la coherencia. Para colmo, las multitudes que lo acompañaron en el trayecto no se quedaron a escuchar su "informe", por lo que habló ante un Zócalo semivacío.

COMO SEA, hoy en Palacio Nacional estará sonriente, pues logró apaciguar su lastimado ego presidencial al mostrar una marcha más grande que la de hace dos semanas. Y ése es el gran drama de AMLO: en el fondo él mismo sabe que la megamarcha de ayer no salió de la sociedad, ni fue espontánea, como sí ocurrió con la movilización ciudadana en favor de la democracia y del INE. Y ahí su sonrisa se convertirá, más bien, en una mueca.

 

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VAYA EXHIBIDA le dio Xóchitl Gálvez al gobierno de Claudia Sheinbaum. La senadora fue a una estación del Metro a pegar un cartelón suyo, al fin y al cabo que en cada estación colocaron cientos de carteles promoviendo la AMLO marcha. ¿Y qué creen? Que no la dejaron. Pegó un cartelito y no duró ni 10 minutos antes de que lo quitaran, con lo que la hidalguense dejó en claro que las reglas son las reglas... para quien no apoya a la 4T.

 

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RESULTA extraño que el gobierno de México ande reclamando a otros países que le devuelvan piezas prehispánicas que se encuentran en museos, en colecciones privadas o en subastas. ¿Para qué las quiere? ¿Para meterlas en una bodega y que se pudran en el olvido?

PORQUE suena muy patriótico eso de reivindicar el pasado glorioso, pero si no se le invierte al presente, todo queda en mera demagogia. Nomás para darse una idea, el presupuesto federal para la cultura se ha desplomado con este gobierno, al bajar en más de 35 por ciento real. De hecho, México no cumple con la recomendación de la Unesco de destinar, por lo menos, el 1 por ciento del PIB a la cultura. El monto anda alrededor del 0.2 por ciento ¡apenas!

EL COLMO es que el realizador Guillermo del Toro tenga que ofrecer pagar de su bolsillo la entrega de los Arieles, pues la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas no tiene presupuesto por los recortes gubernamentales. Tal vez por eso dicen que la gestión de Alejandra Frausto en la Secretaría de Cultura es como una película de terror.

Ámbito: 
Nacional