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EL ASALTO A LA RAZÓN

¿Ahora en dónde sonreirá La Barbie?

CEl gobierno de Estados Unidos tiene que aclararlo lo más pronto posible”, demandó ayer el presidente López Obrador sobre: a) la desaparición en los listados de presos de las cárceles estadunidenses, b) el paradero actual y c) la situación jurídica del narcotraficante confeso y sentenciado Édgar Valdez Villarreal, La Barbie.

Su reclamo de información tiene sólido sustento porque el mafioso de la memorable sonrisa frente a los medios debe ser devuelto a México para ser procesado en cuanto purgue los 49 años de prisión a que fue sentenciado en 2016 por un juez federal de Atlanta.

Ante la prominente incógnita se infiere que La Barbie y el gobierno estadunidense deben tener algún acuerdo, y se aventura la probabilidad de que el desaparecido haya sido cooptado por la fiscalía neoyorkina como uno más de sus testigos protegidos que declararán, en el juicio que comenzará en enero, contra el ex secretario mexicano de Seguridad Pública, Genaro García Luna.

Que algún día se le juzgue aquí fue puesto en duda por López Obrador:

“Se han dado casos (de) extradiciones, también con condenas de muchos años, y allá hacen arreglos y ya no regresan, los liberan...”.

Lo de que La Barbie se preste a incriminar a García Luna se antoja lógico, ya que fue la Policía Federal de la dependencia encabezada por el ex secretario la que después de un seguimiento de cinco semanas lo capturó por el rumbo de La Marquesa (el procurador a la sazón de Estado de México, Alfredo Castillo, neceó tratando de convencer al entonces gobernador Enrique Peña Nieto de que le habían sembrado en su entidad al detenido).

Contra confiabilidad de La Barbie, sin embargo, está el mismo Édgar Valdez Villarreal, quien trató de obtener una condena reducida con engaños, pruebas de descargo que nunca presentó.

Su relevancia en el mundo de las bandas criminales quedó narrada en la entrevista que le hizo un agente de la Unidad Antidrogas de la PF el 31 de agosto de 2010, cuando el capo nacido en Laredo, Texas, tenía 37 años: con soltura y desparpajo, reconoció haber tenido tratos y reuniones personales con los hermanos Arturo y Héctor Beltrán Leyva, Osiel Cárdenas (Zetas), Sergio El Grande Villarreal Barragán, Gerardo El Indio Álvarez (“es mi compadre”, su brazo derecho), Joaquín El Chapo Guzmán Loera, Ismael El Mayo Zambada, Juan José Esparragoza El Azul, Jesús René Ricardo Santiago, El Borrado (Casino Royale), Gonzalo Izunza El Macho Prieto-El MP, Ignacio Nacho Coronel (suegro de El Chapo) y Vicente Carrillo Fuentes (hermano de Amado, El Señor de los Cielos).

La explicación de su sonrisa frente a los reporteros y ante los oficiales que le comunicaron que sería extraditado se la dio al reportero Miguel Aquino, autor del libro ¿De qué se ríe La Barbie?: de no haber sido aprehendido por los efectivos letales de la Marina o el Ejército, sino de la PF.

 “De que estaba vivo, gracias a Dios estaba vivo, estoy vivo, me agarraron vivo…”.

Pero ahora nadie sabe dónde ni de qué se ríe La Barbie

cmarin@milenio.com

Ámbito: 
Nacional