Guerra mexiquense
Se desató la lucha con todo entre los priístas que buscan ser candidatos a la gubernatura del Estado de México en 2017. Mientras ya hay contactos para negociar una alianza PAN-PRD que enfrente al PRI en la cuna misma del Grupo Atlacomulco, entre los tricolores han empezado los jaloneos y zancadillas para tratar de figurar en una selección para la que faltan al menos cuatro meses. Las versiones que surgen del CEN priísta apuntan a que, de al menos 7 aspirantes que se mueven, algunos discreta y otros abiertamente, habría ya solamente dos “finalistas”: Ana Lilia Herrera, senadora con licencia y actual secretaria de Educación del gobierno mexiquense, y el dirigente del PRI estatal, Carlos Iriarte.
Y dan razones por las que, según el diagnóstico que manejan en las cúpulas priístas, la lista se va reduciendo. En el caso del diputado Alfredo del Mazo, argumentan voces del CEN, su parentesco familiar con el presidente Enrique Peña Nieto, que hace seis años lo metió de lleno a la pelea, hoy pesa en su contra. “El electorado podría castigar a alguien tan cercano, incluso familiarmente, al Presidente”, dice un funcionario de la dirigencia priísta. De otros aspirantes, como el secretario de Gobierno, José Manzur, aseguran que aunque se trata de un funcionario con trayectoria y experiencia, cuestionan su perfil generacional.
La lista de descartes seguiría con otros “suspirantes” a los que en su propio partido no les ven en este momento posibilidades, aunque sí podrían figurar y competir en un proceso interno, si se decide que lo haya. Así estarían la secretaria general del PRI, Carolina Monroy, el secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete, el titular de Profeco, Ernesto Nemer.
Pero esas versiones no desalientan a los priístas apuntados. El diputado Del Mazo Maza —quien en 2011 ya festejaba su candidatura cuando sorpresivamente el gobernador Peña Nieto optó por Eruviel Ávila ante el riesgo de que la oposición lo hiciera su candidato— está más que activo. Ayer presentó su informe como diputado en Huixquilucan, en un acto donde estuvo acompañado del coordinador parlamentario del PRI, César Camacho, quien en su mensaje dedicó elogios a “la trayectoria, experiencia, capacidad, tesón y vocación de servicio de Del Mazo”, lo que se interpretó casi como un destape del ex gobernador mexiquense.
Lo mismo sucede con José Manzur. El responsable de la gobernación mexiquense dice sentirse “muy bien” para competir por la candidatura priísta y rechaza versiones que lo descarten de la contienda. Acusa que hay ex gobernadores interesados en orientar la selección del candidato y defiende su experiencia y trayectoria para ser considerado como una de las opciones viables para 2017.
Y Eruviel, ¿tiene candidato? El papel que jugará en su propia sucesión el gobernador Eruviel Ávila Villegas es importante, pero no será decisivo. El propio mandatario se dice consciente de que la decisión pasa por Los Pinos, donde el presidente Enrique Peña Nieto definirá, con base en encuestas y mediciones reales de efectividad, quién es el mejor candidato para contender por su estado. Pero si Eruviel no tiene el voto definitivo, sí puede tener veto y el gobernador, aunque no tiene un candidato claro, sí mueve sus fichas y mide el crecimiento de los siete aspirantes, como lo demostró con el nombramiento en junio pasado de la senadora Herrera como titular de Educación en su gabinete.
Por encima de los apetitos desatados y de las pugnas soterradas que ya se dan entre los mexiquenses, lo que más preocupa en Toluca es la posibilidad de que se concrete una alianza entre el PAN y el PRD y que ésta tenga a una candidata como Josefina Vázquez Mota, a la que temen en el PRI, pues saben que aunque carece de arraigo y trayectoria local, salvo por el hecho de que tiene su residencia en Huixquilucan, tiene altos niveles de conocimiento del estado. Y para abonar a la preocupación priísta, Vázquez Mota, que en un principio había dicho que no aceptaría ser candidata para el Estado de México “donde se encuentra el panismo más corrupto”, a últimas fechas ha cambiado de opinión y dice estar “evaluando” si busca o no la postulación.
Las posibilidades de una alianza opositora, que matemáticamente podría derrotar al voto duro del PRI, pasan por negociaciones, acuerdos y hasta por la operación política que realicen desde el Palacio de Gobierno de Toluca. Por ejemplo, en el PAN su dirigente nacional, Ricardo Anaya, y casi todos los grupos, están a favor de una alianza, y aunque el panismo mexiquense está en estos momentos en proceso de elegir una nueva dirigencia estatal, uno de los aspirantes más fuertes, Víctor Hugo Sondón, se dice abiertamente “aliancista” y dispuesto a promover la coalición con el PRD si llega a la dirigencia blanquiazul.
Por lo pronto, lo que queda claro es que la elección mexiquense, vista como referente directo de lo que puede venir en 2018 por ser la tierra de Peña Nieto y del grupo gobernante, será altamente competida. Tanto que hasta en lo interno los priístas ya empezaron una adelantada y feroz competencia por saber quién será el ungido de Los Pinos.
Psicosis y vivales en Vallarta. En Puerto Vallarta el ambiente de temor que dejó el secuestro del hijo del Chapo, es combatido por periodistas y líderes locales que hacen llamados a la población para que no se deje intimidar y no ceda ante el miedo a la violencia y a los violentos.
Como el editorial publicado por el periodista local Luis Fermín Anaya titulado Defendamos nuestro Paraíso, donde exhorta a los vallartenses a no caer en apatía ni permitir que en su paradisiaca ciudad se instale el terror del narco. Dice el columnista: “Vallarta es mucho más que el levantón de la madrugada del lunes pasado en La Leche —que por cierto qué buena Leche— donde no se registró ni un solo disparo, ni heridos ni muertes. Puerto Vallarta es caminar por el centro e ir a comer a su mercado municipal. Es caminar descalzos por la playa, por el malecón, comer y beber acompañados del paisaje, las puestas de sol que se disfrutan como en muy pocos lugares del mundo. Por eso no permitamos que la apología de un hecho delictivo afecte nuestro paraíso. Tardó muchos años en construirse, en consolidarse, como para que en un día, por una acción del crimen organizado, de la que hoy ningún lugar de México está exento, se venga para abajo. ¡Defendamos Puerto Vallarta, nuestra joya turística! ¡Defendamos nuestro paraíso!”, escribió Luis Fermín Anaya.
Y mientras se hacen esos llamados, en hoteles pequeños, comercios y restaurantes del centro de Vallarta denuncian con temor que están recibiendo llamadas telefónicas en las que les dicen que tienen que pagar “cuotas” si no quieren que les quemen sus negocios. “Somos del cártel y estamos muy enojados, si no nos pagas les vamos a quemar su local”, dicen en esas llamadas que han recibido varios comerciantes y hoteleros de la zona. Las autoridades del gobierno de Jalisco afirman que se trata de extorsionadores que aprovechan el temor y la psicosis para tratar de obtener dinero de manera ilícita y descartan cobro de piso del narcotráfico.
Este fin de semana, a través de la radio y la televisión de Vallarta, se emitieron comunicados alertando de esas llamadas telefónicas de extorsión e invitando a la población a no entrar en pánico ni depositar ningún dinero que le pidan. Más vale que las autoridades hagan su parte y actúen con mano firme para evitar que uno de los principales destinos turísticos de México a nivel internacional, bien definido como “un paraíso”, se vea afectado por la violencia, como ya pasó con Acapulco.
Notas indiscretas… Mientras se cuestiona la veracidad de los procesos de suspensión a tres gobernadores y a un ex gobernador, en el PRI afirman que va en serio la decisión de expulsar a militantes corruptos. Las dudas surgen ante la cercanía de los encargados de revisar acusaciones contra Javier Duarte, como su compadre Marco Antonio Aguilar Yunes, o de Roberto Borge, su cercana María Haddad, mientras que el caso de César Duarte es aún más delicado. A Duarte lo acusan por observaciones de la Auditoría Superior de la Federación a la Cuenta Pública 2009. El problema es que en 2009 el gobernador era José Reyes Baeza y no Duarte, por lo que difícilmente podrán probarle algo en el PRI. ¿Por qué no revisan por ejemplo el tema del Banco Unión Progresa, de donde el gobernador era accionista y depositaba recursos y nómina del gobierno estatal? ¿Será que lo quieren ayudar?... Pero mientras los casos de gobernadores despiertan dudas, donde sí habrá expulsiones es en varios estados. La Comisión de Justicia del PRI tiene listos dictámenes de expulsión del ex secretario de Salud de Campeche, Alonso Cobos, y el director Administrativo de la misma dependencia, Miguel Duarte. También preparan la expulsión del ex director del Sistema de Caminos de Nuevo León, Víctor Martínez Trujillo, y de otros funcionarios locales de Colima, como Rigoberto Salazar Velasco, ex secretario de Desarrollo Social, o de Jalisco, como Jorge López Portillo, director de empresa Exportadora de Sal… Donde tampoco habrá cambio es en la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México. Patricia Mercado, dicen, se queda en el cargo, aunque la operación política del jefe de Gobierno no la lleva toda la señora. El operador más cercano a Miguel Angel Mancera es su secretario particular, Luis Serna, quien en los reacomodos ha ido ganando cada vez más terreno y funciones, al grado de que ya opera como un jefe de gabinete virtual…