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EN PRIVADO

El desprecio por los ministros

 

El poder siempre es igual.

Solo cambia de personas.

Florestán

Ningún presidente de la República había insultado tanto a los ministros de la Suprema Corte de Justicia como Andrés Manuel López Obrador, por lo que no hay antecedentes de que un presidente de la Corte tuviera que defenderlos, como sus pares reclaman a Arturo Zaldívar, que el jueves dio su último informe de labores y adiós. No volverá a presidirlo. La próxima sesión, el lunes 2 de enero, será para elegir más que a su sucesor, al nuevo presidente del Poder Judicial. La encabezará el decano Luis María Aguilar Morales.

El presidente López Obrador asistió a ese último informe, escuchó, felicitó y se fue. Ya no se quedó a la comida anual con los ministros, a la que en su gestión de gobierno solo asistió a una y ya.

Y es que es tanto el desprecio que, de nuevo salvo excepciones, tiene por los ministros, que para qué sentarse con quienes ha insultado pública y reiteradamente y viceversa.

Desde su palacio, cruzando Corregidora, los ha llamado corruptos; una vergüenza, protectores de delincuentes, de potentados; que son una caricatura del Estado de derecho, el último eslabón de la corrupción, conservadores, enemigos de la 4T y del pueblo, viciados, entregados al influyentismo, defensores de la ley y no de la justicia, representantes de grupos de intereses políticos y económicos, y más.

Ante esa andanada, Zaldívar nunca salió a responder, para no enfrentar, ha dicho, al Presidente de la República, al que nunca encaró en defensa de sus pares.

Así, ¿cómo iba a comer con los que ha ofendido a lo largo de sus cuatro años de gobierno y una mayoría de ellos con él?

Ahora en lo que está el Presidente es que el sucesor, del que ya dio el retrato hablado, sea uno de los suyos, mejor dicho, de las suyas.

Ese lunes 2 de enero, los ministros decidirán si votan por su autonomía o ceden al poder presidencial.

RETALES

1. RESPUESTA. Ricardo Monreal calificó la respuesta del Presidente a su voto en contra —no será expulsado de Morena— como la de un demócrata y me parece una ingenuidad de quien no es un ingenuo. López Obrador podía contestar de otra manera, es el presidente de la República y él del Senado. Pero el tiempo dará, clara y rotundamente, su respuesta;

2. RETO. Ya instalada la Permanente, los números son clave para la reforma electoral de López Obrador, si van a un extraordinario para aprobarla, para lo que necesitan mayoría calificada. Lo que pasa es que ahora los tiempos legales corren a su favor: mientras más tarden en aprobarla, menos tiempo tendrá la oposición para impugnarla y la Corte para resolverla. Por eso, mientras más tarde, mejor para él; y

3. VERGÜENZA. La botarga de dinosaurio con la que Xóchitl Gálvez subió a la tribuna del Senado, no la disfraza, la exhibe. Xóchitl no necesita disfraz alguno. Siempre ha sido un disfraz. 

Por vacaciones, nos vemos el martes 3 de enero.

Joaquín López-Dóriga

lopezdoriga@milenio.com

@lopezdoriga

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Ámbito: 
Nacional