Afirma la ministra de la Corte, Yasmín Esquivel Mossa, que no plagió la tesis de Edgar Ulises Báez Gutiérrez, sino que ella fue víctima de plagio.
Infiere que, gracias a la investigación realizada por el académico de la UNAM, Guillermo Sheridan, se enteró del supuesto delito.
De acuerdo con la legislación mexicana, la persona afectada por plagio tendrá un año, a partir de que se entere del hecho, para querellarse ante el Ministerio Público; de no hacerlo en ese plazo, el delito prescribe.
Con su denuncia, la ministra está obligando a Báez Gutiérrez a proceder de la misma manera o, en su defecto —por la vía de los hechos— a asumirse culpable.
Plagiar una tesis de licenciatura para obtener el título profesional no es una “anomalía,” como refirió el presidente López Obrador. De acuerdo con el título veintiséis del Código Penal Federal, es un delito sancionado —en el caso que implicaría a Esquivel y Báez— con una pena que va de los seis meses a los seis años de prisión y una multa aproximada de 97 mil pesos.
La querella presentada por Esquivel, y eventualmente también por Báez, habrían de ser investigadas por la Fiscalía General de la República. Argumenta la ministra que ella comenzó a escribir su tesis un año antes de que Báez registrara la suya ante la Facultad de Derecho de la UNAM. Sin embargo, el aludido tiene ventaja para obtener prueba de originalidad: la Dirección General de Bibliotecas de la UNAM inscribe tesis terminadas y no proyectos.
Será muy difícil para el Ministerio Público confirmar que Esquivel fue víctima y no victimaria.
Ahora bien, para que proceda la denuncia por el delito de plagio en contra de la ministra, antes Báez tendría forzosamente que denunciarla; o eventualmente habrían de hacerlo las autoridades de la UNAM, que también poseen legitimidad para emprender esta acción.
Yasmín Esquivel puede todavía ser presidenta de la Corte, pero no en sustitución de Arturo Zaldívar. Primero necesitaría salir de este asunto que ha puesto gravemente en duda su reputación.
Zoom: Si Esquivel resultara inocente, en el futuro tendrá oportunidad para retomar sus aspiraciones. Ora que, si se confirma que cometió el delito de plagio, entonces estaría obligada a renunciar a su cargo actual como ministra para purgar la pena prevista por las leyes.
Ricardo Raphael