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La cacería de Ovidio
 
 

 

Ovidio Guzmán era el eslabón más débil en la jefatura del grupo mafioso que las autoridades llaman Cártel de Sinaloa. Su perfil psicológico, elaborado por la inteligencia de Estados Unidos y México, dice que era el más propenso a hablar bajo presión y el más descuidado de sus hermanos, los hijos de Joaquín "El Chapo" Guzmán.

Ovidio se descuidó en octubre de 2019, cuando se quedó con su pareja y una escolta mínima en su casa en Culiacán. Se descuidó de nuevo esta semana, en el poblado de Jesús María. Allí lo capturó un operativo del Ejército, que se nutrió con información de la CIA e informantes clave. Recopilé esta información con fuentes de seguridad en ambos países, en las últimas horas.

El gobierno mexicano primero informó que llevaba seis meses siguiendo a Guzmán, aunque después anunció que el Ejército lo detuvo cuando revisaba unas camionetas con un blindaje sospechoso.

Hubo otra contradicción. El canciller Marcelo Ebrard dijo que Guzmán tiene que responder ante la justicia en México. Este viernes, un juez informó al hijo de "El Chapo" que fue detenido por una solicitud de extradición a Estados Unidos para enfrentar cargos por trasiego de cocaína, marihuana y metanfetaminas.

La indagatoria que llevó a la detención comenzó meses antes. La CIA infiltró el círculo de confianza de los hijos de "El Chapo", me dijo una fuente que estuvo cerca del operativo. En julio pasado, en Topilejo, cerca de la Ciudad de México, la policía detuvo a 14 personas que trabajaban para Guzmán. El grupo de élite que seguía a Guzmán obtuvo información.

En noviembre, en Culiacán, el Ejército buscaba a Aureliano Guzmán, "El Guano", hermano de "El Chapo". No fue capturado, pero sí cinco escoltas. Pocos medios lo publicaron. "Ese silencio militar nos hizo pensar que seguirían otras detenciones de alto nivel en Sinaloa", me dijo Eduardo Guerrero, director de Lantia Intelligence.

En esos días, informantes en el cártel entregaron datos clave a Estados Unidos. Esta semana, el mismo grupo de élite militar que detuvo a Guzmán en octubre de 2019 lo capturó otra vez. El operativo comenzó por aire, con un helicóptero que disparó sobre las casas a mansalva, dijeron vecinos a la prensa local.

El grupo de élite trasladó enseguida a Guzmán fuera de la zona, mientras otros elementos del Ejército llegaban en apoyo táctico para contener la violencia desatada por los delincuentes. A diferencia de 2019, en esta ocasión no llegó la orden de liberarlo.

El único caso público contra Guzmán en Estados Unidos está en una corte del Distrito de Columbia, data de 2017 y lo presenta como un traficante menor, en comparación con otros miembros de su familia. Sin embargo, otras acusaciones pueden estar aún bajo secreto en Estados Unidos. Según conversaciones entre ambos gobiernos a cuyos detalles tuve acceso, Guzmán era un operador clave en el trasiego de fentanilo.

México se ha convertido en el mayor exportador de esa sustancia hacia Estados Unidos y en uno de los principales productores, dice un informe del Congreso estadounidense que se publicó el mes pasado.

Antes, la mayor producción de fentanilo en el mundo estaba en Wuhan, China. Los precursores se enviaban a México. En 2020, Wuhan fue el epicentro de la pandemia de Covid-19 y la estricta cuarentena que impuso el gobierno chino obligó a los productores mexicanos a conseguir precursores en otros sitios.

Ahora, la detención de Guzmán ayuda al gobierno mexicano en su relación con Estados Unidos, ayuda frente a la narrativa de la oposición de que existe un pacto oficial con los traficantes de Sinaloa y ayuda a Ismael "El Mayo" Zambada, quien puede retomar poder operativo.

Para frenar la producción y el trasiego se necesita, sin embargo, no una detención espectacular, sino minar la estructura logística y el lavado de millones de dólares en ganancias diarias por el fentanilo. De esto, aún esperamos noticias.

 

@penileyramirez

 

Ámbito: 
Nacional