Previo a la misa del mediodía de ayer, el jerarca católico recibió muestras de apoyo y solidaridad por parte de los creyentes, a los cuales agradeció y bendijo.
En este sentido, el Obispo recibió gustoso a toda la gente que se le acercó y ya iniciada la homilía pidió replicar el ángelus que reza por la paz y las familias; también presentó a sacerdotes de otros sitios que le acompañaron en la santa misa.
Recordó las palabras de Jesús, plasmadas en la primera lectura de Isaías: "Yo vendré a reunir a todas las naciones, es el sueño de Dios. Sin embargo, algunos podemos pensar que nosotros tenemos la exclusividad. Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas".
Dijo que ese Evangelio se muestra nuestra inseguridad, por eso preguntamos: "Señor, ¿serán pocos los que se salven?".
La respuesta es muy dura, sobre todo para los que se crean con derechos adquiridos, rompe nuestras seguridades, si alguna vez nos hemos sentido los selectos, los que están en posesión de la verdad y van por el buen camino. Los preferidos pueden ser rechazados: "No sé quiénes sois".
Pero, si hemos ido a misa todos los domingos, hemos preparado miles de homilías, hemos bautizado a nuestros hijos y enterrado a nuestros mayores, nos hemos casado por la Iglesia, ayunado en Cuaresma, comprometidos en todas las colectas, e incluso somos catequistas, de Cáritas... ¿No es esto suficiente para salvarse? Jesús no responde a la pregunta, con los actos que tenemos que realizar, o si basta con cumplir con los primeros viernes de mes, su respuesta es: "Esforzaos por entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentaran entrar y no podrán".
Y continuó: "Algunos dirán no tengo tiempo, estoy en época de crianza y en los años activos, en los que son otras las prioridades: el trabajo, la hipoteca; el recurrir a Dios es para los tiempos difíciles en la enfermedad, cuando se pierde a un ser querido", Hay un momento decisivo en la vida de cada uno: "Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis afuera y llamaréis a la puerta, diciendo: Señor, ábrenos; y él os replicará: No sé quiénes sois".