"Se necesitan dos años para aprender
a hablar, y sesenta para aprender
a callar".
Ernest Hemingway
Lo suyo, realmente, es hablar. El presidente López Obrador soltó este 10 de enero una respuesta de 28 minutos, llena de digresiones y divagaciones, a una pregunta de la reportera Sara Pablo. Se alargó tanto que impidió a Joe Biden responder a las preguntas que le dirigió la periodista mexicana. No es que AMLO haya recurrido a ese largo discurso para evitar que Biden tocara el tema de la captura de Ovidio Guzmán o el del fentanilo, sino que padece simplemente de incontinencia verbal.
Este 10 de enero, ya con una demora importante en la agenda de la cumbre de Norteamérica, se ofreció la habitual conferencia de prensa final de los mandatarios. Después de las presentaciones iniciales, se procedió a las preguntas y respuestas. El acuerdo era que un reportero de cada país hiciera una pregunta. Cuando tocó el turno a la mexicana Sara Pablo, esta le hizo dos a Biden y una a López Obrador, pero AMLO tomó el micrófono y no lo soltó en 28 minutos. No respondió nunca la pregunta de la reportera, sobre migración, pero ofreció un sinuoso monólogo que dejó a Biden y a Trudeau, como relató Bloomberg, "moviéndose incómodamente en sus podios". Al final Biden solo comentó que respondería después las preguntas de la reportera mexicana que AMLO no le había dejado contestar.
López Obrador habló a borbotones de las becas para ninis, el Tren Maya, el programa Sembrando Vida, el fentanilo, los migrantes, los daños que ocasiona el vapeo e incluso los guapos personajes con joyas de las series de televisión sobre el narcotráfico. Los gestos de asombro y sonrisas de pena ajena de Biden y Trudeau fueron reemplazados poco a poco, mientras avanzaba el larguísimo discurso, por muestras de incomodidad y aburrimiento.
El Presidente ni siquiera se preocupó porque la información fuera correcta. Afirmó, por ejemplo, que el número de migrantes mexicanos a Estados Unidos ha bajado gracias a sus programas sociales. La Customs and Border Protection de Estados Unidos, sin embargo, tiene otros datos, ya que reporta que el número de mexicanos detenidos en intentos por ingresar ilegalmente a la Unión Americana ha aumentado de manera brutal en el gobierno de López Obrador. En el año fiscal 2020 de Estados Unidos (octubre de 2019 a septiembre de 2020) la cifra fue de 309,230 para pasar a 823,057 en 2022. Sí hubo un momento en que el flujo de migrantes mexicanos se volvió negativo, pero fue en el gobierno de Felipe Calderón.
No es esta la primera vez que López Obrador se engolosina con el micrófono en una reunión diplomática. Lo hizo el 12 de julio de 2022 durante una visita a Washington, en la que pronunció un discurso de media hora en la llamada "oportunidad de fotografía", un momento para que fotógrafos y camarógrafos tomen imágenes en la Oficina Oval de la Casa Blanca y en que el protocolo dicta que los mandatarios intercambien unas cuantas palabras. El presidente mexicano pensó, en cambio, que era su oportunidad de presentar un discurso de grandes pretensiones sociales a los medios de Estados Unidos, que no recogieron ni una palabra.
El presidente López Obrador está enamorado del micrófono, quizá no tanto como sus admirados Fidel Castro y Hugo Chávez, que daban discursos de varias horas, pero sí en los términos que se consideran adecuados en la política moderna. Piensa que todo lo que dice es novedoso y fascinante. Lo curioso es que él mismo afirmó el 18 de junio de 2019: "No me gusta la charlatanería, el hablar por hablar". El problema es que, cuando toma un micrófono, se le olvida.
· ASILO
"El derecho a solicitar asilo es un derecho humano", declaró el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volver Türk. El plan de Biden para rechazar en la frontera a decenas de miles de refugiados cubanos, venezolanos, nicaragüenses y haitianos, para obligarlos a permanecer en México, violaría este derecho, según el funcionario de la ONU.