La intercepción ilegal y difusión de una conversación en mayo de 2015 entre Lorenzo Córdova y Edmundo Jacobo sobre el encuentro en abril con un bribón llamado Hipólito Arriaga Pote sigue atizando los denuestos contra el INE.
El presidente López Obrador dijo ayer:
“¡Cómo voy a querer yo al que está ahora, Lorenzo Córdova! ¡Pero, cómo! ¡Cómo va a estar un racista de presidente del INE! ¿Qué no el racismo es lo opuesto a la democracia? Y se probó, busquen ahí, a ver si encuentran de cuando lo van a ver de comunidades indígenas para pedirle que se tomara en cuenta a los pueblos originarios y él no los atiende, se molesta, y luego le habla a un ayudante…”.
Recuerdo el episodio y lo recupero de nuevo porque se trató de un chantaje obvio: con la coartada de antidemocráticos “usos y costumbres”, el granuja que se ostentaba como “gobernador indígena de todas las etnias del país” le exigió curules evitando que sus “representados” expresaran su genuina voluntad en las urnas electorales.
En esencia, lo que “el racista” Córdova le contó al secretario general del INE (no su “ayudante”) fue:
“Te voy a decir cómo hablaba ese cabrón: ‘Yo jefe gran nación chichimeca, vengo Guanajuato, yo decir a ti, o diputados para nosotros, o yo no permitir tus elecciones’. Se ve que este güey, yo no sé si sea cierto que hable así, cabrón, o vio mucho Llanero solitario con eso de Toro, cabrón. No mames, solo le faltó decir: ‘Yo gran jefe Toro Sentado, líder gran nación chichimeca’. No mames, está de pánico, cabrón. O acabamos muy divertidos o acabamos en el psiquiatra…”.
El balconeo de tan lógica, hilarante y explicable llamada escandalizó las buenas conciencias de los políticamente “correctos”, que acusaron a Córdova de “racista”, éste se disculpó con quienes se dieron por agraviados y en este espacio publiqué Yo apoyar gran jefe INE.
La anécdota viene a cuento por el recrudecimiento de la embestida contra el INE, tan enconada que ha hecho decir a López Obrador varias mentiras evidentes.
Este jueves, por ejemplo, al comentar la resolución unánime del Consejo General del instituto sobre el peligro que entraña el plan B en las reformas a leyes secundarias, AMLO aseguró:
“Se presentó una ley que no tiene alcances mayores, nada más es bajarles el sueldo…”.
Falso: su propuesta implica el destazamiento estructural del INE y la echada a la calle de 85 por ciento de su personal operativo (dos mil 600 personas), conformado por servidores públicos que han hecho un eficiente y verificable servicio a la ciudadanía.
Si la reforma constitucional abortada por la oposición en el Congreso era un balazo a la cabeza, lo que las mayorías morenistas y morenianas aprobaron mutilan los brazos y las piernas de la institución.
Y el Presidente calumnió a los consejeros:
“¿No son ellos los que permiten el relleno de urnas y la falsificación de actas? ¿No son las autoridades electorales las que se roban los paquetes? ¿No son las autoridades electorales las que permiten la compra del voto…?
No. Desde luego no.
Carlos Marín