A conveniencia, lo legal va por encima de lo moral y lo moral por encima de lo legal.
Florestán
Anoche se cumplieron 45 días del intento de asesinato de mi querido Ciro Gómez Leyva y estamos como al principio: sin saber quién le disparó, quién lo mandó matar y por qué. Es decir, no se conoce a los autores material ni intelectual ni el móvil.
Hasta donde se sabe, la Fiscalía de Ciudad de México no ha logrado avances desde el momento en que la Secretaría de Seguridad Ciudadana le entregó 12 detenidos tras un operativo simultáneo en el que participaron la Sedena y el CNI.
El pasado martes 17, cuando le preguntaron al presidente López Obrador sobre los avances, dijo que los daría a conocer el siguiente viernes, en la mañanera que haría en la oficina del gobierno de Ciudad México. Es decir, marcó tiempos no en aras de la investigación sino de la política: en el territorio de Claudia Sheinbaum.
Así, ese día, y solo al responder una pregunta, aseguró que seguían avanzando en la averiguación porque era un caso grave. Porque ¡imagínense ustedes que se hubiese consumado ese atentado! ¡La campaña de desprestigio en contra del gobierno…!, exclamó.
Es decir, primero él y su gobierno y luego todo lo demás. Y siguió: es que es muy obvio, ¿por qué van sobre un periodista famoso que además tiene diferencias con nosotros en buena lid? Pero ya dar un paso de esos para crear la sospecha de que el gobierno está promoviendo la represión, está silenciando a voces opositoras (sic), esas son palabras mayores.
Además, reiteró que no descartaba ninguna hipótesis, ni la del autoatentado, a la que ya se había referido.
¿De verdad cree el Presidente que Ciro se mandó matar?
El punto es que han pasado 45 días de este atentado que a todos nos hizo más vulnerables y estamos como al principio: sin saber quién, por qué y para qué mandaron asesinar a Ciro.
Y Presidente, que no lo calienten, nadie lo ha acusado a usted de este crimen, lo que le obliga más a aclararlo.
RETALES
1. PEOR. El Presidente se ha ido endureciendo de cara al proceso electoral y se radicalizará aún más conforme se agote su gobierno. El llamar farsante al presidente del INE, Lorenzo Córdova, es una expresión de ese corrimiento;
2. CIFRAS. La ofensiva contra el INE es por el proceso electoral del 2 de junio de 2024. Quieren asegurar todos los frentes. Han repetido que gasta mucho, pero, lo dijo ayer Carlos Urzúa, primer secretario de Hacienda de López Obrador: la reducción de costo que quiere en ese instituto representa la cuarta del uno por ciento del Presupuesto de Egresos de este año; y
3. ENRAMADA. Sí, ya la enramada se secó y el ahuehuete que plantó el gobierno de Claudia Sheinbaum en el Paseo de la Reforma por ahí anda. Encontrarán culpables, pero nunca aceptarán que no pudieron ni trasplantar un árbol en la emblemática glorieta de la Palma, que, por cierto, se les murió.
@lopezdoriga
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