Los faros iluminan y guían la desesperación de la noche.
Florestán
Ayer se confirmó que Pablo Neruda fue envenenado, no falleció de causas naturales, como informó entonces la dictadura de Pinochet.
Hoy recupero la entrevista que en 1998 hice a Gonzalo Martínez Corbalá, embajador de México en Chile cuando el golpe del 11 de septiembre de 1973.
Y me dijo: El domingo 16 de septiembre, tras un largo acuerdo con el presidente Echeverría, me regresé a Santiago; a la 1 de la mañana ya del lunes 17, con instrucciones de buscar a Pablo Neruda y lo invitara a que se viniera a México como huésped o como él lo determinara.
Al llegar, lo primero que hice fue buscarlo. No lo encontré en Isla Negra en donde solía estar y me dijeron que estaba internado en la clínica Santa María, en Santiago. Inmediatamente lo busqué y allí estaba, acompañado de su esposa Matilde, bastante mal de salud. Conversé con él, comunicándole el saludo y el deseo del presidente de México y el mío propio de que se viniera con nosotros acá. Su primera reacción fue que prefería quedarse en Chile hasta el último momento.
Sin embargo, Matilde y yo mismo le fuimos explicando cómo estaba la situación realmente, de lo que no se había percatado al encontrarse aislado y decidió aceptar la invitación como huésped de honor del gobierno mexicano.
Convenimos que saldríamos al día siguiente, sábado 22. Y cuando voy por don Pablo esa mañana, Matilde me entrega sus maletas, su abrigo, su gorra y los originales de sus memorias, “Confieso que he vivido”.
Y me dice don Pablo:
—¿Sabe qué, embajador? Que no quisiera irme hoy.
—¿Y cuándo quiere irse, Don Pablo?
—Nos vamos el lunes, embajador.
—El lunes vengo por usted.
—Llévese mis maletas, por favor, y el lunes viene por mí y ya voy a estar listo.
Y así fue, nada más que el domingo en la noche estando allá, en México había el rumor de que Neruda había muerto, y yo estando en Santiago, debido al toque de queda y al aislamiento, pues no lo sabía. Entonces, salí de inmediato a la clínica Santa María y, efectivamente, ya encontré a Neruda muerto.
Hablé cariñosamente con Matilde. Y, así, en vez de acompañarlo a México, viajaríamos al día siguiente, lo acompañé al cementerio para enterrarlo, recordó el querido Gonzalo, quien siempre sostuvo que a Neruda lo habían envenenado.
Ahora, casi 50 años después, se confirma.
RETALES
1. BOTE. Ricardo Monreal dio la orden y la comisión que preside Mónica Fernández citó para el martes a fin de dictaminar el plan B de la reforma electoral en el Senado;
2. MANOSEO. Es inaudito el manoseo, hasta presidencial, para la compra de Banamex, lo que ha despertado dudas sobre su futuro; y
3. GRACIA. Fue lo que otorgó Claudia Sheinbaum a su contralor, tras irse de fin de semana al Super Bowl en medio de la pobreza franciscana. Lo perdonó por no viajar en avión privado. Los diferentes.
Nos vemos mañana, pero en privado
Joaquín López-Dóriga
@lopezdoriga