Saludador, Edmundo escribe:
“Le he seguido en sus artículos y comentarios. Confirmo la apreciación que desde hace tiempo tengo de usted, financiado a través del chayote por diversas fuentes, la más indudable de Genaro García Luna, de ahí sus propiedades. Saludos”.
A mi respuesta, replicó:
“Pobre seudoperiodista, auténtico extorsionador, majadero, carente de principios, de lenguaje, pero con cartera llena de dinero mal habido. Genera mucha lástima. Saludos”.
De Víctor Manuel Echeverría:
“Tengo mucho coraje por la forma en que la justicia estadunidense ha tratado a un ex funcionario de México y del impacto que tendría en nuestro país, donde ya se soban las manos los morenos y en la mañanera puras sandeces, derramando todo el rencor y veneno y dividiendo más a los mexicanos. Como lo mencionaste, mucha gente no entiende. Un jurado formado por maestros o vendedores de hot dogs, ¿qué puede saber del narco en México y el peligro que se corre en cargos como el de García Luna, incriminado por los criminales más sanguinarios que el mismo ex secretario capturó y envió a EU? De la que se salvó el general Cienfuegos. Gracias por leer mi escrito”.
Como “asunto de extrema urgencia”, Bryan Polito descargó:
“Pinche arrastrado jajaja. La edad ya te tiene escribiendo pura pendejada, mejor retírate antes de que alguien te haga callar”.
Le hice ver su ignorancia, porque su amenaza es rastreable por la policía cibernética, pero volvió a amenazar:
“Pobre anciano decrépito, pero un día de estos Carlos, un día de estos vas a pagar por toda la mierda que escribes, eres un atentado contra la razón. Aguas chaparrito”.
VM Echeverría, a quien le respondí celebrando la coincidencia, volvió al correo:
“Lo vendió El Peje a Biden con el pretexto del narco, pero en el fondo era para que los morenos lo utilicen para denostar a la oposición con fines electorales. García Luna chivo expiatorio”.
De Eusebio Cárdenas:
“Previo un atento saludo y coincidiendo con su artículo del día de hoy, le comento:
1. Me parece que desde que inició el juicio ya estaba predefinido el destino del ya no tan presunto delincuente. Me imagino el ambiente de una corte y un jurado de buenas conciencias neoyorquinas juzgando a un reo presentado como un torvo ex funcionario mexicano ligado al narcotráfico. 2. La defensa del acusado, si así se le puede llamar, daba pena por sus débiles argumentaciones y réplicas a los testigos. Creo que en películas como Testigo de cargo con Charles Laughton hubiera aprendido algo. ¿O será que solo les interesa lo que le pueden sacar a los indiciados mexicanos?”. (Yerra: al despacho de César de Castro, defensor de oficio, le pagan los contribuyentes de EU) 3. Independientemente de las posibles transas, malos manejos y delitos en que haya incurrido el personaje en cuestión, es lamentable y vergonzoso que el oficialismo mexicano y sus seguidores celebren el veredicto de culpabilidad de un mexicano emitido en una corte neoyorquina. ¿Dónde queda aquello de la impoluta soberanía...?”.