A quien se le multiplicó ¡por doce! su “más catastrófico” pronóstico de 60 mil muertes por covid, el subsecretario de dizque Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, de nada le servirá exculparse por la proporción que le quepa en la matazón (casi 800 mil, según el Inegi), atribuyéndola a la desigualdad social, las malas condiciones previas de salud de las personas que se gestaron durante las tres o cuatro décadas previas y las añejas carencias en la infraestructura de salud.
Eso dijo a la reportera Ángeles Cruz Martínez, de La Jornada, en una entrevista publicada ayer.
Posando como para una portada de ¡Hola!, al “estratega” contra la pandemia se le ve reflejado en el virtual espejo de acero de un elevador, ocupando un tercio de la primera plana y con un pie de foto con una más de sus descabelladas afirmaciones:
“El gobierno federal buscará adquirir vacunas contra el coronavirus en condiciones que favorezcan la economía nacional y no al revés, como ocurrió en 2020…”.
Ignora por lo visto que lo único que se debe favorecer es la salud social, frente a lo cual pasan a segundo o último término las finanzas públicas.
¿Sabrá que su pésima gestión se ha traducido en que la esperanza de vida en México se redujo nueve meses a causa de la pandemia, mientras que en Alemania o Noruega la disminución es de solo uno?
“No queremos ser víctimas de la narrativa artificial que se ha sembrado al ritmo y servicio de las necesidades comerciales de las casas farmacéuticas preponderantes”, dijo a la periodista, quien apuntó:
Se refirió específicamente a los laboratorios Pfizer y Moderna, que desarrollaron vacunas bivalentes contra el coronavirus, las cuales se promueven como una necesidad para, supuestamente, mantener la protección contra la enfermedad. Dichos biológicos contienen protección contra la cepa original del virus y la variante ómicron. El subsecretario insistió en que no existe evidencia científica sobre el beneficio de su aplicación, en comparación con las primeras vacunas hechas con una sola cepa, la surgida en Wuhan, China.
“Estamos abiertos a que haya muchas vacunas o nada”, enfatizó absurda y dubitativamente.
¿Pues no que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología tendría lista la vacuna Patria en diciembre de 2021, según prometió su directora, María Elena Álvarez-Buylla, la misma que amenazó con acabar con la “ciencia neoliberal”; la que antes de treparse en el gobierno dijo en un seminario zapatista (2015): “La ciencia occidental es la que ha producido los avances más deslumbrantes y quizá más inútiles, como la llegada a la Luna…”?
En vez de usurpar funciones hacendarias y preocuparse por “la economía nacional” para considerar si le entra o no al regateo de precios de vacunas antes que procurar la salud pública, López-Gatell está obligado a denunciar que el Conacyt ha sido incapaz de producir siquiera un milagroso y preventivo pinche té, ajeno por completo a lo que la sectaria machuchona de la 4T interpreta como “ciencia neoliberal…”.
Carlos Marín