Rijosa y altanera, la dupla nada poética ni shakespeareana Eurípides-Hamlet (Alejandro Flores Pacheco y García Almaguer), de Morena, exhibió su orfandad cultural cuando el primero afirmó que el instituto es “excéntrico, extravagante y gastalón” y que lo gobierna “la mafia electoral que está aquí en el INE y en algunos espacios del Tribunal Electoral”.
Lo frenó el consejero presidente, Lorenzo Córdova, “para invitarlo. Entiendo el ánimo de vulgaridad que inspira su intervención, pero le voy a pedir que se conduzca con respeto a las y los consejeros. Mientras yo ocupe esta presidencia, no lo voy a permitir”.
El ofensor pataleó: “No he ofendido a nadie, hablar de la mafia electoral es algo que hemos hecho y lo sostengo. Hay una mafia electoral incrustada en el Instituto Nacional Electoral y me refería a las consejeras y consejeros al decirles que es momento de que cumplan la ley aunque no les guste”.
Intervino después el diputado García Almaguer, quien recordó que se reformó la Ley de Remuneraciones para que nadie ganara más que el Presidente de la República. Los privilegios, acusó, se dan en el Consejo General del INE, y reprochó la interrupción a Eurípides porque “él solo (se) estaba manifestando a su manera respetuosa, respetuosa, respetuosa (…). Eurípides fue al fondo, a la necesidad que tiene el pueblo de México de eliminar los privilegios que ustedes dos defienden” (Hamlet es de quienes repiten la mentira de que Córdova y Ciro Murayama son los únicos que gobiernan la institución). Y soltó un descontón:
“A un mes de que se larguen de aquí, ¿cuánto se van a llevar de finiquito? Se van a ir millonarios…”.
Eurípides reincidió en agraviar, ahora diciéndole mentiroso al consejero Uuc-kib Espadas y amagándolo: “Usted va a tener que hacer frente a todas las intrigas que hoy se están sembrando…”.
Córdova lo atajó:
“¿Está usted amenazando a un integrante de este Consejo? Porque eso no lo voy a permitir, que quede claro, y lo voy a interrumpir tantas veces como sea necesario…”.
Volvió a recular Eurípides y Hamlet intentó justificar el descuartizamiento y la depauperación del INE diciendo que la tecnología y las aplicaciones electrónicas en las elecciones permitirían ahorrar gastos.
Los dos provocadores fueron aplastados por Murayama:
“¡Ay, pues qué optimista” con lo de la tecnología, exclamó: pues para recabar los datos en la consulta de revocación de mandato se opusieron al uso de teléfonos móviles “y entonces sembraron 17 mil nombres de muertos usando papel (…). No tienen el más mínimo rigor ni cuidado, y a veces ni autoestima”.
Y para satisfacer el morbo sobre sus ingresos de ley, remató:
¿Cuánto nos llevamos?: Tres meses y 20 días por año. Multiplique el monto del salario por tres y luego 20 días por nueve, y súmelo. Si le es imposible, demande a quien le dio su certificado de primaria”.
¡Olé…!
Carlos Marín