Lo importante y lo anecdótico:
1. Ayer, en “el búnker de García Luna” (el anfitrión explicó su tardanza “porque nos hicieron una limpia, una buena sahumada los científicos nuestros”), quedó expuesta la desinformación que priva en el gabinete presidencial de Seguridad cuando, al comentar los reproches estadunidenses a su política frente a los grupos criminales, el presidente López Obrador afirmó:
“Ellos lo están haciendo con propósitos propagandísticos. Ya agarraron lo del fentanilo, que ‘es responsabilidad de México’. Aquí nosotros no producimos fentanilo y nosotros no tenemos consumo de fentanilo…”.
Falsas ambas aseveraciones:
Del consumo local nadie tiene idea porque, con la “austeridad”, no solo se ha deshilachado el sistema público de salud, sino que se abandonó la medición de las adicciones. Asombra que no sepa del uso por mexicanos del mortífero opioide, a la vista en calles de Tijuana, Mexicali o Ciudad Juárez.
Pero más lamentable fue su afirmación de que “no producimos fentanilo”:
Hace tres semanas, la Secretaría de la Defensa publicó un comunicado sobre el hallazgo, en Sinaloa, de un laboratorio clandestino, “el de mayor capacidad de producción de droga sintética que se tenga registrado históricamente y durante la presente administración”, donde se procesaba, precisamente, fentanilo.
El 14 de febrero, informó, “personal del Ejército Mexicano llevó a cabo el aseguramiento de un centro de manufactura de pastillas de fentanilo” en las inmediaciones de Pueblos Unidos (municipio de Culiacán).
Según el reporte, “se trataba del laboratorio con mayor capacidad de producción de metanfetamina” (el estimulante donde los delincuentes mezclan el peligroso fentanilo).
Detalló que fueron asegurados: 128 kilos tres gramos de fentanilo granulado, 629 mil 138 pastillas “de probable fentanilo con un peso aproximado de 68.576 kilogramos”, más otros 100 kilos de metanfetamina y 750 de ácido tartárico, entre otras sustancias con que se cocina la droga 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más potente que la morfina.
Y ha habido otros descubrimientos.
Si el Presidente no había sido informado hasta ayer, ¿de qué se hablará en las cacareadas reuniones madrugadoras del gabinete de seguridad?
2. En “el búnker de García Luna”, cuya función verdadera fue tergiversada y tema de pitorreo, se insistió en la mentira, en palabras de la secretaria Rosa Icela Rodríguez, de que “este espacio era usado principalmente para que García Luna invitara a personajes de la vida pública…”.
Y se transmitió el video en que una voz masculina destiló insidias como éstas:
—“La mayor tajada de los contratos le correspondió a Telmex con mil 252 millones de pesos, es decir, 37 por ciento del presupuesto”.
—“García Luna presumió su nuevo centro de inteligencia con periodistas amigos de los horarios estelares de las televisoras como Carlos Loret de Mola, Joaquín López-Dóriga o Carlos Marín…”.
Ese testaferro ignora que somos reporteros y también estamos fotografiados con su jefe…
Carlos Marín
cmarin@milenio.com