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EN PRIVADO

Ahora a por la UNAM

 

 

Si no están conmigo, estoy contra ustedes.

Florestán

Desde hace muchos años López Obrador tiene un agravio contra la Universidad Nacional Autónoma de México, de la que fue un prolongado inscrito de una licenciatura que le llevó más de doce años por el camino de las ausencias y los exámenes extraordinarios, mientras veía pasar generaciones enteras.

Hace poco reveló que para cumplir el segundo idioma que la Facultad de Ciencias Políticas exigía para recibirse, se anotó en un curso de verano de portugués, con lo que pasó el requisito sin que hoy hable una palabra de lusitano, que no debe saber qué significa.

En el avanzar de su gobierno y su inevitable desgaste, acusó a la UNAM de haberse derechizado y, en plena crisis de la pandemia, reprochó que no hubiera vuelto a clases presenciales ni apoyara en el combate al covid, lo que fue otra mentira.

Ya traía su proyecto de hacerse de la UNAM para respaldar su cuarta transformación. En esa línea, en los últimos días ha endurecido su discurso contra todos los organismos autónomos, de los que encargó a su sucesor(a) su desaparición, y abundó en su obsesión por la Universidad, exigiendo su alineación con la 4T y planteando la cancelación de su elemento esencial, la autonomía. Apenas anoche planteó por una boca de ganso impedir que sea la Junta de Gobierno la que elija al rector y que sea vía el voto de la comunidad, es decir, del pueblo bueno.

Este es, desde Gustavo Díaz Ordaz, el más artero ataque a la autonomía de la Universidad sin que aquel presidente se atreviera a tanto: imponer rector.

Son, repito, los tiempos estelares de la 4T y la extensión de su gobierno porque, diga lo que diga, no se irá a La Chingada, su finca, en 2024.

RETALES

1. APAGÓN. Por razones que nadie ha explicado, ni explicarán, el gobierno de la Ciudad de México, ¿o fue el palacio presidencial?, apagó la iluminación del Zócalo el miércoles a las nueve de la noche, cuando aún había miles de mujeres en la plancha. Sé que López Obrador se duerme temprano y no hay que hacerle ruido. Pero esa orden pudo haberle dado un vuelco a la marcha que transcurrió sin violencia ni bajas;

2. CHOQUE. La crisis de fondo se presentará cuando el Poder Judicial eche para atrás la reforma electoral de López Obrador, y éste endurezca su ofensiva contra la Corte, su presidenta, Norma Piña, y la legalidad. Será clave saber qué va a anteponer Arturo Zaldívar, si su entrega al Presidente o su legado como ministro, ya muy menguado; y

3. FASCISTAS. En la Presidencia son protofascistas, antecesores del fascismo, cuando López Obrador presenta y promueve un video oficial buscando establecer una relación de complicidad que nunca existió y él lo celebre. Confunde la militancia de los suyos con el oficio periodístico de años de quienes conoció el siglo pasado y ahora trata de descalificar a través de sus amanuenses. 

Nos vemos el martes, pero en privado

 

Joaquín López-Dóriga

 

lopezdoriga@milenio.com

@lopezdoriga

lopezdoriga.com

Ámbito: 
Nacional