De acuerdo con el Inegi, el 16 por ciento de los estudiantes de nivel básico desertaron. Las causas están asociadas a la pandemia y pasan por el aumento en la orfandad, la pobreza y la modalidad de clases a distancia
De 2018 a 2022 más de 22 mil menores han abandonado la escuela en Morelos, de acuerdo con cifras del cuarto Informe de Gobierno de Cuahtémoc Blanco Bravo. Las razones, según las propias autoridades educativas y la Asociación de Padres de Familia, van desde la falta de economía de sus padres, la orfandad que les dejó la pandemia, hasta la falta de equipo de cómputo para tomar las clases a distancia.
“La deserción, según el Instituto de Educación Básica, durante la pandemia fue del 10 por ciento; de acuerdo con cifras que maneja el Inegi, fue del 16 por ciento, que, pensamos, son las más apegadas a la realidad”, dijo Mauricio Miranda, presidente de la Asociación de Padres de Familia.
Este porcentaje de abandono escolar significa el más elevado de los últimos sexenios en Morelos, considerando que en años anteriores no pasaba del siete por ciento, asumió Miranda.
La mayor caída en la matrícula pudo haber sido en el nivel secundaria, en donde los menores tuvieron que sumarse al campo laboral para ayudar a la economía de la familia. Pero en 2022, el Instituto Estatal de Educación para Adultos (INEEA) reportó solo haber atendido a mil 219 jóvenes de 12 a 14 años de edad, una de las cifras más altas. Pero más aún los menores que cursan la educación inicial, especial y el preescolar, prácticamente para sus padres resultó una actividad prescindible.
La estrategia está en el aire, ya que aunque la norma indica que el IEBEM debe visitar en sus hogares a los estudiantes que se fueron para conocer el porqué de la decisión, cuando la educación básica es obligatoria, ésta no se cumple.
Abandono escolar
En las cifras del informe de Blanco Bravo se observa que de 2018 a 2022 un total de 20 mil 879 estudiantes de nivel preescolar, primaria y secundaria abandonaron su formación educativa, así como mil 111 que estaban inscritos en la educación inicial, mientras que en educación especial 522 dejaron de acudir.
El que tuvo más fugas durante la actual administración fue el nivel preescolar, según las cifras reportadas al Congreso del estado en la Glosa del Informe. Ahí la caída de la matrícula fue superior a los 12 mil menores; la mayoría en el ciclo escolar 2020-2021, con nueve mil 754.
En el nivel primaria la caída comenzó incluso antes de la pandemia; durante el ciclo escolar 2019-2020 tuvo un total de mil 753 estudiantes menos, para el siguiente ciclo escolar fue mínimo, con 652, pero para el ciclo escolar 2021-2022 fue de tres mil 717. Lo mismo ocurrió en el nivel secundaria: mil 778 menos en el ciclo 2019-2020; mil 67, en 2020-2021, y en el 2021-2022 fue de tres mil 28.
Llama la atención que la cifra de deserción escolar es casi seis veces más que en el nivel superior, y casi el doble que en nivel bachillerato. La tabla indica que de 2018 a 2022 la caída en la matrícula en el nivel técnico fue de dos mil 393; en bachillerato, 13 mil 331, y en el nivel superior tres mil 781.
Cifras superan la baja “natural” de cada ciclo escolar
El Instituto de Educación Básica del Estado (IEBEM) reconoce que la tasa de deserción escolar tuvo un incremento de más del 200 por ciento durante la contingencia sanitaria. “La tasa es de cuatro mil niños a la baja por ciclo escolar, en la pandemia creció a 14 mil”, respondió su área de comunicación social; “son datos estadísticos del Inegi”, añade el titular Rodolfo Pazarán.
Para este ciclo escolar la recuperación de menores ha comenzado, y estiman que para el que arrancará, en agosto de 2023, la demanda de espacios supere el 10 por ciento.
En dónde están
Una de las opciones para los menores que decidieron abandonar la educación regular fue incorporarse a la educación para adultos, principalmente en el nivel secundaria, en donde se implementó el programa “Jóvenes 10-14”. Con cifras del INEEA, se tiene que de 2018 al 2022, mil 262 jóvenes concluyeron su educación secundaria mediante dichos esquemas.
En éste ingresan desde aquellos que por economía no pudieron seguir la secundaria regular, hasta los que tuvieron problemas de conducta o víctimas de acoso escolar, como bullying.
Mauricio Miranda acusó que los menores que se fueron no han regresado a los planteles.
Menores, sin recursos
“Muchos niños se quedaron huérfanos en la pandemia, o se quedaron sin papá o mamá, por lo que no están teniendo los recursos para acudir a la escuela, otro factor de abandono escolar es que muchos no tenían computadora ni teléfono para conectarse a la escuela, ellos simplemente quedaron desalentados”, dijo Miranda.
Para la Asociación de Padres, no se tiene una estrategia para “recuperar” a esos pequeños que se fueron de las escuelas, y tampoco se les ha nivelado respecto a quienes tuvieron un mayor rezago en el plan de trabajo. “Las autoridades siguieron de frente, como si no pasara nada; existe una indiferencia sobre lo que pasa en la educación”.
Acusó que tanto la Secretaría de Educación Pública como el IEBEM están siendo omisos a su responsabilidad, ya que las normas les obligan a buscar en sus hogares a los menores que salieron para que regresen, algo que no están haciendo.
Presa fácil del crimen
Uno de los riesgos mayores es que las niñas, niños y adolescentes que ya no estudian pueden convertirse en presa fácil de grupos criminales que les acechan ofreciendo una vida “aparentemente fácil, se sienten realizados, gente que les da poder”, sobre todo cuando los menores pueden resultar “imputables” ante hechos delictivos.
El Tribunal Unitario de Justicia Penal para Adolescentes (TUJA) refiere que en 2022 de los 101 adolescentes y jóvenes que fueron llevados ante la justicia por algún delito, 20 no estudiaba ni trabajaba; 48 tenían apenas secundaria. Un total de 19 tenían primaria, 16 preparatoria, y otro tanto sólo preescolar.