Calcula en 12 mil a sus acarreados pero ni esto ni lo otro, en su opinión (El Universal de ayer), le quita legitimidad al mitin.
Atiborrar autobuses con militantes y agradecidos menesterosos usados como clientela electoral para su traslado a la capital no es una ocurrencia tlaxcalteca sino una desatada competencia de morenistas y morenianos para superar en cantidad (no en calidad) las tumultuarias demostraciones ciudadanas de 13 de noviembre y 26 de febrero que motivaron las convocadas y encabezadas por el presidente López Obrador el 27 de noviembre y la que está en puerta.
El mandatario anticipa una multitud excepcional:
“Nada más observen lo que va a pasar el 18 de marzo (…). Y después a lo mejor, si los adversarios conservadores convocan, pues vamos a seguir haciendo nuestras manifestaciones (…). Están invitados todos, tenemos que defender nuestra soberanía, tenemos que defender el petróleo, la industria eléctrica, y también vamos a invitar a nuestros cantantes, los que le gustan a la gente…”.
Por eso gobernadores, alcaldes, partidos alcachofas y legisladores se afanan en echarle levadura al Zócalo.
Los costos serán lo de menos porque, pese a despedir el tufo de las haciendas públicas, serán disfrazados de contribuciones “personales”.
Mi compañero Fernando Damián ha dado cuenta de que Ignacio Mier, coordinador de la bancada mayoritaria y presidente de la Junta de Coordinación Política en San Lázaro, aseguró:
“Claro que vamos a asistir y tengo conocimiento, porque me lo han hecho saber varias diputadas y diputados, que destinarán parte de sus dietas para poder estar presentes. Y con ellos algunos de los compañeros que quieren venir también y que solidariamente apoyan su traslado las y los diputados”.
Ajá.
Si Tlaxcala 12 mil, otros leales machuchones en la República reclutan el doble o más de gente: los de Jalisco prometen 60 mil, Ciudad de México 130 mil, otros 15, 20 o de perdida cinco mil.
El vocero morenista en el Senado, César Cravioto, dice sin ruborizarse:
“¿Cómo quieren que llegue la gente de Sinaloa o de Querétaro?, ¿en carros particulares? La gente se organiza y se sube a un camión y llega en camiones, pero eso no es ser acarreado…”.
Reproduzco las consignas que imagina José Luis Martínez en su sabatino e imprescindible Santo Oficio:
Con los rostros de Alejandro Gertz, Yasmín Esquivel y José Antonio Romero Tellaeche, Los plagiarios no se tocan; con Miguel Díaz-Canel, Daniel Ortega y Nicolás Maduro, Los dictadores no se tocan, y con o sin sus imágenes, López-Gatell no se toca, La maestra Delfina no se toca…
Y todo lo demás que, como el INE pero sin merecerlo, se ha vuelto intocable…