Celina Realuyo es una mujer de ojos tristes y gestos lentos. Cuando habla, su voz es firme. Articula despacio. Quizá esto se debe a su pasado como diplomática en Estados Unidos, o su experiencia como académica en la Universidad George Washington. Este jueves, Realuyo se sentó ante el Comité de Servicios Financieros del Senado, en Washington, y explicó cuál es la conexión china en México en la fabricación y exportación de fentanilo.
La historia comenzó en agosto de 2018, cuando Estados Unidos hizo pública una acusación contra los empresarios chinos Fujing Zheng y su padre, Guanghua Zheng, quienes viven en Shangái y son aún objetivos de la justicia estadounidense. Se les acusó de utilizar una red de empresas para fabricar y distribuir sustancias controladas, incluido fentanilo, que vendían desde su página de internet. Sus cómplices en Estados Unidos recibían las sustancias, las reetiquetaban y las mandaban a los clientes finales. Los Zheng presumían que enviaban más de 16 toneladas de químicos por mes desde China. Las ganancias, dice la acusación, se lavaban con monedas digitales como Bitcoin y terminaban en bancos en China y Hong Kong.
Meses después, Estados Unidos acordó con el Partido Comunista Chino que controlarían la venta de fentanilo, que allí se producía y comerciaba legalmente. Una parte de esa producción se enviaba por correo a Estados Unidos, como si fuera una postal a un amigo, y se distribuía, también por correo, hasta los adictos consumidores finales. Antes de 2019, según datos de la DEA, el 96% del fentanilo que se incautaba en Estados Unidos vía correo internacional había llegado desde China. El gobierno chino implementó los controles sobre el fentanilo terminado, no sobre los precursores.
Desde 2019, el modelo de negocio se diversificó. Un informe de la DEA, de hace una semana, dice que los traficantes chinos se adaptaron para producir precursores y "subcontratar la producción final a laboratorios de los cárteles en México".
El informe asegura que los traficantes mexicanos compran en China también las máquinas para procesar el fentanilo. Otras veces, como lo vi en Sinaloa, los traficantes envían el polvo a Estados Unidos, donde sus "clientes" (los traficantes estadounidenses) hacen las pastillas.
Esta semana, la investigadora Realuyo añadió un elemento clave a esta historia, que ha pasado casi desapercibida por la prensa. "Cuando el Servicio Postal de Estados Unidos tomó medidas drásticas contra el correo directo", dijo, "los cárteles mexicanos llenaron ese vacío y se convirtieron en los principales traficantes de fentanilo".
Esta conexión china en México se solidificó durante la pandemia en 2020. Y en México, también "el Cártel Zheng" es clave, como reportó antes Fox News. Ahora, Realuyo dijo que los cárteles mexicanos recurren "cada vez más" a los lavadores de dinero chinos "porque son mucho más eficientes, más económicos y confiables". Los chinos "se benefician al principio del ciclo económico, suministrando fentanilo y precursores químicos, y al final, lavando los millones de dólares generados por los cárteles mexicanos en Estados Unidos".
Estas declaraciones en el Senado forman parte de una audiencia que se publicitó con la aclaración de que es una preocupación bipartidista. Es el episodio más reciente de una tensión en curso entre México y Estados Unidos por la producción y trasiego de fentanilo, de la que escribí también la semana pasada. En la próxima columna, explicaré cómo el tono ha subido en los últimos dos meses.
Por ahora, vale la pena prestar atención a este posicionamiento preocupante: ¿es México la conexión clave con China, para la mayor crisis de salud en Estados Unidos de muertes por sobredosis? Reportes oficiales muy recientes en Estados Unidos evalúan la cooperación con México como "en un punto muy bajo". Mientras, Estados Unidos redefine su relación con China, el presidente chino Xi Jinping visita al ruso Vladimir Putin -justo al año de la invasión rusa a Ucrania- y la prensa estadounidense hace mofa del presidente mexicano, quien sigue pregonando que el narcotráfico se detiene con abrazos.
@penileyramirez