Hay algo en la escena de la muerte de Raúl Padilla López que es poco conocido. Un mensaje intimísimo que tiene que ver con un joven de dieciocho años al que, hace cuarenta años, le tocó presenciar la muerte de su propio padre.
Así relató entonces la prensa la noticia: “Encontrándose en su despacho profesional y ante la presencia de uno de sus hijos y de un amigo, el licenciado Raúl Padilla Gutiérrez, de 49 años … sacó de uno de los cajones de su escritorio una pistola escuadra 45 y se la llevó a la sien derecha y se hizo un disparo que le produjo instantáneamente la muerte.”
El amigo del occiso era el ingeniero Salvador Martínez Jauregui y el hijo que atestiguó el suicidio fue Raúl Padilla López.
Cuatro décadas después, por distintos motivos, el hijo siguió los pasos del padre.
En su época Raúl Padilla Gutiérrez hizo una carrera política impresionante. Sin embargo, los últimos testigos que intercambiaron conversación con él coinciden en que se hallaba atravesado por una depresión, según expresó, derivada del abandono de algunos amigos.
Su hijo, en cambio, dejó este planeta rodeado de un amplísimo círculo de personas leales a su persona. Su liderazgo incontestado sobre la Universidad de Guadalajara (UdG) y una obra cultural difícil de igualar lo acompañaron hasta su última hora. Ni siquiera las tensiones políticas con el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, y también con el presidente Andrés Manuel López Obrador, lograron arañar su privilegio político.
La ambición de resumir en unos cuantos párrafos una biografía tan compleja me está prohibida. Su brillo es deslumbrante y sus sombras insondables. Sin embargo, estoy obligado a reconocer aquí que la historia contemporánea de Jalisco y de México se beneficiaron mucho con sus aportaciones.
Habrá de confirmarse lo que corrió como rumor ayer domingo: que el cáncer volvió a amenazar la vida “del licenciado” y que por tanto tomó la decisión de arrebatarle al destino lo que le tenía preparado.
Zoom: A diferencia de su padre, Raúl Padilla López habría planeado el día siguiente de todo cuánto, en vida, dependió de su voluntad, principalmente la UdG. Con todo, mientras ocurren sus funerales, paradójicamente por esa misma dependencia la suerte de esa universidad enfrentará una situación grande de incertidumbre.