Y sin embargo se mueve
Los datos de las perspectivas de crecimiento económico son malos y la situación política parece irrespirable.
Se suceden los escándalos en los altos, medianos y bajos mandos del gobierno federal y los estatales. Algunos justificados, otros inflados, pero escándalos al fin.
La pregunta es cuánto más va a aguantar el pesebre nacional sin que lo derrumbemos a patadas.
Culpables de la irritación social los hay en el gobierno, en la oposición, en la CNTE y en los que quieren ver al país incendiado para recoger las cenizas.
Estamos mal, vamos mal, pero todavía podemos estar peor.
Todo depende de la salida que le demos a la crisis de credibilidad y de confianza por la cual pasamos. O somos sensatos o nos lanzamos al vacío.
Nos venden que la salida está en “cambiar de modelo” (Editorial de La Jornada, ayer miércoles), pero lo cierto es que ese es un eufemismo para decirnos que la única alternativa para México es el populismo de López Obrador.
Estamos mal, sí, pero con todo y el alza a los precios de las gasolinas anunciados este mes, tenemos una inflación anual inferior al tres por ciento.
La inflación en Venezuela este año será de 500 por ciento, de acuerdo con las estimaciones de J.P. Morgan.
Las ventas de tiendas de minoristas en México, al público en general, han crecido en 9.1 por ciento (INEGI, datos de junio de este año comparados con junio del año anterior).
Venezuela, en cambio, prácticamente no tiene consumo interno porque no hay qué comprar. Es preciso hacer colas de horas para adquirir un rollo de papel de baño, racionado.
Con el “modelo” populista venezolano se expropiaron industrias, se persiguió a los empresarios y el país se quedó sin producción.
México, nos dice Enrique Quintana en sus Coordenadas de ayer en El Financiero, “exporta más que el resto de América latina junta”.
Es decir, al día de hoy, México exporta más que Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Venezuela, Perú y más los que nos pongan, juntos.
¿Qué exporta Venezuela? Sólo petróleo. Y como el precio cayó, se hundió toda la economía y la moneda se les vino abajo (también por otros factores, como el control de cambios).
Y no se cayó de 13 a 18.5 como el peso mexicano, sino que en Venezuela el bolívar oficial es de 6.3 por dólar, y en el mercado negro el bolívar está a mil por dólar.
Ése es el “otro modelo”, con control de cambios, control de precios y monoexportador de un producto del Estado.
Se trata del modelo que quiere López Obrador para
México –él lo ha dicho–: el que existía antes de 1982.
Aquí podemos ver a medios de comunicación que se burlan del Presidente en sus caricaturas y columnas por el tema que sea de su vida personal o académica, y reciben –con toda justicia– publicidad oficial.
En Venezuela los líderes opositores son perseguidos, encarcelados o deportados. Los medios fueron silenciados. Y el único diario libre, El Nacional, sale con una decena de páginas y su director despacha desde el exilio.
¿Cambiar el modelo para irnos a ése? No, a otro iluso con tal engaño.
Aquí siempre tendremos la opción de cambiar de gobernantes, allá no.
Twitter: @PabloHiriart