El Departamento de Justicia ha anunciado este viernes la presentación de cargos contra 28 miembros del poderoso cártel mexicano de Sinaloa, entre ellos los tres hijos del famoso narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán, en el marco de una amplia investigación sobre el tráfico de fentanilo. Las acusaciones anunciadas el viernes imputan a los tres hijos de Guzmán, conocidos como los Chapitos, que se han ganado la reputación de ser la facción más violenta y agresiva del cartel: los hermanos Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar y Ovidio Guzmán López, para los que la fiscalía pide cadena perpetua no revisable.
Junto con sus cómplices, los Chapitos están acusados de montar operaciones para inundar Estados Unidos con fentanilo con el fin de abastecer a las “calles llenas de drogadictos”, en expresión de Iván Archivaldo Guzmán Salazar recogida por el Departamento de Justicia. En los cargos presentados este viernes se acusa de diferentes delitos de tráfico de fentanilo y de armas y de blanqueo de dinero, entre otros, a los Chapitos, a los principales lugartenientes y dirigentes del cartel de Sinaloa; a los presuntos fabricantes y distribuidores del fentanilo; a los directores de su violento aparato de seguridad armada; a los sofisticados blanqueadores de dinero que repatrían a México las ganancias del cártel de Sinaloa procedentes de la droga; y a múltiples proveedores de precursores químicos en China para fabricar el fentanilo, según la enumeración de los fiscales estadounidenses.
“Los Chapitos y el cartel de Sinaloa supuestamente cosecharon cientos de millones de dólares en ganancias inundando los Estados Unidos con fentanilo”, dice el Departamento de Justicia. Casi 107.000 estadounidenses murieron por sobredosis de drogas en Estados Unidos en 2021. “Mata a más estadounidenses de 18 a 45 años que los accidentes de coches, que el cáncer, que la covid. Y el número de niños de menos de 14 años que mueren ha aumentado a un ritmo alarmante”, ha dicho la jefa de la Administración para el Control de Drogas (DEA), Anne Milgram, que ha anunciado los cargos en rueda de prensa este viernes junto al fiscal general, Merrick Garland, y otros fiscales federales.
Milgram ha tenido una intervención muy dura y ha explicado el proceso que ha llevado al paso dado este viernes: “En la DEA decidimos actuar de forma proactiva contra la red delictiva más responsable del fentanilo que inunda nuestras comunidades. Analizamos nuestros datos y la respuesta estaba clara. La mayor parte del fentanilo que circula en Estados Unidos procede del cartel de Sinaloa. La DEA y nuestros socios en la aplicación de la ley acabaron con el anterior líder del cártel de Sinaloa, el Chapo Guzmán, que ahora cumple cadena perpetua en una prisión de Estados Unidos por sus crímenes”, ha dicho.
“Pero los hijos de El Chapo, Ovidio, Iván y Alfredo, conocidos como Los Chapitos, se convirtieron en los nuevos líderes del cartel de Sinaloa. Heredaron un imperio mundial del narcotráfico, y lo hicieron más despiadado, más violento, más mortífero, y lo utilizaron para propagar un nuevo veneno, el fentanilo (...) la droga más mortífera a la que se ha enfrentado nuestro país. Son responsables de la entrada masiva de fentanilo en Estados Unidos. Como resultado directo de sus acciones, hemos perdido cientos de miles de vidas estadounidenses”, ha añadido.
Siete acusados se encuentran detenidos a la espera del procedimiento de extradición: Ovidio Guzmán López fue detenido en México; Carlos Omar Féliz Gutiérrez y Silvano Francisco Mariano, alias “Rayo”, fueron detenidos en Colombia; Sergio Duarte Frías, Ana Gabriela Rubio Zea y Humberto Beltrán Cuen, alias “Don Chino”, fueron detenidos en Guatemala; y Anastacio Soto Vega, alias “Tachin”, fue detenido en Grecia. Además, Julio Marín González fue detenido anteriormente en Estados Unidos.
Para todos los acusados, el Departamento de Justicia pide penas de cadena perpetua. Sin embargo, para los seis líderes del cartel más destacado reclama que sean no revisables. Se trata de los tres Chapitos más los que considera tres máximos dirigentes de los sicarios del cártel: Óscar Noé Medina González, alias “Panu”, Héctor Isidro Pérez Salas, alias “Nini”, y Jorge Humberto Figueroa Benítez, alias “27″, que dan las órdenes, según el Departamento de Justicia, para “secuestrar, torturar y matar a cualquiera que se oponga a los Chapitos”. Para otros 16 acusados, el Departamento de Justicia reclama un cumplimiento mínimo de 40 años de condena y para los restantes seis, de al menos 10 años.
Los diferentes pliegos de cargos presentados, sobre todo el más extenso, de 65 páginas, muestran fotografías de paquetes de droga incautados, de fajos de billetes de alta denominación y de auténticos arsenales de armas. Los documentos explican el modo de operar de los acusados. La fiscalía sostiene que el cartel emplea a químicos cualificados (“cocineros”) que tienen experiencia en la síntesis de fentanilo a partir de precursores químicos procedentes de China. En un solo día, un cocinero del cártel puede fabricar más de 100.000 pastillas utilizando prensas, según se recoge.
En algunos casos, los narcotraficantes han comprobado la pureza de su fentanilo probándolo en otras personas. Por ejemplo, en torno a 2022, Pérez Salas y Figueroa Benítez experimentaron con una mujer a la que inicialmente pensaban disparar inyectándole repetidamente dosis de fentanilo hasta que murió, explica uno de los documentos. Otra prueba mostró que el producto era letal y aun así el cartel lo envió a Estados Unidos.
En la mayoría de los casos, el fentanilo del cartel entra en Estados Unidos oculto en compartimentos secretos de los coches, camuflado entre las mercancías de los remolques, escondido en el equipaje de los aviones, oculto a través de documentación falsa en los contenedores de transporte o escondido en los cuerpos de mulas de la droga.
Una vez que llega a Estados Unidos, los traficantes tienen almacenes y una red de distribución estadounidense al por mayor para su al por venta posterior en pequeñas cantidades a los consumidores. Solo en 2022, la DEA incautó más de 57 millones de pastillas con fentanilo y unos 6.000 kilos de fentanilo en polvo, el equivalente a aproximadamente 410 millones de dosis potencialmente mortales de fentanilo.
El cartel usa métodos cada vez más sofisticados y atrevidos para blanquear los beneficios del fentanilo y trasladarlos de Estados Unidos a México. En el transcurso de unos dos años, un solo traficante ayudó en el lavado de más de 24 millones de dólares en ganancias, proporcionando a los blanqueadores de dinero del cartel en Estados Unidos aproximadamente 15 millones de dólares y enviando a México unos nueve millones de dólares en efectivo escondidos en compartimentos secretos en automóviles. Otros presuntos blanqueadores de dinero del cártel, incluidos Mario Alberto Jiménez Castro, alias “Kastor”, y Sergio Duarte Frías, han utilizado carteras de criptomonedas para lavar cientos de miles de dólares en ganancias de fentanilo para el cartel.
El Chapo fue condenado en 2019 por dirigir una operación de contrabando a escala industrial. En el juicio de Guzmán, los fiscales dijeron que las pruebas recopiladas desde finales de la década de 1980 mostraron que él y su cártel asesino ganaron miles de millones de dólares con el tráfico toneladas de cocaína, heroína, metanfetamina y marihuana a Estados Unidos.