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REPORTE ÍNDIGO:

El rol de víctimas quedó atrás y, a pesar de que en la actualidad los hombres siguen dominando los sets de filmación, es un grupo de mujeres el que encabeza y decide la forma de ver, crear y narrar el cine de horror en México

Por mucho tiempo, los hombres tomaron la claqueta y dominaron los sets de filmación para escribir, dirigir y producir cine de terror.

Con La mansión del diablo, considerada la primera cinta del género, la cual se estrenó el 24 de diciembre de 1896 en París, hace poco más de 150 años, el género masculino determinó la forma de ver y hacer cine.

De acuerdo con el sitio especializado “The Horror Report”, de 1996 al 2013, el 93 por ciento de las producciones internacionales fueron hechas por hombres.

Sin embargo, en 2014, esta cifra se modificó al registrar una participación del 10 por ciento de mujeres directoras en el cine de terror.

 

Aunque estos datos representan cantidad y no calidad, revelan que la presencia de las mujeres sigue siendo minoritaria, algo que ya está cambiando.

Desprendiéndose de su papel de víctima sin dejar de señalar a los culpables, las mujeres están redefiniendo clichés como las “final girls” y, por supuesto, la figura de heroína, que ya no va unida a una imagen masculina.

Desde el 2000 el mundo presenció American Psycho, de Marry Harron, escritora canadiense que también fue la directora de I Shot Andy Warhol (1996) o de la imponente cinta The Babadook (2014) en la que Jennifer Kent hace una crítica a la maternidad.

Tanto en la producción como en el guión hasta los personajes, el rol de la mujer se ha vuelto protagónico.

Todo esto por dos razones: las mujeres tras las cámaras y en la pantalla cada vez son más reconocidas.

 

¿Quiénes son los espectadores?

El género siempre ha sido asociado al espectador masculino, no obstante, la perspectiva, se está modificando.

El estudio de la plataforma especializada en cine de terror, “Movio”, indica que existe una diferencia entre terror de ciencia ficción y terror paranormal.

El terror de ciencia ficción, por ejemplo, sigue siendo mayoritariamente de interés para los hombres, mientras que el paranormal se encuentra casi parejo, 51 por ciento hombres, 49 por ciento mujeres.

Sin afán de convertirse en una pelea entre sexos, estas cifras demuestran que las producciones deben crear ofertas más atractivas que ya no sólo hagan uso de los viejos clichés, pues, el 27 por ciento de los consumidores son jóvenes de entre 15 y 20 años, pero ¿qué se está haciendo en México?

Si bien no es un secreto que por muchos años se le catalogó como un género menor, el cual ni siquiera llegaba a ser visto por la crítica o calificado para los certámenes más importantes como los Oscar, poco a poco se han logrado cambios significativos.

Para este año, el IMCINE recibió 293 millones 424 mil 217 pesos y se espera que un porcentaje sea destinado para la creación de cine de terror, como es el caso del Fideicomiso para la Promoción y Desarrollo del Cine Mexicano en la Ciudad de México, PROCINE CDMX.

La institución anunció que este año se incorporarán temas relacionados con perspectiva de género, infancias y procesos sociales que se generan alrededor de la distribución, exhibición y consumo del cine mexicano.

Quitarse el miedo

Lorena Villarreal, Gigi Saúl Guerrero, Sandra Becerril e Isa López son sólo algunos ejemplos de cineastas que se ha dedicado por más de 10 años al género de terror; no obstante, su éxito ha sido reconocido principalmente en el extranjero.

Este es el caso de Saúl Guerrero, quien dirigió algunos capítulos de la serie The Purge.

Para Edna Campos, directora de Macabro, en México existe una idea de que el terror no genera ingresos, lo cual considera un dato erróneo, pues es un género bastante rentable.

“Es cuestión de quitarse un poco el miedo al género, porque en México sí tienen miedo, no sé si todavía sea por prejuicio de ‘es que hay mucha violencia y esto genera más violencia’. Además, a la gente le gusta verlo”, opina.

El estudio realizado en 2016 por Stephen Follows, “Films data and education”, sobre el consumo de géneros de cine en todo el mundo, le otorgó a México el primer lugar como consumidor de películas de horror, seguido por Corea del Sur, Rusia y Estados Unidos.

 

Dicha investigación indica que en México se estrenan en promedio entre 70 y 75 películas de terror al año; sin embargo, tienen una duración de 52 semanas en cartelera y solo el dos por ciento está dirigido por mujeres.

De acuerdo con Narce Ruiz, investigadora y productora cinematográfica, estos datos tienen que ver con quienes “toman las decisiones finales”.

Explica que en el Instituto Mexicano de Cinematografía, al ser regido en los últimos años por mujeres, ha ayudado al momento de otorgar los apoyos y buscar la paridad de género.

“A nivel industrial los que toman las decisiones en Netflix o Amazon normalmente son hombres, entonces, si la toma de decisiones de los grandes proyectos y contenidos audiovisuales que se producen en el país la tienen los hombres, a veces no ven esta necesidad de buscar paridad”, aclara Ruiz.

Otra cosa que Narce Ruiz considera pertinente es que la sociedad se quite el estigma de que sólo las comedias románticas se llevan la taquilla, pues el terror hecho por mujeres va por buen camino.

El caso de Huesera

La maternidad, la culpa, el aborto, la sexualidad o la menstruación son temas que se están retomando desde el cine de terror.

Actualmente, existe una nueva generación de mujeres cineastas que utilizan el género para empoderar a la figura femenina.

En México está el caso de Huesera, cinta de Michelle Garza Cervera, en la cual el terror viene desde diversos símbolos para hablar de la maternidad y el posparto, temas que podrían considerarse un tabú en la sociedad mexicana.

En su ópera prima, Garza Cervera cuenta la historia de Valeria, una esposa joven de clase media que se embaraza, pero quien, mientras su hijo crece en su vientre, es atormentada por una presencia que interrumpe sus sueños y su aparente calma.

 

Con este filme, el caso de la cineasta Michelle Garza Cervera causó sensación en todo el público por aventurarse a hablar sobre la maternidad.

La película, que fue galardonada en el Festival de Cine de Tribeca, donde se llevó el premio al Mejor Director Nuevo de Narrativa y el galardón Nora Ephron, ha llenado las salas de cine.

“Seamos o no madres, tiene que ver con la observación de nuestras propias mamás y abuelas de cómo han sido sus vidas y lo que tienen que silenciar o sacrificar y es terrorífico porque, además, muchas no pueden expresar lo que sienten”.

En entrevista con Reporte Índigo, Cervera explica que Huesera habla, primero, de un recorrido emocional a través del género de horror y cómo muchas veces a la sociedad le parece casi incomprensible que una mujer sienta temor por ser madre.

Un retrato de la ciudad

Huesera también es una especie de crónica de la Ciudad de México, sus personajes, creencias y templos.

Para Michelle era importante arraigar la historia con su cotidianidad y cómo la misma sociedad se ha construido a partir de esta; desde la representación de la fe y el milagro al visitar a una Virgen de Guadalupe, hasta la presencia de tres chamanas y el uso de la “magia blanca”.

“Teníamos ganas de hacer una película del género que no suscribiera a fórmulas que siempre han sido dictadas. Queríamos mostrar cómo un personaje habita la CDMX, un lugar realmente diverso, lleno de religión y a la vez de chamanismo y  diferentes prácticas.

 

La evolución del horror

A pesar de que el folk horror se desarrolló desde los años 50 en la película La Bruja, de Robert Eggers, en la actualidad las mujeres lo han retomado desde una perspectiva que irrumpe el paradigma masculino del terror.

De acuerdo con Edna Campos, directora del festival Macabro, existe un auge con este género que utiliza la cultura de cierto lugar con leyendas o tradiciones de personajes imaginarios.

“En el caso específico de Huesera me parece que la idea de hacerte una limpia es muy común. Es algo que siempre ha estado ahí y es muy interesante cómo lo retoma. Por otro lado, te das cuenta de que la protagonista tiene una vida que no quiere vivir y eso ya es mucho más universal”, indica Campos.

La apuesta del actual cine de horror es hablar de las situaciones cotidianas y de los problemas políticos que puedan tener los países.

El género está evolucionando y yendo hacia otros rumbos que lo van enriqueciendo, incluso, desde el feminismo. Foto: Especial
El género está evolucionando y yendo hacia otros rumbos que lo van enriqueciendo, incluso, desde el feminismo. Foto: Especial

Cineastas como Marina Sargenti (Mirror, mirror) o Mari Harron (The Moth Diaries) hablan sobre el duelo tras una pérdida.

Incluso muchas mujeres han retratado la obsesión del hombre luego de recibir un no y buscar venganza: Urban Legends: Bloody Mary, de Mary Lambert, o Boxing Helena, de Jennifer Lynch, son claros ejemplos de ello.

El género del terror también ha sido una bandera para romper con mitos y prejuicios como puede ser el amor romántico, Anna Biller (The Love Witch) y Emma Tammi (The Wind) lo representan junto a sus protagonistas.

Edna Campos dice que en Macabro presentaron El ojo y el muro, una película guatemalteca que habla de la migración y los problemas que tienen las mujeres para llegar a Estados Unidos.

“Explorar este tipo de temas desde un corte fantástico también nos ayuda a abordarlos de una manera más cruda, a hacer catarsis de ese miedo en el cual vivimos inmersos y le hemos puesto un velo porque, muchas veces, la realidad es espantosa”, dice.

El género está evolucionando y yendo hacia otros rumbos que lo van enriqueciendo. Para la directora de Macabro, incluso, desde el feminismo, se han cambiado los discursos, como el hablar sobre la menstruación, tal es el caso de Ginger Snaps, cinta escrita por Karen Walton y dirigida por John Fawcett.

También destaca el caso de las hermanas Soska, especialistas en body horror.

Su segunda película, American Mary, causó mucha controversia en 2013, pues parten de la mujer como objeto sexual, pero en esta ocasión, las también conocidas como “las gemelas retorcidas”, hacen una ruptura de los cánones de belleza al transgredir el cuerpo.

“Hay películas que abordan temas personales, desde ahí ya son más feministas en el sentido de que cuestionan cómo se ha presentado a la mujer. También me llama mucho la atención cómo se está abordando mucho el tema de la vejez, las enfermedades que llegan con la edad y la relación entre las madres y las hijas, ahora me vino a la cabeza Relic, cinta que habla sobre una abuela, una madre y una hija”, platica.

Por otro lado, Narce abunda en que México goza de un momento donde las mujeres, tras haber sido privadas de alguna manera de dirigir, ahora están aprovechando esta plataforma para expresarse.

“Que las mujeres no hayan estado a cargo de la dirección durante muchos años nos ha privado de poder tener esa mirada, estoy segura de que muchas mujeres nos hemos sentido intimidadas por la típica pregunta de ¿para cuándo el niño? Pero creo que el éxito de Huesera abre la posibilidad para ver que hay chicas que llevan años trabajando este tema como Isa López con Vuelven.

“Stephen King dijo en Twitter que era la exponente del terror más importante que él conocía, imagínate, entonces, creo que hay muchas mujeres dirigiendo películas del género y que las iremos descubriendo”, argumenta Narce.

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Nacional
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