Al gobierno actual le pasa con la corrupción lo que en el cuento de Monterroso: despierta de su sueño y la corrupción sigue ahí.
El mayor fraude registrado con Enrique Peña Nieto fue la estafa maestra, que investigó y denunció Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).
La estafa maestra dispersó 6 mil millones de pesos.
El mayor desfalco del actual gobierno es el de Segalmex, la paraestatal encargada del abasto popular, también investigado y denunciado por MCCI.
Segalmex dispersó 16 mil millones de pesos.
Por la estafa de Segalmex se investiga a funcionarios de la dependencia, pero no al director Ignacio Ovalle, antiguo jefe de López Obrador en los tiempos del presidente López Portillo.
En el índice de percepción de corrupción del Inegi, 86.3 por ciento de la población considera frecuentes los actos de corrupción en el gobierno.
En el índice internacional de corrupción, que mide el World Justice Program, México ocupa el lugar 134 de 140 países y el lugar 30 de 32 en América Latina.
Hay videos de un hombre de confianza del Presidente, Alejandro Esquer, participando en un carrusel de colas de banco que transfieren millones de pesos en efectivo mediante depósitos sucesivos de 50 mil.
Hemos visto al hermano del Presidente, Pío López Obrador, recibir bolsas de dinero en efectivo “para la causa”.
La esposa de un ex colaborador del Presidente, César Yáñez, escribió un libro sobre la vieja práctica obradorista de recibir dinero en efectivo, en proporciones y frecuencia que justifican el título del libro: El rey del cash.
Denuncias documentadas de corrupción han acompañado la gestión de colaboradores claves del Presidente, como el secretario de la Defensa. Y han tocado también a los hijos del mandatario y a su red de amigos.
Cuando aparezca la historia completa de los contratos adjudicados sin licitación, una especialidad de este gobierno, el elefante de la corrupción aparecerá en todo su esplendor.
Será probablemente una manada.
Baste pensar en los sobrecostos de la refinería de Dos Bocas: de 9 mil millones de dólares a 18 mil.
O en el pesoducto invisible que pinta bardas y pone espectaculares por todo el país para precandidatos presidenciales del gobierno.