Pregúntenle a Ovalle: huachicol con la leche
Resulta que los diferentes, honestos e incorruptibles, se roban hasta la leche subsidiada para los niños y adultos mayores.
No tienen límites.
Lo mismo hizo el gobierno de la CDMX con las despensas para los damnificados por el terremoto en Turquía (reportaje de Pamela Cerdeira).
Y si los ponen a administrar galletas de animalitos, seguramente también las venden en el mercado negro.
Cuando Leonel Cota llegó a Segalmex, en mayo del año pasado, se encontró con que había 5 millones 300 mil beneficiarios de leche subsidiada de Liconsa, que recibían 16 litros mensuales cada uno.
Muy buen trabajo, pensó el sudcaliforniano, hasta que escarbó un poquito, no mucho: un millón 50 mil empadronados eran personas inexistentes.
Se hacían los envíos a los concesionarios, que son los encargados de las lecherías que venden la leche subsidiada a los inscritos en el padrón, como si ese millón 50 mil beneficiarios fueran reales.
A partir de las 10 de la mañana, la leche que no han retirado los beneficiarios, el concesionario puede vender el litro al precio que quiera.
De tal suerte que una lechería que recibe el lácteo para venderlo a 6 pesos con 50 centavos el litro, o 5.50 pesos en Oaxaca y en Guerrero, lo vende a 10, 12 o 15 pesos después de las 10 de la mañana a quien la quiera comprar.
El precio comercial del litro de leche es, promedio, de 23 pesos el litro.
Con un millón 50 mil personas ficticias, ¿cuánto le gusta que ganaran con el negocio los funcionarios del gobierno incorruptible?
Depende del precio al que hayan vendido las dotaciones para la gente de escasos recursos, cuya existencia suplantaron.
Pero dejémoslo así. En todo caso si se lo preguntan a Ignacio Ovalle seguro los puede sacar de dudas.
Duele e irrita, porque el programa es noble: lleva leche a 3.50 pesos el litro, a 561 municipios vulnerables, muy pobres pues, indígenas en su mayoría.
Leonel Cota y su equipo llegaron a cerrar las válvulas de un robo imperdonable, pero que otras instancias del gobierno federal sí perdonan, por lo menos hasta ahora.
Hecha para robar era la estructura de precios de la leche subsidiada: el concesionario, que abre la lechería a las seis de la mañana recibía una comisión de 9 centavos el litro. Es decir, los incorruptibles de Ovalle y socios mandaban, valga la expresión, leche y un antifaz al concesionario.
Ahora se pagan 20 centavos. ¿Cómo se puede cubrir ese aumento en el porcentaje? Así:
Los chicos de Ovalle y sus socios, padrinos o jefes, compraban a 105 pesos con 50 centavos el kilo de leche en polvo. Ahora se compra a 81 pesos con 70 centavos en promedio.
El robo, pues, era de mil 300 millones de pesos por ese concepto.
No paraba ahí el saqueo realizado por los incorruptibles.
De leche bronca, Liconsa compra unos 13 millones 400 mil litros a la semana. Se procesa, se descrema y ésta se vende como subproducto. Actualmente se vende en 53 pesos el kilo de crema.
¿Y los chicos de Ovalle, en cuánto la vendían?
Oficialmente, a 30 pesos el kilo. Un negociazo millonario, de 23 pesos por kilo de crema. Multiplíquelo por la cantidad de kilos que se obtienen de 13 millones 400 mil litros de leche bronca a la semana.
¿No se le dan las multiplicaciones, ni sabe cuántos litros se necesitan para un kilo de crema? Muy sencillo, que lo explique Ovalle. O sus jefes.
Ya pusimos lo malo, ahora va lo positivo.
El padrón de beneficiados con leche subsidiada, en un año, alcanzó a 5 millones 800 mil personas, luego de depurar a los ficticios.
Es decir, hay un millón 600 mil nuevos beneficiarios, reales.
Con los ahorros derivados de no robarse lo que se robaban, se compra más leche a los productores líquidos, y se renuevan los laboratorios de Liconsa.
La empresa estaba en números rojos, con dictámenes financieros negativos de parte de la Función Pública (no era sujeto de crédito), que pasaron a positivos y Liconsa es sana.
Bien por la limpieza realizada por Leonel Cota y su equipo.
Pero ¿y el saqueo a Liconsa, a expensas del dinero de los contribuyentes y de la leche que supuestamente era para las familias pobres?
¿En qué paraíso fiscal está el dinero de los incorruptibles?