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USO DE RAZÓN

La encuesta amañada

 

La encuesta de Morena y sus reglas confirman que la candidatura recaerá en quien señale el dedo del Presidente.

¿Quién hará la encuesta?

La convocatoria dice que la hará la Comisión de Encuestas. ¿Qué casa encuestadora es esa? Se trata de un fantasma que cubre el dedo del Presidente.

Habrá cinco encuestas, cuatro de ellas “espejo”, hechas por empresas particulares que serán propuestas por los cuatro aspirantes morenistas. Pero cada uno de ellos (Sheinbaum, Ebrard, López y Monreal) propondrá a dos encuestadoras, por lo que de entre ocho se sorteará a cuatro.

¿Por qué enredaron con una rifa, y no una encuestadora por cada aspirante?

Así se diluyen las posibilidades de inconformidad de uno de los aspirantes, que es el enemigo a vencer en esta pantomima.

Con los otros dos no hay problema: le levantarán la mano a quien apunte el dedo.

La encuesta central es la de Morena, y al final del juego decidirá la Comisión de Encuestas del partido y su resultado será inapelable.

Por si faltaran ambigüedades, la convocatoria dice que habrá “un cuestionario” elaborado por la Comisión de Encuestas.

¿Cómo que un cuestionario? Para preguntar a quién prefiere como candidato (a) a la Presidencia ¿necesitan un cuestionario?

La comisión “establecerá cuestionario y reglas, que serán inapelables”, dice la convocatoria.

Según dijo ayer Marcelo Ebrard, la encuesta será de una sola pregunta, lo que es distinto a lo que establece el documento del Consejo Nacional de Morena difundido el domingo en la tarde.

Pero vamos a lo importante:

El cuestionario “se entregará al encuestado para que marque el nombre de su preferencia, se depositará en urna sellada que se entregará al final de la jornada”.

Y el cuestionario tendrá número de folio y talón desprendible con el mismo número.

Hasta las elecciones que se realizaban antes de la creación del IFE eran más serias que la encuesta de Morena: los votos se contaban al término de la jornada y los perdedores tenían esa prueba para protestar si los resultados oficiales eran otros.

Hecha la encuesta, las papeletas se quedarán en las urnas de tres a 10 días en la obscuridad, en manos de dirigentes morenistas.

Que estén selladas no garantiza nada: se cambian por otras también selladas. Igual que las boletas foliadas. Se ponen otras con el mismo folio y punto.

Ahí está a llave del fraude.

La mecánica para alterar los resultados es aún más sencilla que la utilizada en fraudes que llevaron a la creación del IFE.

Si ellos se creen su propio cuento, adelante, pero no le quieran tomar el pelo a la sociedad.

Además, el historial de distinguidos morenistas nos recuerda que hicieron fraude en el PRD, donde jamás pudieron concluir sus consultas a las bases porque se hacían trampa entre ellos.

Del 19 de este mes hasta el 27 de agosto, dos meses y medio, los aspirantes recorrerán el país para ganar la encuesta, para lo cual “están prohibidos los recursos públicos, empresariales o de actividades presumiblemente ilícitas”.

A ver, y ¿con qué dinero van a recorrer el país?

Según la convocatoria, los aspirantes deben “privilegiar el contacto con la gente”.

¿Recorrer el país para ganar una encuesta?

Se trata de ganar una encuesta, no una elección. Lo lógico sería ir a medios de comunicación de amplio alcance.

La convocatoria señala que los aspirantes “evitarán los medios reaccionarios, conservadores, adversarios de la cuarta transformación y partidarios del viejo régimen”.

El Presidente ha puesto los calificativos arriba mencionados a prácticamente todos los medios de comunicación con presencia nacional.

“Salvo La Jornada, todos están en contra nuestra”, ha dicho el jefe político de Morena, que despacha como Presidente.

Ebrard se desmarcó de esa prohibición y acudió al programa radiofónico de Ciro Gómez Leyva –uno de los más atacados por el Presidente–, porque “estoy compitiendo en serio”.

¿Con quién van a ir los otros candidatos, entonces? ¿Sólo con La Jornada? ¿Con el canal 11 o el 22?

Tampoco habrá debates entre los aspirantes. Ni siquiera uno moderado por Lord Molécula.

¿Cuál es el temor? Los cuatro son buenos polemistas, formados en los debates del Legislativo o en el asambleísmo universitario.

Tal vez evitan que se les pregunte, frente al país, qué entienden por cuarta transformación. Los cuatro darían opiniones distintas porque eso que dicen defender no existe.

La cuarta transformación no es un proyecto de país, sino lealtad ciega a López Obrador, nada más.

Así la encuesta de Morena: una simulación.

Hasta en el nombre hay trampa. Elegir candidato (a) presidencial no aparece en la convocatoria ni estará en el cuestionario.

Se trata de “definir por encuesta la Coordinación de Defensa de la Cuarta Transformación”, dice el documento.

Todos inferimos que, debajo de esa denominación, está la intención de seleccionar a la candidata (o).

Y también inferimos que, debajo de esta faramalla, estará el dedo de López Obrador.

Ámbito: 
Nacional