Me dirán que alucino elefantes en la sala, y es verdad, pero en mi versión oftálmica se debe a que los elefantes están realmente ahí, en la sala, a la vista de todos, y que lo extraño es que no sean más vistos o más comentados por otros observadores.
El nuevo elefante a que me refiero es, desde luego, la flagrante ilegalidad en que ha sido conducida durante los últimos días la maniobra de la elección, o selección, o designación, del candidato de Morena a la Presidencia, manejada desde el lunes 5 de junio por el Presidente de la República.
Es verdad que los documentos de Morena no hablan de la selección, o elección, o designación de su candidatura presidencial, sino de lo que llaman su Coordinación de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación.
Es verdad que los documentos y el lenguaje de dirigentes y corcholatas tienen cuidado en no hablar de campañas, sino de asambleas informativas.
Pero es más verdad que el Presidente mismo dijo, con todas sus letras, en su cena con las corcholatas y los gobernadores de Morena del 5 de junio, que quien sacara el primer lugar en la encuesta, ganaría la candidatura a la Presidencia; quien sacara el segundo lugar, obtendría la coordinación del Senado; quien sacara el tercer lugar, tendría el liderato de la Cámara de Diputados; y quien saliera cuarto, tendría un buen puesto en el gabinete.
Si el INE quiere una confesión de parte de que lo que estamos viendo es una campaña adelantada en busca de la candidatura presidencial de Morena, no tiene sino que ir a los diarios y tomar las palabras del Presidente.
Me sorprende que, de todos los partidos de oposición, Movimiento Ciudadano sea el único que padece la misma desviación óptica de quien esto escribe, pues ha sido el único en presentar una denuncia ante el INE de que ve el mismo elefante, a saber: que el proceso de precampañas desatado por Morena sucede en una flagrante ilegalidad.
Me pregunto si los consejeros del INE irán al oftalmólogo estos días, o seguirán viendo sólo lo que los documentos de Morena les piden mirar.