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EL CIRCO DE LA POLÍTICA EN UNA SOLA PISTA

Hacer de la política un espectáculo no es cosa nueva, los romanos ya lo practicaban en el majestuoso Coliseo Romano, construido en los años del 72 al 80 d. C por el emperador Vespasiano e inaugurado por su hijo el emperador Tito.

El Coliseo se construyó principalmente para albergar juegos de gladiadores, así como para otros eventos diversos. Los juegos, también llamados "munera", solían ser organizados por particulares y no por el Estado, primero como ceremonias religiosas y después como demostración de prestigio y poder familiar. Se hicieron muy populares por razones políticas. No olvidar al poeta Juvenal quien en su sátira X alrededor del año 100 d. C escribiera que “al pueblo pan y circo” como una última llamada al pueblo romano, quien ya había olvidado su derecho de nacimiento a involucrarse en la política.

Cualquier parecido con la realidad en nuestro querido México, sobra decir, que es pura coincidencia. El pueblo bueno ha olvidado su derecho a ejercer libremente su voto y participar de esta manera en la política. Al igual que los gladiadores entretenían al pueblo, hoy los programas sociales son suficientes para dejarlo satisfecho. Mientras que la política era tema de los emperadores romanos, en nuestro tiempo es exclusivo de los partidos políticos, de sus representantes y gobernantes que han emanado de sus filas.

Los tiempos han cambiado y ahora desde la tribuna del Palacio Nacional el gran circo se ha montado con una sola pista, con cuatro “corcholatas” y dos “corcholatitas de relleno” suficientes para brindar un gran espectáculo, dizque, democrático y entretener al pueblo bueno y sabio. Mientras los opositores dan un pobre show sin ponerse de acuerdo quien será su gladiador o quedarse, simplemente, como espectadores rumiando sus ambiciones.

Lo cierto es que el circo ha comenzado para todo público violando las reglas y la ley electoral, los corcholatos han sacado a relucir sus mejores galas de mitómanos ofreciendo el oro y el moro; y, tratando de agradar al gran elector. Parecía que México ya había superado los tiempos del “tapado” o del “dedazo” y se transitaba hacia una vida democrática con reglas claras y un árbitro totalmente imparcial, pero ¡oh Sorpresa! El gran mago de la política con su sombrero mágico decidido a sacar una encuesta inmaculada y al público expectante sorprender con un “corcholatazo” indicando, tal vez, que es una damisela la afortunada en continuar su legado.

¡Bueno! Son los tiempos de la 4T y esto es lo que el pueblo bueno quiere, son los riesgos de la democracia ¡oh que no! Aristóteles ya había advertido para su época que había formas puras e impuras de gobierno, las formas de hacer políticas puras son: la monarquía, aristocracia y la democracia, de las formas impuras corresponden, respectivamente, a la tiranía, oligarquía y demagogia. Es decir, a la democracia le corresponde la demagogia. Basta ser observador para darse cuenta que forma de gobierno esta dominando en los tiempos actuales, si es pura o impura.

Por fortuna, todos los ciudadanos contamos, aún, con nuestra libertad y derecho de ejercer nuestro voto, nuestra disyuntiva es hacerlo con plena consciencia o seguir la máxima romana “al pueblo pan y circo”.

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