"¿Qué hay en un nombre? Aquello que llamamos una rosa por cualquier otro nombre olería tan dulce".
William Shakespeare,
Romeo y Julieta
¿Tiene la oposición alguna oportunidad de ganar las elecciones de 2024? Sería muy difícil, pero mientras tengamos democracia no será imposible. De hecho, desde que hemos tenido árbitros electorales imparciales, el partido en el poder solo ha ganado una de cuatro elecciones presidenciales.
La fortaleza del presidente López Obrador y Morena es innegable. Juntos no solo conquistaron la Presidencia en 2018, sino mayorías absolutas en dos legislaturas consecutivas. López Obrador ha logrado algo extraordinario: unir en alianza a antiguos activistas de la izquierda, como Claudia Sheinbaum, Alejandro Encinas y Martí Batres, con políticos del viejo PRI corporativista, como Marcelo Ebrard, Manuel Bartlett o Adán Augusto López. No es fácil forjar un movimiento con los ideales de la izquierda y las mañas del viejo PRI. Los programas sociales, que el Presidente afirma entregar a siete de cada diez hogares, y que ha logrado personalizar de manera que mucha gente piensa que salen de su bolsillo, son un elemento muy importante de la popularidad del mandatario y su movimiento.
Las encuestas colocan muy arriba a Morena y a sus candidatos en estas campañas anticipadas. El Presidente ha dado a sus corcholatas una gran exposición: desde hace meses recorren el país para promoverse sin recato. Basta que los candidatos digan que son aspirantes a la coordinación de los comités de defensa de la 4T y que las campañas son recorridos para que los consejeros del INE olviden las restricciones a las campañas y precampañas que la izquierda promovió en 2007. Tampoco importan los gastos: solo los espectaculares de las corcholatas cuestan más que los 30 millones que Morena y sus aliados les han repartido oficialmente.
La contienda, sin embargo, apenas empieza y el panorama ha venido cambiando con rapidez. El propio Presidente impulsó a Xóchitl Gálvez al negarse a concederle derecho de réplica en su mañanera, después de que afirmó, falsamente, que ella quería eliminar los programas sociales del gobierno y las pensiones. De nada le sirvió a Xóchitl tener un amparo que ordenaba que se le concediera espacio en la mañanera; tampoco que AMLO haya prometido previamente que acataría la orden de un juez. La negativa a abrirle la puerta fortaleció a Xóchitl, quien buscaba previamente la candidatura a la Ciudad de México, pero que ahora ha saltado a empatar a Santiago Creel a la cabeza de los candidatos presidenciales de la oposición, por lo menos en la encuesta de El Financiero.
Conforme los candidatos de la oposición aumenten sus actividades y se vuelvan más conocidos podrán reducir la brecha que mantienen los punteros de Morena. Los errores de la Presidencia imperial se han venido acumulando. López Obrador se ha distanciado de las clases medias que fueron fundamentales para su triunfo en 2018. Un porcentaje de la población -minoritario, pero importante- votaría por cualquier candidato que no sea de Morena.
Sin embargo, Morena sigue siendo favorito. Su proceso de selección de candidato ha sido cuidadosamente diseñado para preservar la unidad. La oposición, en cambio, ha pasado por un tumultuoso proceso de definición para generar un método complicado de selección de candidato que ha provocado ya la renuncia de Germán Martínez Cázares y Lilly Téllez.
El Presidente no logró cambiar las reglas electorales, ni con el plan A ni con el B. Esto significa que, a pesar de la incorporación de consejeros cercanos a Morena, el INE sigue siendo independiente. Y los mexicanos son muchas veces contreras al votar, como lo demuestra el triunfo de López Obrador.
· ANTE LOS OJOS
"El INE no puede obviar lo que está ante sus ojos", dijo la consejera Claudia Zavala. Sin embargo, los otros dos consejeros de la Comisión de Quejas, Rita López y Jorge Montaño, descartaron emitir medidas cautelares. Morena puede seguir con sus campañas anticipadas... y la oposición también.