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DÍA CON DÍA

Polarización. Un eco clásico

 

 

Lo que sucede en los hombres, según Tucídides, cuando la polarización los lleva a la guerra:

“Cambiaron, para justificarse, el ordinario valor de las palabras. La audacia irreflexiva fue considerada valiente adhesión al partido; la vacilación prudente, cobardía disfrazada; la moderación, una manera de disimular la falta de hombría, y la inteligencia para todas las cosas, pereza para todas.

“Los exaltados eran siempre considerados leales, y los que les hacían objeciones, sospechosos. Si uno urdía con éxito alguna maquinación, era inteligente, y más hábil aún si la descubría; en cambio, el que tomaba precauciones para que no le hiciera falta apelar a estos procedimientos era considerado como traidor al partido y temeroso de los enemigos.

“En una palabra, el que se adelantaba a un enemigo que quería causarle algún mal, era alabado, e igualmente el que invitaba a comportarse así a otro que no tenía esa intención.

“Y hasta tal punto fue esto así, que los lazos de la sangre llegaron a tener menos fuerza que los de partido, ya que éste estaba más dispuesto a mostrar una audacia sin miramientos; pues estas asociaciones no buscaban un beneficio público, guiándose de las leyes en vigencia, sino, violándolas, el abuso del poder.

“Las promesas de fidelidad recíproca no las confirmaban tanto con los ritos tradicionales, como con la complicidad en el crimen.

“Vengarse de alguien era más deseable que no haber sufrido daño inicialmente; y si alguna vez se pactaba bajo juramento la reconciliación, este juramento, a los ojos de ambos partidos, tenía un valor momentáneo.

“Y el que en la ocasión oportuna era el primero en cobrar ánimos al ver indefenso al enemigo, se vengaba con más gusto a causa de su confianza que si lo hiciera en lucha abierta.

“Y tomaba en consideración no sólo la mayor seguridad, sino también que al vencer con engaño lograba por añadidura la gloria de una victoria conseguida por la inteligencia.

“En efecto, los hombres, en su mayor parte, se oyen llamar con más gusto astutos cuando no pasan de criminales, que tontos cuando son hombres de bien: de esto se avergüenzan y de aquello se jactan”.

(Historia de la Guerra del Peloponeso, III, 82, Trad. de Francisco Rodríguez Adrados).

Ámbito: 
Nacional