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EL ASALTO A LA RAZÓN

AMLO regala un 'home run' a Xóchitl

 

A mediados de marzo de 2006, el presidente Vicente Fox se entrometió:

“Para qué andar inventando carrera cada ocho días o más bien cada sexenio; que si un nuevo modelo económico, que si una nueva política social. Lo que necesitamos es permanencia de políticas públicas. Hay que cambiar de jinete, pero ¿para qué cambiar de caballo, si el caballo va caminando bien…?”

Por esas fechas, el candidato Andrés Manuel López Obrador soltó el célebre “¡Ya cállate chachalaca!”.

Tres meses y medio después (2 de julio) AMLO, por tristes, pero efectivos 236 mil votos fue derrotado por Felipe Calderón.

En septiembre del mismo año, los siete magistrados del Tribunal Electoral sentenciaron que la intromisión de Fox fue la mayor “irregularidad” en el desarrollo del proceso electoral.

“Llegó a hacer comentarios indirectos o metafóricos e incluso menciones expresas que incidían sobre las posiciones políticas que competían en la elección”, dijeron, pero validaron los comicios.

Esa foxiada, mezclada con mentiras y supercherías “algorítmicas”, sustentaron la patraña del “fraude”, el plantón que partió la capital y la pantomima presidencia legítima.

Como Presidente electo, 12 años más tarde, López Obrador dijo: 

“Debo reconocer el comportamiento respetuoso de Enrique Peña Nieto en este proceso, muy diferente al trato que dieron los pasados titulares del gobierno”, y lo ha repetido en varias ocasiones.

El recuerdo se aviva tanto por la precoz y abierta injerencia de AMLO en los ilegales prolegómenos de las elecciones de 2024 como porque ha centrado su embestida no solo en los prospectos de la oposición, sino contra quien apenas es precandidata, Xóchitl Gálvez, a quien viene tratando con saña inaudita.

Y el viernes arrojó una bomba nuclear:

“Me quieren silenciar (el Tribunal Electoral). No quieren que yo hable. ¿Y dónde queda la libertad y la libertad de expresión y el derecho a la réplica y el derecho a disentir? ¿Todavía no nos notifican? ¡Ah bueno!, pues puedo decir —me da tiempo todavía, antes de que me vayan a cepillar—, pedirle a Claudio X que se apure con la investigación con los contratos de su protegida. Siendo funcionaria, sus empresas recibieron contratos para obras por cerca de mil 500 millones de pesos. Nada más que lo aclaren, el que nada debe nada teme, y la vida pública tiene que ser cada vez más pública…”.

Xóchitl reviró en un tuit sin desperdicio: 

“Presidente, anda muy hater (odiador). Recuerde que el que se enoja pierde y usted está muy encabritado. No se desquite conmigo porque sus corcholatas no levantan. Para el éxito no hay recetas mágicas. Juegue limpio, #MéxicoMereceMás. Le dejo una última reflexión, espero la disfrute tanto como yo”, y anexa un video de 2005 en el que AMLO dice:

“Imagínate un presidente que llega al poder a partir de un cambio, enarbolando la bandera de la democracia y que lo primero que hace, o de las cosas más representativas, más significativas en el terreno político, es descalificar a la mala a uno de sus adversarios…”.

Palabra deshonrada.

Ámbito: 
Nacional