El Morelos de Graco
El de Graco Ramírez es un gobierno inédito: nunca antes había sucedido lo que hoy vemos en nuestro estado.
La situación en Morelos está fuera de control: la crisis social y el conflicto entre el FAM y la administración estatal ha ido escalando hasta salir del estado y meterse en la agenda nacional. Los problemas locales se multiplican por decisiones equivocadas del gobierno y la arrogancia del jefe del ejecutivo; a pesar de lo evidente, el tabasqueño insiste en apostar por la confrontación y la descalificación a todos sus críticos. El caos está a la vista.
El gobierno de Graco Ramírez está provocando escenarios inéditos en muchos sentidos: nunca antes nuestra entidad enfrentó tantos conflictos al mismo tiempo, nunca antes la iglesia y la universidad estuvieron tan unidas con un mismo objetivo, nunca antes los transportistas, los campesinos y los maestros cerraron filas por una misma causa y nunca antes tantos grupos sociales y ciudadanos se manifestaron en contra de un gobernador.
La crisis en el Morelos de Graco es evidente. Los conflictos que agobian al gobernador lo han llevado a una posición de alto riesgo en donde, por primera vez en lo que lleva de su sexenio, el propio jefe del ejecutivo habla de revocación de mandato, de desaparición de poderes y de renuncia. Como estrategia de comunicación, es lo peor que pueden hacer.
Muchas veces a lo largo de estos cuatro años diversos grupos lanzaron al aire tales peticiones, pero es la primera ocasión que el mandatario las utiliza en su discurso, en sus entrevistas públicas y en sus mensajes de redes sociales. Que Graco haga eco a estas demandas, las retome y las utilice de manera cotidiana en sus mensajes, habla de la preocupación que tiene en la mente. Los críticos del régimen pegaron en el punto más sensible del tabasqueño.
Hoy Graco está contra las cuerdas: sus arranques violentos, su postura retadora y la gira de medios es un reflejo del nerviosismo gubernamental. La estrategia de comunicación intenta desesperadamente retomar el rumbo, marca un cambio de actitud, llama al gabinete a cerrar filas, ordena tuiteo insistente y busca abrir espacios en todos los medios posibles. Nada funciona: troleo, abrazos y selfies no son la solución a la crisis que enfrenta hoy esta administración. La comunicación es el talón de Aquiles de este régimen, pero el origen de los conflictos es la actitud y el desempeño de los integrantes del régimen.
El problema de fondo es claro: actitud. El gobernador no está dispuesto a modificar su forma de ejercer el gobierno, ni acepta que sus arranques coléricos y su manera de actuar lo ha llevado a una situación muy complicada. Graco se va a morir en la raya: seguirá arrogante y apostará por vencer a sus críticos, aunque a la vuelta del tiempo eso acabe con su gobierno, su carrera política y la libertad de su familia.
Ya no hay forma de que el tabasqueño gane la batalla: son demasiados frentes abiertos y muy grande el enojo en contra de él. La fuerza de su régimen ha mermado sustancialmente, sus enemigos han crecido exponencialmente y sus aliados poco a poco marcan distancia de su figura y su administración. Graco Ramírez se nota desencajado, sólo y con más enemigos de los que es capaz de enfrentar.
Si los adversarios del jefe del ejecutivo leen bien el escenario, se darán cuenta que la historia de Graco se ha escrito. Los actos de represión, el discurso retador y su manejo de medios es reflejo de la enorme crisis interna. Cuándo los adversarios entiendan que han arrinconado al perredista y lo han hecho sangrar (figurativamente), pueden endurecer su postura e ir a fondo en sus demandas. Políticamente hablando, Graco está herido de muerte.
Para el gobernador perredista ya no hay muchas opciones a las cuales recurrir: Morelos ya entró a la agenda nacional y su nombre (el de Graco) se puso en la mesa donde se discuten los casos de corrupción que se van a procesar en los próximos meses. La lucha anti corrupción del presidente Enrique Peña Nieto incluye acciones contra gobernadores: Javier Duarte irá a la cárcel, lo mismo que Guillermo Padrés y Rodrigo Medina. En esta baraja falta un perredista y puede ser Graco Ramírez.
Los excesos de perredista han lastimado sus acuerdos nacionales: el tabasqueño era útil en el escenario nacional porque manejaba un buen discurso a favor del presidente, porque servía de aval al gobierno desde el PRD y su figura era respetada en las izquierdas. El enorme desgaste social y los escándalos de su administración han disminuido la rentabilidad política de Graco: ya no es la mejor opción para validar las acciones del gobierno federal y poco a poco se convierte en un dolor de cabeza para la federación. Graco Ramírez está quedándose solo.
Los días, las semanas y los meses que vienen serán muy duros para el gobernador de Morelos. Aún no queda claro su futuro, no suena sencilla su destitución del cargo, pero si se aprecia la ingobernabilidad en su administración. Aún cuando la federación insista en protegerlo, su estancia en la tierra de Zapata va a ser cada día más complicada.
Insisto: Graco abrió más frentes de los que es capaz de atender y no hay manera de que gane la batalla, ni forma de que salga bien librado de la lucha que enfrenta.
Apostar por Graco es apostar por el caos y el hundimiento de Morelos.
- posdata
El plantón del Frente Amplio Morelense era pacífico y hasta insipiente. No más de quince personas estaban apostadas en los pasillos del palacio de gobierno, no representaban un riesgo para los trabajadores, no interferían en el funcionamiento de las oficinas, ni tampoco afectaban el entorno del centro histórico. Era realmente un plantón pacífico.
Lo que llamaba la atención de la manifestación eran las mantas en contra del jefe del ejecutivo, consignas duras, pero que a la vuelta del tiempo se convertían en parte del paisaje del lugar. Unos días después de instalado el plantón, el interés por el mismo lo perdieron hasta los integrantes del FAM.
¿Por qué decidir retirarlo? ¿A quién se le ocurrió la brillante idea de hacerlo? ¿Cuáles fueron los argumentos? ¿Qué beneficios concedía al gobierno moverlos? ¿Por qué justo un día antes de la reunión del FAM en la secretaría de gobernación?
Ese tipo de acciones y decisiones son las que han hundido a Graco. El retiro de los manifestantes elevo exponencialmente el problema, acaparó la atención de la prensa nacional y permitió a Javier Sicilia hacer lo que mejor sabe. En el imaginario colectivo y para la mayoría de la prensa (excepto obviamente los periódicos rosas y la Cinta de aislar) lo que se narra es que hubo abuso policiaco, actos de represión y golpes al vocero del FAM. Por más esfuerzos que se hicieron desde el gobierno para demostrar lo contrario, la información en contra de Graco Ramírez y a favor de Sicilia los apabulló.
Pero fue el propio gobierno de Morelos quien dio argumentos al FAM y a Sicilia para victimizarse; al mandar retirar el plantón, validaron las acusaciones y concedieron a los inconformes un nuevo y muy fuerte elemento de negociación ante el gobierno federal. Cuando Graco mandó al MU, cerró la puerta al diálogo con el FAM, se anuló como interlocutor con los grupos inconformes y obligó a la Segob a atender con más cuidado a los integrantes del Frente Amplio.
Incluso en el caso del rector, a quien se le señala de malos manejos y de utilizar este movimiento para cubrir sus tropelías, esta acción gubernamental le otorga más elementos a favor: lo victimiza y enrarece el proceso en su contra. Después de lo ocurrido el lunes, va a ser más difícil proceder jurídicamente contra el jefe universitario.
Insisto ¿Quién asesora a Graco Ramírez en este tipo de cosas? ¿De quién fue la idea de mandar a la policía a desalojar al FAM? ¿A quién le incomodaba una docena de ciudadanos sentados en los pasillos del palacio de gobierno?
Desde cualquier ángulo la decisión fue terrible y agrega una mancha más a la imagen de Graco Ramírez.
Ahora además de todo, lo llamarán represor.
- nota
Y como si lo del lunes no fuera suficiente para enrarecer el clima social y político de Morelos, el martes hubo un enfrentamiento entre policías del mando único y pobladores de San Pedro Apatlaco.
Los integrantes del FAM estaban sentados en la mesa del subsecretario Campa cuando les avisaron del conflicto y el tema se incluyó en la agenda que trataban en gobernación: “Ahí está otro acto de represión de Graco” dijeron al funcionario federal, quien a su vez buscó al gobernador para solicitarle que la policía se replegara. Graco NO le tomó la llamada.
Lo que siguió en aquella comunidad es historia conocida: hubo agresiones de ambos bandos, presencia de mucha policía, presencia de algunos elementos del ejército y el sobrevuelo a baja altura del helicóptero de seguridad. La revuelta duró cuatro horas, según narran varios compañeros reporteros de aquella región; al final el reporte contabiliza algunas decenas de heridos (en su mayoría policías) y varios ciudadanos detenidos.
Esta sumatoria de incidentes y problemas se añadieron a la agenda de nuestro estado en gobernación. Morelos está en la mesa de los subsecretarios y en próximos días el propio secretario Osorio recibirá a los integrantes del frente.
Luego de dos entrevistas la Segob ha reconocido al FAM y a sus integrantes, admite que hay problemas en Morelos y acepta acudir la próxima semana a nuestra entidad a entrevistarse con los sectores que denuncian violaciones a sus derechos humanos y exigen la destitución del gobernador Graco Ramírez. La condición que pusieron los integrantes del FAM para encontrarse la próxima semana en Morelos con el subsecretario Campa fue que NO haya presencia del gobierno estatal. Gobernación aceptó.
La situación en Morelos es muy complicada. Graco Ramírez vive uno de sus momentos más difíciles y la vulnerabilidad de su gobierno es evidente. Continuar por la misma vía y apostar por la confrontación es kamikaze.
- post it
Ante las múltiples crisis que enfrenta nuestro estado, es necesario que alguien ponga un alto. El nivel de confrontación en muchos sectores, entre los tres poderes y en varios municipios muestra un escenario caótico en nuestra entidad que a nadie beneficia.
Son muchos los problemas que hoy están abiertos en la agenda del estado, empezando por los altísimos niveles de inseguridad y violencia, la marcada crisis económica y la ofensiva impunidad.
La gente está enfadada, desesperada y sectores que parecen dispuestos a traspasar la delgada línea que divide el debate verbal de la confrontación física.
Insisto: a nadie conviene lo que hoy está pasando en Morelos: los conflictos son demasiados y la capacidad para solucionarlos ya no depende de un solo hombre, ni tampoco se resolverán con la salida de una sola persona.
Lo que Morelos necesita urgentemente es reconciliación y por el momento no se ve a nadie que apueste por ello. El ejecutivo sigue firme en su arrogancia, el congreso se auto-anuló como factor de equilibrio y los partidos no existen.
Alguien debe buscar la conciliación. Quien lo haga brindaría una salida política a los problemas del estado, pero también ganaría el mérito de ofrecer un rostro distinto a la política que hoy se hace en Morelos.
- redes sociales
Lo de Cuernavaca es una mezcla de tragedia y comedia: un alcalde que no sabe nada de administración pública y desconoce la ciudad de gobierna y dos hermanos con fama de pillos y corruptos que se dice engañados.
Cuauhtémoc Blanco es acusado de corrupto por dos personajes de nula credibilidad y terrible fama pública; Julio y Roberto construyeron la historia de mentiras de Cuauhtémoc, armaron las ilegalidades para postularlo como candidato y hoy que se quedaron fuera de la fiesta denuncian que son víctimas del monstruo que ellos mismos crearon.
Blanco Bravo puede ser el pillo que narran los hermanos Yáñez, pero ellos no son mejores que el alcalde. Uno y otros están en fuera de lugar, jugaron con cachirul y engañaron a la gente.
Lo peor de todo no es que hoy conozcamos los enjuagues de estos personajes, sino que a sabiendas de ello (todos sabíamos que Cuauhtémoc NO vivía en Cuernavaca) muchos ciudadanos le concedieron su voto.
Comentarios para una columna entretenida: eolopacheco@elregional.com.mx
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