El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, carga contra las agencias Fitch Ratings y Moody´s después de que rebajaran su calificación a la paraestatal, Petróleos Mexicanos (Pemex). La caída en las calificaciones, derivada de la debilidad operativa y financiera de la petrolera, supone una piedra más en el camino de la empresa para reflotar sus finanzas, ya que encarecerá su acceso al crédito, sin embargo, el mandatario ha desestimado los efectos de este descenso en la percepción de riesgo de la petrolera: “Es una burla todo esto de las calificadoras, son calificadoras que actúan en función de intereses y lo peor de todo es que se les tiene que pagar. Desde luego está muy difícil ganarles a los leguleyos de las calificadoras, son tecnócratas marrulleros que seguramente van a decir ‘sí, pero hay otras variables”, ha expresado en su habitual conferencia de prensa en Palacio Nacional.
López Obrador ha asegurado que la información emitida por este tipo de agencias no perjudicará en nada a la petrolera del Estado y desacreditó a las calificadoras de riesgo con el argumento de que han sido parte del engranaje neoliberal para manipular la información. “No pasa nada, aquí lo que se tiene que tomar en cuenta es que la deuda de Pemex ha bajado y eso lo podemos probar. Pemex tiene utilidades mayores porque hemos bajado los costos de extracción y nunca se había invertido tanto en refinación”, apuntó.
El Ejecutivo defendió una vez más su política energética a favor de la soberanía en la producción de combustibles y su interés en que no suban los precios de las gasolinas. “No afecta en nada, es parte de la simulación que existía durante el predominio del periodo neoliberal, es como a estas alturas tomar en cuenta lo que opine el Fondo Monetario Internacional (FMI), que está totalmente desacreditado”, comentó.
A mediados de este mes, Fitch Ratings redujo la calificación de Pemex de BB- a B+ con perspectiva negativa. Una evaluación que supone una calidad crediticia pobre o dudosa. “La reducción de estos puntajes refleja el impacto ambiental y social asociado con múltiples accidentes en las instalaciones operativas de Pemex desde febrero de 2023, que resultaron en víctimas y lesiones a sus empleados y daños a infraestructura y activos críticos”, menciona la calificadora en el desglose de su evaluación.
En esta misma línea, la semana pasada Moody´s ratificó la calificación de Pemex en B1, pero cambió la perspectiva para la petrolera estatal de estable a negativa, ya que estima probable que enfrente mayores riesgos crediticios. Moody’s reprobó la débil liquidez de Pemex y su alta dependencia del apoyo del Gobierno federal. “En ausencia de cambios fundamentales en la estrategia comercial de la empresa, es probable que enfrente mayores riesgos crediticios, dada su incapacidad para aumentar las inversiones de capital y mejorar su desempeño financiero y operativo”, explicó la calificadora.
Moody´s advirtió de que podría bajar la calificación de Pemex ante la evidencia de una baja en la producción o si su desempeño operativo se erosiona por falta de inversión en mantenimiento. Además, también hizo hincapié en que el acceso de Pemex a los mercados de capital es limitado, dado su alto riesgo crediticio y la falta de medidas para mitigar su exposición a riesgos ambientales, sociales y de gobierno corporativo. Pemex, añadió, seguirá recibiendo apoyo del Gobierno este año y el próximo, pero advirtió que la siguiente Administración tendrá dificultades para continuar ayudando a la petrolera más endeudada del mundo con una deuda superior a los 107.000 millones de dólares.
Aunque el Gobierno insiste en que las rebajas de calificación no afectarán a la petrolera, la semana pasada los bonos de Pemex fueron los mayores perdedores en América Latina. Los pagarés con vencimiento en 2025 de la petrolera mexicana cayeron 1,6 centavos, alrededor de 95 centavos por dólar.