“Aguilar Camín… está diciendo que yo voy a promover un juicio de desafuero en contra de la señora Xóchitl… Yo no voy a hacer eso, nunca lo haría… No, no, no, no, no.

“No. Yo soy partidario de las libertades. Yo padecí de un desafuero, ¿cómo voy a hacer lo mismo que me hicieron a mí?”.

Me congratulo de esta definición del Presidente. Es un claro No al desafuero de Xóchitl Gálvez. Entiendo que su toma de compromiso no es sólo una definición personal, sino esencialmente política.

Es decir, que el Presidente no sólo no dará pasos contra la senadora Gálvez desde su oficina y su mañanera, sino que contendrá también las iniciativas y las trácalas de sus partidarios.

El desafuero contra López Obrador en 2005 lo orquestó el presidente Fox. Todos los demás fueron sus personeros.

Lo mismo pasa con el posible desafuero y con la ofensiva legal de ahora contra la senadora Xóchitl Gálvez.

El presidente López Obrador pudo echar a andar y puede detener también a todos los que empezaron el acoso legal contra la aspirante presidencial.

Lo mismo, exactamente lo mismo, sucedió con Fox contra López Obrador en 2005. Fox echó a andar el proceso cuando quiso y Fox detuvo el proceso cuando quiso.

Como presidente de la República, López Obrador está hoy exactamente en la misma posición que Fox en 2005: puede contener a sus personeros, autores de la ofensiva contra la senadora Gálvez. O puede dejarlos que sigan su camino de consignas y servidumbres políticas.

El presidente López Obrador es responsable pleno de lo que hagan sus personeros contra Xóchitl Gálvez. Igual que Fox fue responsable pleno de lo que hicieron sus tentáculos oficiales cuando se lanzó contra López Obrador en 2005.

Reitero que el delito por el que Fox se puso innegociablemente legalista contra López Obrador en 2005 fue un delito real. López Obrador había desacatado el mandato de un juez.