Una asamblea con abrumadora mayoría femenina acudió a un mitin de Marcelo Ebrard en Ciudad de México este domingo. Un día antes, Claudia Sheinbaum, su principal rival por la candidatura de Morena, hizo lo propio en un acto en el Estado fronterizo de Baja California, en el que se pronunció contra la impunidad de los crímenes contra las mujeres. El mismo fin de semana, los seguidores de Xóchitl Gálvez sacaron un nuevo video con inteligencia artificial contra el machismo y para hacerse eco de las denuncias por violencia política de género contra Andrés Manuel López Obrador. “Es tiempo de las mujeres”, dijo Beatriz Paredes al anunciar que ya había recaudado más de 300.000 firmas para respaldar su carrera como aspirante del opositor Frente Amplio por México. Más allá de las propuestas de campaña y los debates al calor de los micrófonos, la batalla entre las corcholatas de Morena y la oposición se ha desplazado a la caza del voto de las mujeres, que son casi el 52% de la lista nominal de electores y han impulsado el feminismo como el movimiento social más importante en lo que va del sexenio de López Obrador.
A pesar de que Sheinbaum es la única mujer entre los seis contendientes por la postulación de Morena y de que las mujeres también son minoría entre los aspirantes del Frente opositor, el grueso de las encuestas apunta a que es muy probable que la carrera por la presidencia de México se defina entre dos mujeres. Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum se perfilan como las favoritas de ambos bandos, aunque a menos de un mes de que se definan las candidaturas del oficialismo y la oposición todo sigue abierto.
Ebrard, principal perseguidor de Sheinbaum y puntero según algunas de las llamadas encuestas robot, ha remado contracorriente durante mes y medio contra la idea de que la contienda estaba definida e inclinada a favor de la exjefa de Gobierno de Ciudad de México. Eso ha implicado, en parte, contrarrestar la estrategia de su rival de insistir en que es tiempo de que el país sea gobernado por una mujer. “Es tiempo de las mujeres y de los hombres”, ha insistido. El excanciller dobló la apuesta este domingo y presentó el “pasaporte violeta”, su propuesta para impulsar la igualdad y ganar apoyos entre las votantes.
El exsecretario aseguró que el siguiente nivel de la Cuarta Transformación, el proyecto político de López Obrador, es dar apoyo a las mujeres. “Organizar a todo el Gobierno para acompañar y proteger a las mujeres es el anhelo que representa el pasaporte violeta”, sostuvo Ebrard al dar a conocer la propuesta. El excanciller promete entregar 3.000 pesos al mes a las jefas de familia, darles prioridad a las tarjetahabientes en trámites administrativos, distribuir productos gratis de higiene menstrual y garantizarles acceso gratuito a servicios de salud sexual y reproductiva. También promueve un fondo para financiar proyectos encabezados por mujeres y otorgar becas, así como pagar los abogados de víctimas de violencia machista y ofrecer apoyo en una línea telefónica para acelerar las denuncias.
La presentación se hizo en una asamblea con mujeres que hablaron de la violencia y las brechas sociales que han enfrentado, y en la que su esposa, Rosalinda Bueso, y la senadora Malú Micher tuvieron un papel central. Es la propuesta más detallada que ha hecho en su campaña, desde que dio a conocer el plan Ángel ―su estrategia de seguridad―, a principios de julio. Ebrard y Sheinbaum ya habían entrado en el cuerpo a cuerpo esta semana, cuando la exjefa de Gobierno presentó su propio plan contra la delincuencia, un coto que había ocupado el excanciller en lo que va de la etapa de recorridos por todo el país.
Sheinbaum también se esforzó por acercarse a las votantes, en su visita al norte del país. “Como mujer, como madre, como abuela, como exjefa de Gobierno, y si las y los mexicanos lo deciden, como coordinadora de la Defensa de la Cuarta Transformación, hago el compromiso de seguir luchando contra toda forma de violencia y por la igualdad sustantiva de las mujeres”, escribió en sus redes sociales. La exjefa de Gobierno se ha posicionado en la contienda de Morena como la aspirante más cercana a las mujeres, aunque todavía no está claro si ese atributo se ponderará en la encuesta interna que definirá la candidatura. La metodología de la medición sigue siendo una incógnita y un punto de choque entre los contendientes.
Pese a dejar el cargo desde hace semanas, la exjefa de Gobierno se ha visto involucrada en la polémica por la aparatosa detención del fiscal de Morelos, Uriel Carmona, acusado de entorpecer las investigaciones del feminicidio de Ariadna Fernanda López. La oposición sostiene que no hay fundamento legal para que la Fiscalía de Ciudad de México capture a su homólogo de otro Estado y acusa que se utiliza el caso Ariadna para rédito político. El oficialismo defiende, en cambio, que el arresto es una muestra de que no habrá tolerancia a quienes obstaculicen el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. Sheinbaum se ha desmarcado del operativo y ha insistido en que la Fiscalía es autónoma. Al mismo tiempo, ha convertido el proceso contra Carmona en una bandera contra la violencia machista durante su campaña. “Es un ejemplo para que nunca más alguien que se dedique a la procuración de justicia encubra un feminicidio”, dijo.
Tras obtener medidas cautelares contra el presidente, Gálvez ha llamado “machito” a López Obrador y ha sabido capitalizar la imagen de que puede enfrentarse a la maquinaria electoral de Morena y a los ataques que ha denunciado del mandatario. “Si llegas lejos es porque te ayudaron, si te promueven es porque le gustas a tu jefe, si eres la jefa es porque eres una perra”, se escucha en el nuevo video que promueve sus aspiraciones presidenciales. “Si quieres llevar a tu país a un destino mejor, dirán que te ayudaron, que te impusieron, que mientes, que no puedes, que escondes algo”, dice una voz en off, muy similar a la de la propia senadora.
Dentro de la oposición, Paredes también defiende que la candidata debe ser una mujer, aunque no Gálvez, sino ella. La expresidenta del PRI ha sido más mesurada al hablar de género y feminismo, pero sus colaboradores sí han defendido públicamente que la postulación y la presidencia no deben ser para una mujer, sino para la mujer más preparada y citan la amplia experiencia que tiene a cuestas: exgobernadora, exembajadora y legisladora. “Le voy a ganar a Sheinbaum”, dijo la priista este fin de semana.
Las mujeres no solo son la mayoría en la lista nominal de electores, también son las que más salen a las urnas, al menos en el ámbito federal. En las elecciones de 2021, las mujeres aparecieron con un porcentaje de votación más alto que los hombres: un 55% de las votantes participaron, mientras que solo poco menos del 48% de los hombres, según datos del Instituto Nacional Electoral. En las presidenciales de 2018, prácticamente dos de cada tres mujeres votaron, mientras que solo el 58% de los hombres lo hicieron. Es una tendencia que se ha replicado en los últimos cinco comicios federales, de 2009 a 2021.
Los movimientos de los últimos días abren el campo para las lecturas y las interpretaciones: entre quienes celebran que las consignas de las mujeres sean representadas hasta quienes denuncian un purplewashing, el empaquetado de la lucha feminista como producto de campaña. También son un anticipo de lo puede estar en liza en las elecciones de 2024: la disputa no solo será por presentarse como el aspirante más solvente, quien ponga freno a la inseguridad o quien materialice las promesas de desarrollo económico y social, también por convencer como la persona más sensible a los feminicidios, las brechas salariales y la discriminación en los hechos, no en los discursos. La línea de meta para conocer a las corcholatas ganadoras está puesta para el 3 de septiembre del lado del Frente opositor y del 6 de septiembre en el caso de Morena y sus aliados.