Lo legal prescribe, lo mediático nunca.
Florestán
Cuando Andrés Manuel López Obrador adelantó los tiempos de su sucesión presidencial en el verano de 2021, tras la derrota de las elecciones intermedias, nunca pensó en llegar al año electoral en las actuales condiciones, cuando se daba por descontado que 2024 sería solo un trámite que hoy parece no serlo tanto por el fenómeno Xóchitl, de su autoría.
Hasta entonces, todo era un día de campo electoral para su proyecto sucesorio ante la falta de una oposición real y competitiva.
Pero cometió el pecado de arrogancia de anunciar, primero, y promover, después, a quien no aparecía en el horizonte sucesorio ni siquiera en la misma oposición, que no la tenía considerada ni para la Ciudad de México, que era lo que quería.
Hoy, Xóchitl Gálvez se ha convertido en la principal adversaria presidencial y de su proyecto más allá de su sexenio.
Pero López Obrador tiene un recurso, conociendo las miserias y debilidades de los dueños de los partidos, y ganar la elección de junio de 2024 en septiembre de 2023, cuando se defina al candidato(a) que le jugará las contras al suyo(a).
Se trata de registrar a sus militantes en el padrón abierto opositor que elegirá a su candidato(a) y sacar al más débil, lo que le allanaría el camino a la reelección vía la autosucesión.
De no hacerlo, el resultado de la primaria opositora podría modificar su decisión, porque será suya, de quién sea su candidato(a).
De hacerlo, ganaría las elecciones de junio de 2024 y la Presidencia de la República, en septiembre próximo.
Lo sabremos en 23 días.
RETALES
1. LASTRE. Por lo pronto, la oposición hizo el primer corte dejando fuera, les decía, a quienes en este proceso buscaban la absolución de su pasado y la negociación de su futuro, alcanzando las semifinales Xóchitl Gálvez, Santiago Creel, Enrique de la Madrid y Beatriz Paredes, que impulsa Alejandro Moreno. Son los que irán a los semidebates que dejarán a tres finalistas, de los que surgirá el candidato(a) el primer domingo de septiembre;
2. ¿GÉNERO? Ayer el presidente López Obrador se autodeclaró víctima, que es lo suyo, de violencia política de género porque éste, dijo, no es solo femenino. Esta es una de sus peores declaraciones que lo presentan como un ignorante del concepto y de que en la violencia de género la única víctima es la mujer, no el presidente de la República. Pero retrata antecedente y momento; y
3. PAYASO. Ese destacado intelectual de izquierda que es Cuitláhuac García subió un video donde primero trata de imitar al querido Javier Alatorre, luego se esconde detrás de un libro de texto fake mientras suena la canción “Caminito de la escuela”, y al final reaparece con música rusa, que no soviética, tocado con una ushanka, gorro ruso de invierno. Todo el ridículo para quedar bien con el palacio presidencial.
Nos vemos mañana, pero en privado